Editorial Alaire

Se diría que con tus plurales dedos encaramados a la sutileza de la altura, sobre todo cuando el viento los mece, sueñas, jacaranda.
Supiste, de tu quietud y silencio, alzarte en mansedunbre y tienes la grandeza de la templanza.
He visto, en otoño, cómo cuelgan desvanecidas tus inflorecencias. Gotean sus violetas como lágrimas.
Un día en una de tus ramas, ¿recuerdas? te injerté un ramita. Y por primavera has engendrado en ella una flor blanca. No dejo de mirarte y ¿sabes?, eres la jacaranda más hermosa del mundo.
He notado desde entonces que tus brotes son más tiernos que nunca y que te estremeces como una plántula cuando la brisa se funde con tus yemas más ingrávidas.
Por un instante me he abrazado a tu tronco y en el rumor de savias he sentido que ahora, muy a tu modo y aunque tú no lo sepas, amas, estás amando, jacaranda.

No me extraña que esta jacaranda tuya esté cada día más bella. Menudas palabras más bonitas. Mi abuela cantaba, con su voz maravillosa, a sus plantas y con ellas comentaba sus inquietudes. Su alma era puro jardin.
He leído varias veces este tema y en todas he podido oler el jardín de la abuela.
Gracias por estos recuerdos.
Te felicito.
Abrazos.

Me encantan estos dos párrafos, es un broche de oro:

He notado desde entonces que tus brotes son más tiernos que nunca y que te estremeces como una plántula cuando la brisa se funde con tus yemas más ingrávidas.
Por un instante me he abrazado a tu tronco y en el rumor de sabias he sentido que ahora, muy a tu modo y aunque tú no lo sepas, amas, estás amando, jacaranda.

Hay cosas que se nos quedan grabadas y que de alguna forma, se hacen parte secreta de nuestra historia. Me gusta como desarrollas esa idea, como la jacaranda acompaña ese camino, las estaciones, los años, el cambio y la mirada cómplice.

Un abrazo amigo

Tu prosa me ha gustado por dos cosas; porque amo las jacarandas y por lo bien escrita. Un abrazo

¡ Qué belleza ! Gracias por compartir, Felipe.

Un saludo.

Qué hermoso canto a la hermandad de la vida, de la vida en todas sus formas...
Y qué capacidad de síntesis...
Lo envidio sanamente.
Aquí en Argentina abunda el jacarandá.
Uno de los más lindos recuerdos de mi infancia es el de las flores de esos árboles tapizando las veredas (en España: aceras), la de mi casa y las de las casas vecinas.
Nunca había leído ni escuchado "jacaranda".
Lo busqué en el diccionario y por lo que allí dice, es el mismo árbol, solo que en algunos países se le llama jacarandá -vocablo agudo, masculino- y en otros jacaranda -vocablo grave, femenino- (según el "mataburros" el nombre original, por supuesto guaraní, es yacarandá).
Todo el tiempo se aprenden cosas.
Un gusto, Felipe.
Un cordial saludo.

Lisandro