Lunares rojos
Publicado: Jue, 23 Dic 2021 0:57
LUNARES ROJOS
Los martillos perforadores estaban faenando en el solar vecino a nuestra casa. El ruido me despertó y me hizo estallar los tímpanos. Miré el reloj. Eran las 7 de la mañana. Hacía calor en la habitación. Me levanté y abrí la ventana; una brisa húmeda la invadió. Minutos después la cerré.
Le dije a mi marido- A estas horas esto debería estar prohibido. No ha salido el sol, la gente durmiendo…
El qué – me pregunta
El ruido – le contesté, y añadí – Me gustaría que saltaran por los aires y que dejaran de molestar. No son horas. Todavía no hay luz.
Corre la cortina a ver qué hacen – me dijo
Me levanté y fui hacia la ventana. Aparté la cortina y vi en el cristal unas manchas como grandes lunares de color rojo.
Ven y comprueba -le digo- Alguien ha pintado la ventana con grandes lunares rojos.
¡Ah sí! Voy a ver – responde con una sonrisilla y una mirada, que sólo yo puedo interpretar.
Se acercó con curiosidad a la ventana, pero al momento se dio la vuelta y su mirada se tornó estupefacta y extraviada.
¡Qué lunares! ¡Es la sangre de los dos operarios que los está destrozando la perforadora incontrolada!
¡Ya! - le dije con media sonrisa- Déjate de bromas.
¡Nada de bromas! - respondió, y luego añadió- Voy inmediatamente a llamar por teléfono al hospital, a la policía, ¡a los bomberos… que acudan todos!
¡Qué horror, Qué horror! … Repetía. ¡¡No mires por la ventana!!-. Esto es una carnicería. Voy a bajar y no salgas de casa.
Yo me quedé en cama un rato más. Después me levanté, pero no miré por la ventana.
Me cuenta mi marido que minutos después se personaron los bomberos, policía, el médico y más tarde el alcalde, pero todos al llegar al lugar de los hechos se tiraban de los pelos horrorizados ante el macabro escenario. Todo había sucedió porque la máquina se descontroló; todavía no saben por qué. Parece ser que comenzó a moverse en todas direcciones, picando en pequeños trozos también a esos dos pobres hombres.
Bueno -le digo a mi marido- al menos por un tiempo podremos dormir hasta las nueve.
-Despiadada mujer.
Los martillos perforadores estaban faenando en el solar vecino a nuestra casa. El ruido me despertó y me hizo estallar los tímpanos. Miré el reloj. Eran las 7 de la mañana. Hacía calor en la habitación. Me levanté y abrí la ventana; una brisa húmeda la invadió. Minutos después la cerré.
Le dije a mi marido- A estas horas esto debería estar prohibido. No ha salido el sol, la gente durmiendo…
El qué – me pregunta
El ruido – le contesté, y añadí – Me gustaría que saltaran por los aires y que dejaran de molestar. No son horas. Todavía no hay luz.
Corre la cortina a ver qué hacen – me dijo
Me levanté y fui hacia la ventana. Aparté la cortina y vi en el cristal unas manchas como grandes lunares de color rojo.
Ven y comprueba -le digo- Alguien ha pintado la ventana con grandes lunares rojos.
¡Ah sí! Voy a ver – responde con una sonrisilla y una mirada, que sólo yo puedo interpretar.
Se acercó con curiosidad a la ventana, pero al momento se dio la vuelta y su mirada se tornó estupefacta y extraviada.
¡Qué lunares! ¡Es la sangre de los dos operarios que los está destrozando la perforadora incontrolada!
¡Ya! - le dije con media sonrisa- Déjate de bromas.
¡Nada de bromas! - respondió, y luego añadió- Voy inmediatamente a llamar por teléfono al hospital, a la policía, ¡a los bomberos… que acudan todos!
¡Qué horror, Qué horror! … Repetía. ¡¡No mires por la ventana!!-. Esto es una carnicería. Voy a bajar y no salgas de casa.
Yo me quedé en cama un rato más. Después me levanté, pero no miré por la ventana.
Me cuenta mi marido que minutos después se personaron los bomberos, policía, el médico y más tarde el alcalde, pero todos al llegar al lugar de los hechos se tiraban de los pelos horrorizados ante el macabro escenario. Todo había sucedió porque la máquina se descontroló; todavía no saben por qué. Parece ser que comenzó a moverse en todas direcciones, picando en pequeños trozos también a esos dos pobres hombres.
Bueno -le digo a mi marido- al menos por un tiempo podremos dormir hasta las nueve.
-Despiadada mujer.