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Yo creo que nos pasa, estimada Pilar, que después de haber escrito un poema y volverlo a leer, al tiempo, nos sugiere cosas en las que no habíamos pensado al construirlo, por eso estoy contigo en lo que me comentas. Tengo también varias interpretaciones que me hacen reflexionar.Pilar Morte escribió: ↑Jue, 17 Jun 2021 18:02 Tu poema puede interpretarse de varias formas, todas me atrapan en tus versos. Sabes que cuando cuando escribes desde este personaje de la corpo me gusta. He disfrutado con la lectura.
Abrazos
Gracias estimada Rosa por tu comentario. Coincido contigo en esos versos, como le dije a John los establecí como idea y corazón del poema. Siempre aprecio tus palabras amiga. Si ves algo mejorable me lo dices con total confianza pues también te aprecio mucho como poeta.Rosa Marzal escribió: ↑Jue, 17 Jun 2021 18:43 Un poema que atrapa desde el inicio. Destaco la belleza de estos versos:
me lo dijo mi abuela:
somos en la medida que alguien nos mira.
La maga, barría las soledades de su puerta,
todas las mañanas,
así creaba su mundo y el de nosotros.
Me ha gustado leerlo.
Un abrazo.
Me han gustado mucho las dos escenas, las miradas que presienten y lo que desarrollas a partir de ahí; la otra impronta donde viajas a la sabiduría del afecto antiguo y barres expectativas...Armilo Brotón escribió: ↑Mar, 15 Jun 2021 14:45 La miré con descaro, elegante, atractiva,
el tren se puso en marcha y la incomodidad también;
el ritmo de sus ojos la incriminaba.
Apretó los puños entre los bolsillos del jeans,
agachó la cabeza y se refugió en los hombros.
Mi ventanilla pasó cerca de su cara, alcé una mano.
Creo que pensó que me bajaría, hasta pude desearlo,
pero hay cosas que uno aprende:
nadie es la mujer de tu vida.
Quizá fuera todos los días al mismo andén,
de esas personas que hacen cosas raras;
le chocó ser ella la observada tan minuciosamente.
Las estaciones son un buen lugar para la meditación,
el bullicio silencioso invita a ello;
me lo dijo mi abuela:
somos en la medida que alguien nos mira.
La maga, barría las soledades de su puerta,
todas las mañanas,
así creaba su mundo y el de nosotros.
Buenos días Tomás.
Buenos días Sabina.
El tren cogía velocidad,
arriesgó una sonrisa.
Los dos sentimos la angustia
de no vernos más.
No fue así. Coincidimos otras veces
en la misma estación,
La insoportable levedad del ser.
Renato Vega
Hola Hallie, amiga, te digo lo mismo que le dije a Rosa, las palabras de Pilar y ERA, y le voy a decir a la gitana: es muy importante para mí vuestras críticas, poetas de nivel que enriquecen esta página, personas con una gran sensibilidad que, cada una en su estilo, me hacen disfrutar y aprender; no son halagos gratuitos.Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Vie, 18 Jun 2021 17:56 Me han gustado mucho las dos escenas, las miradas que presienten y lo que desarrollas a partir de ahí; la otra impronta donde viajas a la sabiduría del afecto antiguo y barres expectativas...
Me ha atrapado este final:
"Los dos sentimos la angustia
de no vernos más.
No fue así. Coincidimos otras veces
en la misma estación,
La insoportable levedad del ser."
La siento una estrofa cercana e inteligente.
Gracias por compartir, amigo.
Abrazo y felicidad.
Un gran comentario gitana. Me encanta tu crítica y que me digas lo que te gusta y lo que no, sabes que lo aprecio exactamente igual.Ana García escribió: ↑Vie, 18 Jun 2021 18:19 Te confieso, Armilo, que cuando vi el cambio en el último párrafo no me gustó nada pq pensé más en la impronta final (muy flojo para mi gusto) y no pensé en su posible significado dentro del poema.
Ahora sí, ahora veo que es lo más apropiado para hacer honor a ese gran libro. En esa estación podemos encontrar otras miradas, o incluso la misma que pasa una y otra vez.
Me parece muy buena la idea central del poema. ¿Somos lo que otros ven en nosotros? Una buena reflexión.
Hay otro pensamiento que me bailaba mientras te leía: podemos bajarnos de ese tren, de vez en cuando, pero en realidad el viaje lo hacemos solitos:
"sea lo que sea que vive en mi corazón, caminará solo".
Creo que con una frase parecida terminaba uno de mis textos.
Los optimistas dicen que si se camina con esperanza no se siente tanto la soledad. Para mí es una bella mentira.
Ni que decir tiene que el poema me ha encantado.
Un besazo.
Mi querido Alejandro, siempre tan generoso con tu amigo, gracias por tus palabras.Alejandro Costa escribió: ↑Vie, 18 Jun 2021 23:12 La acidez y el picante justo, para un relato vivo y bien versado.
Con el toque único de mi gran Armilo.
Un abrazo, compañero.
Cuando leí el título llamó mi atención.Armilo Brotón escribió: ↑Mar, 15 Jun 2021 14:45 La miré con descaro, elegante, atractiva,
el tren se puso en marcha y la incomodidad también;
el ritmo de sus ojos la incriminaba.
Apretó los puños entre los bolsillos del jeans,
agachó la cabeza y se refugió en los hombros.
Mi ventanilla pasó cerca de su cara, alcé una mano.
Creo que pensó que me bajaría, hasta pude desearlo,
pero hay cosas que uno aprende:
nadie es la mujer de tu vida.
Quizá fuera todos los días al mismo andén,
de esas personas que hacen cosas raras;
le chocó ser ella la observada tan minuciosamente.
Las estaciones son un buen lugar para la meditación,
el bullicio silencioso invita a ello;
me lo dijo mi abuela:
somos en la medida que alguien nos mira.
La maga, barría las soledades de su puerta,
todas las mañanas,
así creaba su mundo y el de nosotros.
Buenos días Tomás.
Buenos días Sabina.
El tren cogía velocidad,
arriesgó una sonrisa.
Los dos sentimos la angustia
de no vernos más.
No fue así. Coincidimos otras veces
en la misma estación,
La insoportable levedad del ser.
Renato Vega