Muchas gracias, Javier, por pasarte por mis letras y dejarme tu apreciado comentario.
Un abrazo.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Armilo Brotón escribió: ↑Mié, 16 Jun 2021 19:59 Mi estimado Ramón aplaudo tu excelente versificación en este poema y esa paradoja final que es un broche de oro a lo que sugieres en cada verso.
Vayan mis aplausos y me deseo de que te encuentres bien.
Un abrazote
Carlos Arufe Rodríguez escribió: ↑Dom, 20 Jun 2021 11:47Hola RamónRamón Castro Méndez escribió: ↑Dom, 06 Jun 2021 14:26 He pensado en la muerte por largo tiempo.
He sentido la penumbra de su inesperada cercanía.
He visto su huidiza figura en la inerte pupila del espejo.
Me han conmovido su venerable palidez y la largura de su hueso,
su boca sin sonrisa y el vacío insomne de sus ojos.
Vino a mí aquel invierno, que siguió a otros inviernos,
y quiso distinguirme con su silenciosa compañía.
Se aferró a mí con la ciega voluntad
del que se entrega fieramente aún en la derrota.
Para entonces mi cuerpo era fiebre encarcelada,
parteluz de aquel mismo fuego teneumente adormecido,
mi corazón un cuelmo sofocado en el cuenco de su mano,
apenas lívida memoria en el rastro de la herida.
Me pareció que yo no era más real que mi anfitriona,
así de fugaz era el recuerdo que tenía de mí mismo.
Ella empezo a ocupar mi espacio, a hacer suyos mis gestos,
mas para noviembre cayó la máscara del sueño y mayo florecía.
Por un instante la vi partir llevada por un viento de humo y hojarasca.
Dejé atrás el silencio, volví como cadáver a mi cuerpo,
una mueca del dolor de aquellos días, pero renací
en el desconsolado verano de mi ausencia.
De nuevo estoy aquí muriéndome de nada para vivir más tiempo.
Este me parece un poema muy bello y muy bien escrito, no tiene ningún pero y sí el valor de lo que has escrito, en mí opinión, una obra de arte y de lo mejor que he leído en este foro, me has despertado la atención y quiero seguirte, un placer leerte y visitarte.
Un fuerte abrazo
Carlos
Bien por ese mayo en tu poema Ramón.Ramón Castro Méndez escribió: ↑Dom, 06 Jun 2021 14:26 He pensado en la muerte por largo tiempo.
He sentido la penumbra de su inesperada cercanía.
He visto su huidiza figura en la inerte pupila del espejo.
Me han conmovido su venerable palidez y la largura de su hueso,
su boca sin sonrisa y el vacío insomne de sus ojos.
Vino a mí aquel invierno, que siguió a otros inviernos,
y quiso distinguirme con su silenciosa compañía.
Se aferró a mí con la ciega voluntad
del que se entrega fieramente aún en la derrota.
Para entonces mi cuerpo era fiebre encarcelada,
parteluz de aquel mismo fuego teneumente adormecido,
mi corazón un cuelmo sofocado en el cuenco de su mano,
apenas lívida memoria en el rastro de la herida.
Me pareció que yo no era más real que mi anfitriona,
así de fugaz era el recuerdo que tenía de mí mismo.
Ella empezo a ocupar mi espacio, a hacer suyos mis gestos,
mas para noviembre cayó la máscara del sueño y mayo florecía.
Por un instante la vi partir llevada por un viento de humo y hojarasca.
Dejé atrás el silencio, volví como cadáver a mi cuerpo,
una mueca del dolor de aquellos días, pero renací
en el desconsolado verano de mi ausencia.
De nuevo estoy aquí muriéndome de nada para vivir más tiempo.
Ramón Castro Méndez escribió: ↑Dom, 06 Jun 2021 14:26
Vino a mí aquel invierno, que siguió a otros inviernos,
y quiso distinguirme con su silenciosa compañía.
Se aferró a mí con la ciega voluntad
del que se entrega fieramente aún en la derrota.
Me pareció que yo no era más real que mi anfitriona,
así de fugaz era el recuerdo que tenía de mí mismo.
De nuevo estoy aquí muriéndome de nada para vivir más tiempo.
F. Enrique escribió: ↑Mar, 10 May 2022 18:00Se aferró a mí con la ciega voluntadUn muy buen poema, Ramón, que azuza nuestros miedos ante la certeza de la muerte, fluye muy bien, es equilibrado y paraliza la expectación. Creo que desbordas tus legítimas expectativas.
del que se entrega fieramente aún en la derrota.
Un abrazo.
Mirta Elena Tessio escribió: ↑Mar, 10 May 2022 18:13Bien por ese mayo en tu poema Ramón.Ramón Castro Méndez escribió: ↑Dom, 06 Jun 2021 14:26 He pensado en la muerte por largo tiempo.
He sentido la penumbra de su inesperada cercanía.
He visto su huidiza figura en la inerte pupila del espejo.
Me han conmovido su venerable palidez y la largura de su hueso,
su boca sin sonrisa y el vacío insomne de sus ojos.
Vino a mí aquel invierno, que siguió a otros inviernos,
y quiso distinguirme con su silenciosa compañía.
Se aferró a mí con la ciega voluntad
del que se entrega fieramente aún en la derrota.
Para entonces mi cuerpo era fiebre encarcelada,
parteluz de aquel mismo fuego teneumente adormecido,
mi corazón un cuelmo sofocado en el cuenco de su mano,
apenas lívida memoria en el rastro de la herida.
Me pareció que yo no era más real que mi anfitriona,
así de fugaz era el recuerdo que tenía de mí mismo.
Ella empezo a ocupar mi espacio, a hacer suyos mis gestos,
mas para noviembre cayó la máscara del sueño y mayo florecía.
Por un instante la vi partir llevada por un viento de humo y hojarasca.
Dejé atrás el silencio, volví como cadáver a mi cuerpo,
una mueca del dolor de aquellos días, pero renací
en el desconsolado verano de mi ausencia.
De nuevo estoy aquí muriéndome de nada para vivir más tiempo.
Bello poema profundo y sincero. No te mueras todavía que hay vida por vivir
como en otros versos que escribiste.
Aunque nacemos y morimos todos los días.
Abrazos Ramón el cielo puede esperar.
Marisa Peral escribió: ↑Mar, 10 May 2022 19:00Ramón Castro Méndez escribió: ↑Dom, 06 Jun 2021 14:26
Vino a mí aquel invierno, que siguió a otros inviernos,
y quiso distinguirme con su silenciosa compañía.
Se aferró a mí con la ciega voluntad
del que se entrega fieramente aún en la derrota.
Me pareció que yo no era más real que mi anfitriona,
así de fugaz era el recuerdo que tenía de mí mismo.
De nuevo estoy aquí muriéndome de nada para vivir más tiempo.
Tengo que confesarte, Ramón, que me ha costado decidirme a comentar tu "experiencia poética" sobre la muerte, será mi estado de ánimo que sigue en baja forma.
Pero es muy bueno este poema y nos hace reflexionar porque, al margen de que pensemos o no en "Ella" y tengamos estos pensamientos tan lúgubres, lo triste es que nos dejemos morir de nada para vivir más tiempo.
Te felicito, querido amigo y te envío un abrazo.
Ana Muela Sopeña escribió: ↑Mié, 11 May 2022 23:14 Excepcional poema, Ramón:
Humanizas la muerte. La vuelves cercana e íntima. El final... espectacular.
Nunca defrauda tu poética.
Felicidades y aplausos
Un fuerte abrazo, poeta
Ana
Difícil afán, amigo mío, hondura y ritmo en el aliento del verso largo. Un gran regalo que estimo.Ramón Castro Méndez escribió: ↑Dom, 06 Jun 2021 14:26 He pensado en la muerte por largo tiempo.
He sentido la penumbra de su inesperada cercanía.
He visto su huidiza figura en la inerte pupila del espejo.
Me han conmovido su venerable palidez y la largura de su hueso,
su boca sin sonrisa y el vacío insomne de sus ojos.
Vino a mí aquel invierno, que siguió a otros inviernos,
y quiso distinguirme con su silenciosa compañía.
Se aferró a mí con la ciega voluntad
del que se entrega fieramente aún en la derrota.
Para entonces mi cuerpo era fiebre encarcelada,
parteluz de aquel mismo fuego teneumente adormecido,
mi corazón un cuelmo sofocado en el cuenco de su mano,
apenas lívida memoria en el rastro de la herida.
Me pareció que yo no era más real que mi anfitriona,
así de fugaz era el recuerdo que tenía de mí mismo.
Ella empezo a ocupar mi espacio, a hacer suyos mis gestos,
mas para noviembre cayó la máscara del sueño y mayo florecía.
Por un instante la vi partir llevada por un viento de humo y hojarasca.
Dejé atrás el silencio, volví como cadáver a mi cuerpo,
una mueca del dolor de aquellos días, pero renací
en el desconsolado verano de mi ausencia.
De nuevo estoy aquí muriéndome de nada para vivir más tiempo.