Lilit, el íncubo y el súcubo.-
Publicado: Mié, 06 Oct 2021 12:58
De un golpe seco
aquellas
enormes ubres,
catapultaron al marido
que no dejaba de jadear
sobre el vientre
de la mujer
haciendo que rechinara
constantemente el somier.
El hombre alcanzó el techo
y tuvo suerte de caer sobre
la alfombra de la alcoba.
Con un mohín
de burla y una mueca
de cansada, acostumbrada
a los pesos pesados
la casada se deshizo de la carga,
en esta ocasión,
un segundo ángel
de poco peso y estatura
y frágil moral.
Sin perder el humor,
después de que el grosor de la lana,
absorbiera el semen y amortiguara el golpe,
todavía jadeante, sorprendido
y perfumado,
agarrado al borde del colchón
viscoelástico de la cama,
el íncubo exclamó
dirigiéndose
a la primera Eva,
Lilit
un rutilante súcubo
en activo:
¡qué cabrona eres!
aquellas
enormes ubres,
catapultaron al marido
que no dejaba de jadear
sobre el vientre
de la mujer
haciendo que rechinara
constantemente el somier.
El hombre alcanzó el techo
y tuvo suerte de caer sobre
la alfombra de la alcoba.
Con un mohín
de burla y una mueca
de cansada, acostumbrada
a los pesos pesados
la casada se deshizo de la carga,
en esta ocasión,
un segundo ángel
de poco peso y estatura
y frágil moral.
Sin perder el humor,
después de que el grosor de la lana,
absorbiera el semen y amortiguara el golpe,
todavía jadeante, sorprendido
y perfumado,
agarrado al borde del colchón
viscoelástico de la cama,
el íncubo exclamó
dirigiéndose
a la primera Eva,
Lilit
un rutilante súcubo
en activo:
¡qué cabrona eres!