Y estoy aquí en el teatro de la vida
improvisando un papel jamás escrito.
No sé cuántas hojas tendrá el manuscrito,
o en qué acto interpretaré la despedida.
¿Será drama o comedia? ¿Qué personajes
estarán junto a mí en el gran escenario?
¿Quién será amigo o quien será adversario?
¿Qué decorados tendrá? ¿Cuántos lenguajes?
Y sé que el espectáculo ha comenzado
y que soy el guionista de cada escena.
Y que sólo un corazón apasionado
hará una obra inmortal si la acaba llena
de asombro, esperanza, amor y el gran legado
de salir siempre a bailar en la verbena.