Editorial Alaire

Deslizante tu caricia errante por mi carne,
tomó con furia la esencia de mis venas,
mientras tus labios de un tacto de azucena,
vagaban con infantil descaro e insinuantes,
tus besos me desnudaron con caricia plena,
de inciertos destellos, miel, sangre y diamantes,
tus besos matizados con ébano y perlas,
cuyas dagas traspasan y desgarran amantes,
los dolores, angustias, lo vulgar y la pena,
oscila el mundo mismo bajo tu soplo fragante,
la lengua deliciosa flama fría y rutilante,
sabor a muerte antigua, a nacar y berbena,
beso mortal y aberrante sensación que desenfrena.

El velo sedoso de tus alegres pestañas,
se funde cuando me toca la diáfana sonrisa,
cuanto lucen contigo las nubladas mañanas,
o cuan dulce el otoño nos golpea con su brisa

Venciendo tus boca puedo acariciar,
domado por tu cuerpo fiera aún más me siento,
tu piel así parece un simple comenzar,
pues quisiera en un momento levantar tu peso,
y en el aire oh rosa tu pureza desgarrar,
el calor de tu carne poseer completo,
los gemidos de tu alma con los míos ahogar,
y dejarte como pediste al fin besar mis huesos.

Solo labios expresando amor descubro,
al abrir los ojos mirándote de cerca,
sea al final un beso silente y apagado,
algo por lo que preciar mi vida y mis secretos,
mi alma, mis besos, mis delirios y pecados.


F. G.