Editorial Alaire

Ulises C.J. escribió: ↑Vie, 04 Jun 2021 14:36 Precioso poema Ignacio. Como un pirata que ha surcado los siete sueños del sur para encontrarla.

Ignacio Mincholed escribió: ↑Vie, 04 Jun 2021 12:22 ...

Ante un barco me haré marinero.
En algún sueño de esos en duermevela cuando anochece.

Vendrá otra vez a la costa para recibirme como siempre.
Volveré a escribir sobre ella y sus visiones, o de las mías.

El mismo título:
Mahora, o el misterio de Trinidad.

Llegaré cansado. Ausente del viaje. Dolorida la espalda.
En alguna playa, otra distinta a la anterior, me hablará
hasta verme dormido. Callará para contarme su otoño.
Le preguntaré cuando no la entienda sobre su soledad,
sobre cómo se ahueca en la madrugada bajo las flores.
Si reza a los dioses, si llora, si ama, o si la cólera le llega.
Le preguntaré si les promete algún sacrificio
o si en su locura hace hechizos con las algas.

Podré decirle que estoy triste y me consolará.
Me mostraré rebelde, árido, y no me juzgará.
Me enseñará su nueva brújula que evita los naufragios,
con la que detecta los vientos desfavorables y reclama
los favorables. Me explicará, sonriente, cómo funciona
y posiblemente no entenderé nada, pero sí las miradas
cuando apuntan hacia la línea fina de la tierra y el agua.
En la tarde, nadará desnuda entre los tiburones limpios.

Me gusta nombrarla. Mahora.
Y gira suavemente la cabeza para mostrarme sus ojos.
Mahora.
Y asoma su sonrisa entre la luz tibia y el agua templada.

Sabré todo de ella. La haré para mí, eterna, hasta el próximo viaje.

...

Antonia Mauro escribió: ↑Vie, 04 Jun 2021 22:21 Es como un misterio cuando se aparece ante nosotros. Siempre me cautivó esa imagen: ir en coche buscando el mar. Es una gozada cuando por fin se ve el sol reflejado sobre el agua. Y ese olor tan peculiar.

Es verdad que se hace eterno. Yo que viví varios años en puerto de mar, lo tengo muy grabado. La última en La Coruña, un año. C, la pequeñaja se quedaba toda la semana aquí. El caso es que cuando los lunes, salía del trabajo arrastrando la maleta como una sin techo, mirar el mar me quitaba la pena, de no volver a casa hasta el viernes. Pues eso te cuento en una noche romántica y de nostalgias.
No me digas que no hablas del mar. No me quites esa ilusión. Es broma. Ya me encallo.

Un placer leerle don Ignacio.
Un abrazo.