Graffiti
Publicado: Dom, 14 Nov 2021 23:17
Siempre es invierno
donde el susurro de las estrellas
impregna el cuerpo
de los que ya no volverán,
pues cometieron el delito
de declararle su amor
al vuelo de los pájaros.
Sucede que en estos lugares
la palabra pura está amordazada
y los relojes tienen prohibido
marcar las horas,
convirtiendo el toque de queda
en un divertido juego de sátrapas.
Son lugares con boquetes
provocados por la ira.
Una atmósfera hostil cubre
sus laberintos de cemento
y como un vértigo gesta emboscadas,
dejando el asfalto plagado
de desprevenidos corazones
prisioneros entre vidrios rotos.
Los que no saben cómo resucitar
de entre los muertos,
tienen prisa por volver
al insustancial envoltorio
donde hace mucho tiempo se cuecen
el miedo, la no-historia y el letargo.
Desde la lejanía,
un búho canta las horas primeras
del silencio y de la caza,
mientras observa
cómo unos pasos clandestinos
se esconden tras las sombras
de los insoportables mazazos
de una larga noche tirana:
ansiosos buscan la manera
de que su aliento, ahora leve susurro
de estrellas, se transforme
en grito multicolor
pintando en la dura y fría espalda
del minotauro, como Banksy,
su amor por el vuelo de las aves.
donde el susurro de las estrellas
impregna el cuerpo
de los que ya no volverán,
pues cometieron el delito
de declararle su amor
al vuelo de los pájaros.
Sucede que en estos lugares
la palabra pura está amordazada
y los relojes tienen prohibido
marcar las horas,
convirtiendo el toque de queda
en un divertido juego de sátrapas.
Son lugares con boquetes
provocados por la ira.
Una atmósfera hostil cubre
sus laberintos de cemento
y como un vértigo gesta emboscadas,
dejando el asfalto plagado
de desprevenidos corazones
prisioneros entre vidrios rotos.
Los que no saben cómo resucitar
de entre los muertos,
tienen prisa por volver
al insustancial envoltorio
donde hace mucho tiempo se cuecen
el miedo, la no-historia y el letargo.
Desde la lejanía,
un búho canta las horas primeras
del silencio y de la caza,
mientras observa
cómo unos pasos clandestinos
se esconden tras las sombras
de los insoportables mazazos
de una larga noche tirana:
ansiosos buscan la manera
de que su aliento, ahora leve susurro
de estrellas, se transforme
en grito multicolor
pintando en la dura y fría espalda
del minotauro, como Banksy,
su amor por el vuelo de las aves.