Viaje a Marte
Publicado: Jue, 10 Jun 2021 13:00
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Señoras y señores,
a estas alturas no me exijan demasiado,
pues justo en estos momentos viajo
en una nave espacial a Marte,
junto a un centenar de tipas
y tipos listos, una pareja de chuchos,
otra de mininos y una exnovia.
Sean condescendientes con un servidor
y los demás tripulantes, astronautas
vocacionales en sus horas libres;
que debido a la difícil e incomprensible
atmósfera actual de la Tierra
y mi mundo particular, no es el mejor momento,
entiendan ustedes, de pedir peras al olmo.
Disculpen nuestros residuos y desechos
espaciales, no siempre lanzados con buena puntería.
Y es que imagino que ustedes ya sabrán
que la trayectoria de la materia lanzada
en el espacio entre órbitas convulsas
y ajenas a la gravedad Newtoniana
es caprichosa, y a menudo dicha materia no aterriza
donde las ecuaciones matemáticas predicen.
Sepan que hemos encontrado polizones
no previstos y un poco tocapelotas
a bordo de la nave.
Que no queda más remedio que racionar
el oxígeno (que tampoco abundaba
a estas alturas de viaje)
Y desgraciadamente nos hemos visto obligados
a deshacernos de todo objeto (o sujeto)
no imprescindible y extremadamente acaparador.
Tampoco hemos contratado seguro
de responsabilidad por daños o perjuicios.
Sinceramente no nos preocupan
demasiado los estropicios,
ajenos a nuestra voluntad y deseo
(por supuesto), causados por lamentables
accidentes a nuestro ya ex planeta azul.
Pues comprendan que nuestro fin
primordial es amartizar en su vecino rojo,
perderles un tiempo de vista, a ser posible
encontrar otras vidas un poco más inteligentes
que las ya conocidas
y preparar un saludable atmósfera
en el planeta al que nos dirigimos
para que algún día ustedes puedan
acompañarnos en esta emocionante
aventura, previo pago de algunos fondos
a plazo fijo de empatía, sentido común
y un compromiso ante notario
de no tocar los cojones en exceso
al resto de la nueva comunidad.
También se exigirá a los futuros residentes
la ausencia en su currículum
de obsesivas convicciones ideológicas, patrióticas,
raciales y/o manías incompatibles
con la expectativa acordada de sana armonía;
gritos los necesarios (solo por excitación sexual
y sin pasarse), poesía hortera también la justa,
imprescindible amor por el buen rock
y desvaríos, los normales,
fruto de la natural turbación y gusto
por la vida sencilla y el mejor vino,
-además de la inexistencia de frustraciones
personales no canalizadas
que pudieran perturbar el tránsito
hacia nuestra meta galáctica
de paz, buen rollo y felicidad-
Firmado: El capitán, a 1 de Agosto de dos mil
y pico, bajo una lluvia de estrellas, única
y especialmente reveladora
que hoy simboliza y da nuevas alas
a esta, nuestra querida y sublime,
(porque no hay otra), humanidad.
____________
Señoras y señores,
a estas alturas no me exijan demasiado,
pues justo en estos momentos viajo
en una nave espacial a Marte,
junto a un centenar de tipas
y tipos listos, una pareja de chuchos,
otra de mininos y una exnovia.
Sean condescendientes con un servidor
y los demás tripulantes, astronautas
vocacionales en sus horas libres;
que debido a la difícil e incomprensible
atmósfera actual de la Tierra
y mi mundo particular, no es el mejor momento,
entiendan ustedes, de pedir peras al olmo.
Disculpen nuestros residuos y desechos
espaciales, no siempre lanzados con buena puntería.
Y es que imagino que ustedes ya sabrán
que la trayectoria de la materia lanzada
en el espacio entre órbitas convulsas
y ajenas a la gravedad Newtoniana
es caprichosa, y a menudo dicha materia no aterriza
donde las ecuaciones matemáticas predicen.
Sepan que hemos encontrado polizones
no previstos y un poco tocapelotas
a bordo de la nave.
Que no queda más remedio que racionar
el oxígeno (que tampoco abundaba
a estas alturas de viaje)
Y desgraciadamente nos hemos visto obligados
a deshacernos de todo objeto (o sujeto)
no imprescindible y extremadamente acaparador.
Tampoco hemos contratado seguro
de responsabilidad por daños o perjuicios.
Sinceramente no nos preocupan
demasiado los estropicios,
ajenos a nuestra voluntad y deseo
(por supuesto), causados por lamentables
accidentes a nuestro ya ex planeta azul.
Pues comprendan que nuestro fin
primordial es amartizar en su vecino rojo,
perderles un tiempo de vista, a ser posible
encontrar otras vidas un poco más inteligentes
que las ya conocidas
y preparar un saludable atmósfera
en el planeta al que nos dirigimos
para que algún día ustedes puedan
acompañarnos en esta emocionante
aventura, previo pago de algunos fondos
a plazo fijo de empatía, sentido común
y un compromiso ante notario
de no tocar los cojones en exceso
al resto de la nueva comunidad.
También se exigirá a los futuros residentes
la ausencia en su currículum
de obsesivas convicciones ideológicas, patrióticas,
raciales y/o manías incompatibles
con la expectativa acordada de sana armonía;
gritos los necesarios (solo por excitación sexual
y sin pasarse), poesía hortera también la justa,
imprescindible amor por el buen rock
y desvaríos, los normales,
fruto de la natural turbación y gusto
por la vida sencilla y el mejor vino,
-además de la inexistencia de frustraciones
personales no canalizadas
que pudieran perturbar el tránsito
hacia nuestra meta galáctica
de paz, buen rollo y felicidad-
Firmado: El capitán, a 1 de Agosto de dos mil
y pico, bajo una lluvia de estrellas, única
y especialmente reveladora
que hoy simboliza y da nuevas alas
a esta, nuestra querida y sublime,
(porque no hay otra), humanidad.
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