Flores al alma
Publicado: Mié, 27 Oct 2021 8:59
I
una montaña ha salido,
de dónde,
de sí misma,
o de la formación de la Tierra,
ah, tan sumamente grande,
tan sumamente unida al pensamiento,
sin saberlo,
todos buscan su cima,
y a ello lo llaman coronarla.
II
Hay un cuento dentro de cada historia.
Los miedos y las dudas no son inmortales.
Las flores dilatan su amor,
el rocío y el polen y la escarcha son argumentos del orden.
No entierren la pasión que se mantiene viva,
ni a la pesadilla sin haberse curado de espanto.
No salgan de los márgenes del tiempo,
allí no encontrarán espacio.
III
Claro que me duele tu lado oscuro,
pero también tengo uno.
Comprendo que no te guste lo que ves.
No opino nada en especial,
mi perspectiva es sólo útil para mí.
Antes de aconsejarte nada,
mi rostro ha sido tu consejo,
no estás acostumbrado a las miradas.
Todas dicen algo distinto,
y si escuchas con atención, verás que son enriquecedoras.
Es por ellas, que se escuchen o se observen, que una imagen vale más que mil palabras.
Hay algunas, como la mía, que siguen buscando la verdad,
pobres, sin saber que la ignorancia
es la fuerza más poderosa que tenemos.
¿Imaginas una vida que te diera todo hecho?
Yo te digo, amigo de barreras, límites y silencios, que no quedaría absolutamente nada.
Sólo hay que confiar…
En la vida.
IV
Mi palabra no siempre me define,
dejo sitio para sus verdaderos protagonistas: Los silencios.
En ellos se asientan las cosas más conmovedoras.
Tantos somos los que sabemos eso…
Que definitivamente nos reconocemos en el propio habla.
Tan diferentes y tan vulnerables al tiempo y a la incertidumbre…
Me sobrecogen.
Ustedes, todos.
Por cada gesto suyo, mi corazón en un puño.
Por cada amor que no se produjo, un nudo en la garganta.
Por la injusta inmensidad de todos ellos,
me asalta la desesperanza.
Por cada debate sobre si el amor existe, una cruz, y un tachón, en mis folios.
Por cada folio que escribo casi sin mirar,
se me vacía el alma,
porque todo lo demás se llena,
y porque para hacer así las cosas con el alma, no hace falta ni una rendija en mi cuerpo.
una montaña ha salido,
de dónde,
de sí misma,
o de la formación de la Tierra,
ah, tan sumamente grande,
tan sumamente unida al pensamiento,
sin saberlo,
todos buscan su cima,
y a ello lo llaman coronarla.
II
Hay un cuento dentro de cada historia.
Los miedos y las dudas no son inmortales.
Las flores dilatan su amor,
el rocío y el polen y la escarcha son argumentos del orden.
No entierren la pasión que se mantiene viva,
ni a la pesadilla sin haberse curado de espanto.
No salgan de los márgenes del tiempo,
allí no encontrarán espacio.
III
Claro que me duele tu lado oscuro,
pero también tengo uno.
Comprendo que no te guste lo que ves.
No opino nada en especial,
mi perspectiva es sólo útil para mí.
Antes de aconsejarte nada,
mi rostro ha sido tu consejo,
no estás acostumbrado a las miradas.
Todas dicen algo distinto,
y si escuchas con atención, verás que son enriquecedoras.
Es por ellas, que se escuchen o se observen, que una imagen vale más que mil palabras.
Hay algunas, como la mía, que siguen buscando la verdad,
pobres, sin saber que la ignorancia
es la fuerza más poderosa que tenemos.
¿Imaginas una vida que te diera todo hecho?
Yo te digo, amigo de barreras, límites y silencios, que no quedaría absolutamente nada.
Sólo hay que confiar…
En la vida.
IV
Mi palabra no siempre me define,
dejo sitio para sus verdaderos protagonistas: Los silencios.
En ellos se asientan las cosas más conmovedoras.
Tantos somos los que sabemos eso…
Que definitivamente nos reconocemos en el propio habla.
Tan diferentes y tan vulnerables al tiempo y a la incertidumbre…
Me sobrecogen.
Ustedes, todos.
Por cada gesto suyo, mi corazón en un puño.
Por cada amor que no se produjo, un nudo en la garganta.
Por la injusta inmensidad de todos ellos,
me asalta la desesperanza.
Por cada debate sobre si el amor existe, una cruz, y un tachón, en mis folios.
Por cada folio que escribo casi sin mirar,
se me vacía el alma,
porque todo lo demás se llena,
y porque para hacer así las cosas con el alma, no hace falta ni una rendija en mi cuerpo.