Editorial Alaire

Ignacio Mincholed escribió: ↑Vie, 10 Sep 2021 20:52 ...

Te pregunto:
qué decides abrigar, la cosa temporal
o las fibras que de la cosa te modelan.

Olvidaremos la cosa, la perderemos en una estación de tren,
en un incendio, en un bar.
Pero lo que de ella se fundió en nosotros permanece a pesar
de la constante fuga de los átomos hacia el implacable olvido.

Nunca tuve un relámpago entre las manos
pero sí respiré la brutalidad de su instante.

Acordé con mi ojo desprenderme de los límites.
Escoger la pasión. Posponer la materia.
Acordé liberarme de las presencias y las formas.

Modela el relámpago al ojo, y el ojo no acierta a ver en qué consiste.

Acordé con él variar la velocidad cuando contempla las cosas:
acelerar frente a lo visible,
decelerar ante lo invisible.

Qué permanece secreto tras la presencia.
La sombra, el eco, su pasado y su futuro
quedan en el nervio crudo de la ausencia.

Acordé con mi ojo no renunciar al futuro,
ni despreciar las trazas que del pasado todavía duermen.
Acordamos que el presente es móvil y se deforma oculto.

Se manifiesta evidente el éntasis en las columnas.
Ya sé qué es el mármol, los pigmentos, la tinta del poema,
pero dónde la viva armonía de los fustes invisibles.

Que impropia la engañosa estabilidad de lo visible,
que dúctil la fascinante inestabilidad de lo invisible.

Reclamo lo excedente,
lo que emana de la forma y se pierde,
reclamo el espacio no ocupado, vacío
entre la forma y el ojo.

Las chispas, la luz disuelta en el aire, el abismo de los poros,
las alternativas imágenes que tras la creación se engendran.

Demando la deslizante humedad de la sangre,
la atracción inmaterial de lo remoto.

Reclamo la potencia que la huella produce. xxxxxxx El encuentro.

...

xaime oroza carballo escribió: ↑Sab, 11 Sep 2021 0:36

Ignacio Mincholed escribió: ↑Vie, 10 Sep 2021 20:52 ...

Te pregunto:
qué decides abrigar, la cosa temporal
o las fibras que de la cosa te modelan.

Olvidaremos la cosa, la perderemos en una estación de tren,
en un incendio, en un bar.
Pero lo que de ella se fundió en nosotros permanece a pesar
de la constante fuga de los átomos hacia el implacable olvido.

Nunca tuve un relámpago entre las manos
pero sí respiré la brutalidad de su instante.

Acordé con mi ojo desprenderme de los límites.
Escoger la pasión. Posponer la materia.
Acordé liberarme de las presencias y las formas.

Modela el relámpago al ojo, y el ojo no acierta a ver en qué consiste.

Acordé con él variar la velocidad cuando contempla las cosas:
acelerar frente a lo visible,
decelerar ante lo invisible.

Qué permanece secreto tras la presencia.
La sombra, el eco, su pasado y su futuro
quedan en el nervio crudo de la ausencia.

Acordé con mi ojo no renunciar al futuro,
ni despreciar las trazas que del pasado todavía duermen.
Acordamos que el presente es móvil y se deforma oculto.

Se manifiesta evidente el éntasis en las columnas.
Ya sé qué es el mármol, los pigmentos, la tinta del poema,
pero dónde la viva armonía de los fustes invisibles.

Que impropia la engañosa estabilidad de lo visible,
que dúctil la fascinante inestabilidad de lo invisible.

Reclamo lo excedente,
lo que emana de la forma y se pierde,
reclamo el espacio no ocupado, vacío
entre la forma y el ojo.

Las chispas, la luz disuelta en el aire, el abismo de los poros,
las alternativas imágenes que tras la creación se engendran.

Demando la deslizante humedad de la sangre,
la atracción inmaterial de lo remoto.

Reclamo la potencia que la huella produce. xxxxxxx El encuentro.

...

Un encuentro íntimo que merece más de una lectura por la evanescente huella que reclama.
Un abrazo, compañero.

Ignacio Mincholed escribió: ↑Vie, 10 Sep 2021 20:52 ...

Te pregunto:
qué decides abrigar, la cosa temporal
o las fibras que de la cosa te modelan.

Olvidaremos la cosa, la perderemos en una estación de tren,
en un incendio, en un bar.
Pero lo que de ella se fundió en nosotros permanece a pesar
de la constante fuga de los átomos hacia el implacable olvido.

Nunca tuve un relámpago entre las manos
pero sí respiré la brutalidad de su instante.

Acordé con mi ojo desprenderme de los límites.
Escoger la pasión. Posponer la materia.
Acordé liberarme de las presencias y las formas.

Modela el relámpago al ojo, y el ojo no acierta a ver en qué consiste.

Acordé con él variar la velocidad cuando contempla las cosas:
acelerar frente a lo visible,
decelerar ante lo invisible.

Qué permanece secreto tras la presencia.
La sombra, el eco, su pasado y su futuro
quedan en el nervio crudo de la ausencia.

Acordé con mi ojo no renunciar al futuro,
ni despreciar las trazas que del pasado todavía duermen.
Acordamos que el presente es móvil y se deforma oculto.

Se manifiesta evidente el éntasis en las columnas.
Ya sé qué es el mármol, los pigmentos, la tinta del poema,
pero dónde la viva armonía de los fustes invisibles.

Que impropia la engañosa estabilidad de lo visible,
que dúctil la fascinante inestabilidad de lo invisible.

Reclamo lo excedente,
lo que emana de la forma y se pierde,
reclamo el espacio no ocupado, vacío
entre la forma y el ojo.

Las chispas, la luz disuelta en el aire, el abismo de los poros,
las alternativas imágenes que tras la creación se engendran.

Demando la deslizante humedad de la sangre,
la atracción inmaterial de lo remoto.

Reclamo la potencia que la huella produce. xxxxxxx El encuentro.

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Jorge Salvador escribió: ↑Sab, 11 Sep 2021 10:22 Un poema muy grande, profundo, trascendente...
Volveré para leerlo con más calma, pues tiene mucha miga.
Te felicito, Ignacio

Jerónimo Muñoz escribió: ↑Mar, 21 Sep 2021 13:11 Estimado Ignacio:
Alquien me reprochó el empleo de adjetivos grandilocuentes. Hoy quisiera tener un saco de esos adjetivos para, sin rubor, aplicarlos a tu poema. Poesía inteligente, culta, equilibrada, transmisora, admirable. De lo mejor que he leído últimamente.
Me alegro mucho haber pasado a leerte y así conseguir esta satisfacción que he tenido.
Un abrazo.

Jerónimo

Ignacio Mincholed escribió: ↑Vie, 10 Sep 2021 20:52 ...

Te pregunto:
qué decides abrigar, la cosa temporal
o las fibras que de la cosa te modelan.

Olvidaremos la cosa, la perderemos en una estación de tren,
en un incendio, en un bar.
Pero lo que de ella se fundió en nosotros permanece a pesar
de la constante fuga de los átomos hacia el implacable olvido.

Nunca tuve un relámpago entre las manos
pero sí respiré la brutalidad de su instante.

Acordé con mi ojo desprenderme de los límites.
Escoger la pasión. Posponer la materia.
Acordé liberarme de las presencias y las formas.

Modela el relámpago al ojo, y el ojo no acierta a ver en qué consiste.

Acordé con él variar la velocidad cuando contempla las cosas:
acelerar frente a lo visible,
decelerar ante lo invisible.

Qué permanece secreto tras la presencia.
La sombra, el eco, su pasado y su futuro
quedan en el nervio crudo de la ausencia.

Acordé con mi ojo no renunciar al futuro,
ni despreciar las trazas que del pasado todavía duermen.
Acordamos que el presente es móvil y se deforma oculto.

Se manifiesta evidente el éntasis en las columnas.
Ya sé qué es el mármol, los pigmentos, la tinta del poema,
pero dónde la viva armonía de los fustes invisibles.

Que impropia la engañosa estabilidad de lo visible,
que dúctil la fascinante inestabilidad de lo invisible.

Reclamo lo excedente,
lo que emana de la forma y se pierde,
reclamo el espacio no ocupado, vacío
entre la forma y el ojo.

Las chispas, la luz disuelta en el aire, el abismo de los poros,
las alternativas imágenes que tras la creación se engendran.

Demando la deslizante humedad de la sangre,
la atracción inmaterial de lo remoto.

Reclamo la potencia que la huella produce. xxxxxxx El encuentro.

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J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Mar, 21 Sep 2021 18:37 Un poema hermosísimo y sensitivo, muy sensitivo, y también en busca del misterio de la sensación, esa "mentira" que nos cuenta nuestros sentidos en esas funciones de relación (respuesta activa a las condiciones bióticas y físico-químicas) que, junto con las de nutrición y reproducción, definen a los seres vivos, pero que en Homo sapiens van más allá, mucho más allá, entran en los continentes de la conciencia y apasionamiento, y entonces es cuando surge en él la pregunta, en el poeta surge la pregunta de su misterio, de esos territorios mágicos a los que muchas veces se ve arrastrado.

Estos momentos me parecen impagables:

“Nunca tuve un relámpago entre las manos
pero sí respiré la brutalidad de su instante.

………………………………….
Reclamo lo excedente,
lo que emana de la forma y se pierde,
reclamo el espacio no ocupado, vacío
entre la forma y el ojo.

Las chispas, la luz disuelta en el aire, el abismo de los poros,
las alternativas imágenes que tras la creación se engendran.

Demando la deslizante humedad de la sangre,
la atracción inmaterial de lo remoto.

Reclamo la potencia que la huella produce. El encuentro”

Todo un placer degustar del "selecto manjar" de tu poesía, colega Ignacio.

Abrazoso y salud.