Todo tiene olor a muerte
Publicado: Jue, 01 Jul 2021 17:12
Todo tiene olor a muerte,
que más da querida,
mientras todo cae
mírame a los ojos,
No será en vano este silencio,
el oro de este silencio.
Se quiebra el cielo como un hueso,
puedo ver su esqueleto seco,
el cadáver de la noche,
las estrellas en duelo,
Te hablo de la muerte de todo,
de la tarde que dejamos de abrazarnos,
de los niños que éramos,
del recuerdo de los abuelos,
Cuando aún jugaba el sol con las aves,
y no perdíamos el tiempo,
El pasado falleció en su ataúd de piedra,
el futuro espera sentencia,
Mientras lentamente se apagan
los candiles de nuestros pechos,
Bajo el hierro del tórax,
Fuego!
Se extingue suavemente como un susurro,
No queremos oírlo,
queremos ser infinitos,
o creemos serlo,
Vagamos por las calles
como si no fuéramos a morir,
No hay mañana querida,
Pero si esta uva que nos devora,
Gajo a gajo,
Segundo a segundo,
Beso a beso,
El tiempo que no se detiene,
nos deja esperando en la estación,
Se va, se va lejos sin despedirse,
Con su pañuelo de olvido,
con el amor de quienes conocimos,
con las casas que dejamos,
Todo queda en blanco,
un reseteo continuo de la vida,
un apagar y encender de luces,
la luna que nace y desnace
en las costillas de la cordillera de los Andes,
Los gatos que enterré en el patio,
La manzana que corté fresca,
La lluvia madre de los ríos,
Murieron frente a mi miles de veces,
Las mujeres que amé,
Murieron miles de veces,
las caricias que me dieron,
las traiciones,
Los brindis por días mejores,
Las felicitaciones,
Yo mismo,
Tu mismo,
el último segundo
cuando nos sentamos por última vez a conversar.
que más da querida,
mientras todo cae
mírame a los ojos,
No será en vano este silencio,
el oro de este silencio.
Se quiebra el cielo como un hueso,
puedo ver su esqueleto seco,
el cadáver de la noche,
las estrellas en duelo,
Te hablo de la muerte de todo,
de la tarde que dejamos de abrazarnos,
de los niños que éramos,
del recuerdo de los abuelos,
Cuando aún jugaba el sol con las aves,
y no perdíamos el tiempo,
El pasado falleció en su ataúd de piedra,
el futuro espera sentencia,
Mientras lentamente se apagan
los candiles de nuestros pechos,
Bajo el hierro del tórax,
Fuego!
Se extingue suavemente como un susurro,
No queremos oírlo,
queremos ser infinitos,
o creemos serlo,
Vagamos por las calles
como si no fuéramos a morir,
No hay mañana querida,
Pero si esta uva que nos devora,
Gajo a gajo,
Segundo a segundo,
Beso a beso,
El tiempo que no se detiene,
nos deja esperando en la estación,
Se va, se va lejos sin despedirse,
Con su pañuelo de olvido,
con el amor de quienes conocimos,
con las casas que dejamos,
Todo queda en blanco,
un reseteo continuo de la vida,
un apagar y encender de luces,
la luna que nace y desnace
en las costillas de la cordillera de los Andes,
Los gatos que enterré en el patio,
La manzana que corté fresca,
La lluvia madre de los ríos,
Murieron frente a mi miles de veces,
Las mujeres que amé,
Murieron miles de veces,
las caricias que me dieron,
las traiciones,
Los brindis por días mejores,
Las felicitaciones,
Yo mismo,
Tu mismo,
el último segundo
cuando nos sentamos por última vez a conversar.