Armilo Brotón escribió: ↑Sab, 22 May 2021 3:58
Mi estimado amigo Óscar, eres unos de los poetas con los que tengo mayor afinidad, con otros tengo, además, más relación afectiva también, y te voy a explicar el porqué. Podemos tener divergencias múltiples en conceptos técnicos puntuales o incluso de base, podemos estar alejados en los estilos, pueden nuestras críticas ser muy dispares, pensar en rumbos distintos de la poesía hoy, tener mundos distintos desde los que comunicamos nuestra experiencia, pero ¿sabes una cosa? Me caes de puta madre tío, y esto, sin poder explicar las razones, es muy importante para mí; yo soy español y mis expresiones coloquiales son así.
Después de los últimos acontecimientos en el grupo ya no voy a comentar, sincera y ampliamente, sin pedir permiso por anticipado al autor. Este se arriesga a lo bueno y a lo malo de mi estulticia manifiesta.
En el marco teórico, como crítico para mí eres uno de los mejores del grupo, desgraciadamente hay muy pocos, Pablo, por ejemplo, es otro buen crítico, comprometido y libre, -últimamente te siento un poco maniatado-, aunque no esté de acuerdo con algunas de tus críticas. Cuando hablo de un crítico es porque aborda, con fundamento y conocimientos, las distintas facies de un poema, estrategicaformales, conceptuales, retóricas, y no se limita a subir una obra con dos palabras o a opinar sobre lo que ha querido decir el poeta con inventos repetitivos sobre lo que expone; es muy subjetivo y casi inútil, pues apenas conocemos su mundo, más si es ciertamente surrealista, simbólico o pleno de metáforas; mejor decir lo que a uno le dice o le evoca y listo; es mucho más interesante para mí. Si te das cuenta la mayor parte de los comentarios se reducen a dos palabras elogiosas o a intentar interpretar lo que el autor quiere decir en lugar de incorporar los versos para explorar nuestro universo; otros eligen unos versos y dicen: me gustan mucho; ahí queda la crítica. La mayor parte de comentarios no me interesan lo más mínimo porque no me ayudan a crecer, son adornos superfluos, algunos super extravagantes, sacados de cuello, sobre el poema descrito. Por las siguientes razones de base considero que eres buen crítico:
1º.- No te debes a nadie ni a nada. Dices lo que piensas sin una pleitesía de número de lectores en el foro. Te arriesgas a hacer la crítica.
2º.- Tienes mala leche, vuelvo reiterar mi lenguaje vulgar español, y esto me hacía reír mucho en tus anteriores comentarios.
3º.- Tienes conocimientos amplios, conoces registros variados, tanto en clásica como en multimétrica, y sigues investigando, intentando aprehender lo que es comestible.
4º.- Tienes la humildad para admitir que todavía te queda mucho que aprender y no impones tu poética a nadie; haces la crítica desde tu punto de vista y la defiendes ferozmente, pero sin denigrar la poética de los demás diciendo que no saben, cuando solo son puntos de vista distintos ¡ay la soberbia de personas que pensamos que solo nosotros hemos estudiado!
5º.- Te expones con tu poemas a la crítica sin miedo, sigues creando, haciendo de tus obras ejemplo de lo que dices: A Dios rogando pero con el mazo dando. Puede que no esté a la altura de lo que tienes en la cabeza pero te arriesgas.
6º.- Intentas adaptarte, no siempre nos suele salir bien, a estilos alejados pero que hueles que pueden ser futuro del verso.
7º.- Admites la crítica, a veces a regañadientes, de los que sabes que te queremos.
8º.- No sueles dejar un simple "me gusta" o algo parecido, de compromiso, para subir los poemas. Gastas tu tiempo, con generosidad y responsabilidad, con el comentario. Tampoco te alargas en excesos filosóficos que no interesan a nadie, vas al grano del tema formal y un poco del contenido, porque éste es más interpretativo que otra cosa; apenas sabemos qué quiere decir el autor.
9º.- ....bueno, no te regalo más los oídos, los puntos débiles me los guardo para otra ocasión. Pero sí hay algo, de hipócrita no tienes un pelo.
Si me das tu permiso, entonces te comento con sinceridad y ya no tengo problema de que me regañen. Ya tengo la experiencia de personas que se enfadan por todo: si le dices que es bueno el poema se rebotan, si les dices que es malo también y si no les comentas, porque no sabes qué decir, piensan que no eres su amigo. De lo contrario tampoco tengo problema, te dejaré un me gusta cuando lo considere y mis mejores deseos.
Así lo voy a ir haciendo con todos los compañeros y amigos.
Un abrazo y salud
Bueno, estimado Armilo: te agradezco, en primer lugar, que te hayas tomado la molestia de escribirme tan profusamente, ya que lo que se tilda entre poetas es ser siempre lacónico; y me siento honrado de leer que sientes afinidad con mi quehacer poético. Ciertamente, existen diferencias en nuestras convicciones; pero, considero que eso es una cuestión lógica, ya que nuestros ámbitos de crianza y visualización de la realidad son, si se quiere, equidistantes: por más que el mundo hispano sea nuestro origen, aquí, en Sudamérica, sucedieron hechos históricos que marcaron nuestras diferencias antropológicas. Dices que te caigo bien; pues, te lo agradezco, porque a mí también me caes bien: reconozco y aplaudo tu fidelidad a la honestidad, al respeto a la verdad (más allá de acallar a veces a tu propio ego).
En cuanto al tema de los comentarios, quisiera creer que sabes mi pensar al respecto: hemos tenido ya algunos altercados que bastan para darnos a conocer en el campo de la crítica. Yo soy partidario de la crítica abierta (inmoderada, si se quiere), porque considero que la crítica se debe hacer al poema y nunca al poeta. Y también, una crítica sin malas intenciones, por más dura que sea, no es otra cosa que una demostración de ver la obra admirada tender hacia su perfección; es decir (y casi lo repito): si yo crítico exhaustivamente una obra es porque admiro esa obra y quiero que sea perfecta (lo cual es una paradoja, pero también algo lógico: un poema nunca será perfecto, pero siempre podrá perfeccionarse). Por mi parte, amigo, puedes hacer con mis poemas lo que te dé la gana, siempre y cuando tus intenciones sean estrictamente honradas.
Luego, ahora, hablas de crítica y dices que me consideras un buen crítico de poesía. Más allá de que, como críticos, tengamos más facilidad para desmenuzar un poema y conocer sus partes técnicas, sus partes explícitas (así como un profesor realiza una disección para enseñar las partes mecánicas del cuerpo humano), yo considero que el interesarse por la crítica poética, si bien no es determinante para el destino poético, ayuda para la evolución del poeta. Le abre los ojos en un sinfín de cuestiones retóricas que le serán útiles a la hora de trasmitir sus sentimientos. Otra cosa que nos facilita la crítica (sin olvidar la autocrítica) es no repetir durante años un mismo estilo (o un mismo registro) tratando de obtener un distinto resultado.
Tienes razón en que me siento maniatado; o lo que es lo mismo: me maniaté yo mismo. Tú acabas de expresar que, a partir de ahora, llevarás a cabo tu crítica previo permiso del futuro criticado. Y en esto, yo no estoy de acuerdo. No me parece de poetas pedir permiso para criticar a un colega. La única salida que le encuentro al intercambio forístico, poniendo condiciones (o definitivamente prohibiendo las críticas desnudas) es no comentar (e incluso no leerlos) a los compañeros poetas que se declaren sensibles a las críticas. En un entorno poético no deberían existir barreras de ninguna clase. Es cierto que en todo foro existe la ley de la reciprocidad, el comercio de las gratitudes; “por más que tu poema sea bueno, si no comentas mis poemas, yo no te comento el tuyo”. Pero, qué le vamos a hacer, la naturaleza humana es así: egocéntrica y ególatra, y tenemos que aprender a convivir con esa realidad. Es más, considero que en la historia de la poesía siempre han existido los poetas mediáticos, los que han sido favorecidos por circunstancias políticas para subir al podio. Muchos escritores que fueron endiosados en sus épocas, hoy están al borde del olvido; ya nadie los lee, ni siquiera los estudiosos que necesitan un tema para sus tesis universitarias. El tiempo es el único censor incorruptible que existe, aunque a veces tarde 200 0 300 años en reconocer la gloria de algún hombre de letras. Volviendo a las críticas, te digo que me encantaría un intercambio crítico donde realmente podamos crecer como poetas.
Tu elogio me llega, aunque trato de no caer en la idiotez de considerar que has dicho una verdad.
La libertad es esencial para un poeta. No hablo de la libertad que nos otorga el estado, sino de la libertad que nos otorga nuestra propia conciencia, conciencia enemiga de la autocensura. Cuando, por cualquier motivo, no podemos manifestar lo que verdaderamente sentimos, y nuestra poesía se vuelve un Frankenstein sin alma; y si carecemos de la capacidad intelectual para percatarnos de esta anomalía existencial; entonces, estaremos hundidos en una mediocridad insuperable.
Tu lenguaje no es vulgar, es directo. Entiendo lo que significa la “mala leche” (es una expresión también latina), y no tengo intenciones de contradecirte. Reconozco que soy de “sangre caliente”, a veces grosero en mis respuestas; pero, “yo soy un hombre bueno, si hay un hombre bueno en este lugar”. No tengo envidia a nadie (ni siquiera a César Vallejo). Solo quiero seguir poetizando.
Digamos que tengo algunos conocimientos, como consecuencia del esfuerzo de haber estudiado sin pausas año tras año; pero, esto no es determinante para ser un buen poeta. Antes que ser sabio prefiero ser poeta. Aunque reconozco que el conocimiento facilita la evolución de un poeta.
Es muy dulce que me consideres humilde. No sé qué decirte, concretamente. Lo que dices es quizás cierto, aunque agregaría que no quisiera yo ser tildado de soberbio, porque no lo soy, porque considero que La soberbia dificulta el crecimiento de un poeta. Lo vuelve poéticamente impotente.
Una vez que lanzas al aire al ave que has creado, solo te resta llenar el vacío que esa creatura ha dejado. Debes volver al tormento de la página en blanco. Debes buscar expulsar a las hienas que te están comiendo las tripas. Y el riesgo, lejos de ser un heroísmo, no es sino el instinto de salvación, esa fuerza que te hace saltar un metro más de lo que habitualmente saltabas en los entrenamientos.
Sí, es cierto que me gusta experimentar en todos los estilos, en todos los registros, en todos los tipos de poemas. Celebro tu agudeza. Yo siempre quise ser versátil, pasar por todas las escuelas, componer en todos los tipos de poemas, Mi ejemplo fueron los Beatles, pues, traspasando lo clásico del rock y las baladas, se acercaron al espíritu de la música hindú, tanto como a la música sinfónica para, finalmente, incurrir en melodías y ritmos dulzones al gusto de la masa. En cuanto a versatilidad poética pondría como ejemplo a Federico García Lorca, quien ha experimentado desde romances, pasando por sonetos, hasta llegar a los abismos del surrealismo (Me gustaría aclarar que no estoy admirando su poesía, sino su versatilidad).
No sé si sea tan así eso de negarme a la crítica sana. Lo que muchas veces sí combatí fueron los ácidos comentarios que se venían como un retruco a mis críticas molestas. Críticas que se daban como búsquedas de moscas en la sopa, al solo efecto de una contraposición, sin ningún matiz de un intercambio útil. Una crítica honesta sin oscuros motivos siempre será para mí de una gran ayuda, una posibilidad de visualizar errores o falencias mías que luego pueda yo corregir para seguir creciendo.
Es cierto que no me agrada complacer para caer simpático. Desde que empecé a integrar en los foros de poesía, me propuse ser fiel al principio de no caer en la zalamería, y el contenido de un poema ha sido mi obsesión. Hacer una crítica sobre la forma es, elementalmente, mucho más fácil porque, más allá de utilizar las normas para tal efecto, se nos presenta sin mayores complicaciones la visualización de detalles inconexos u enmarañados: el desaliño, el ritmo tambaleante, los vicios del lenguaje hablado, etc. Pero, aquí, y como también tú lo señalas, se presenta el fenómeno de que el autor de un poema interpreta la crítica como una agresión personal , si es negativa, y como un reconocimiento verdadero si el comentario es favorable. Pareciera ser que la simpatía solo podremos ganarnos si hacemos uso (muchas veces) de la mentira piadosa. Este fenómeno forístico que impide la evolución natural de los poetas que lo conforman (por no decir vicio), se ha hecho costra en las arterias de la inspiración, bloqueándola, para leer publicaciones repetidas de poemas que no se desprenden de sus estancamientos.
La vanidad es un sentimiento que nos envuelve a todos; pero, así como la televisión, es dañino para la salud mental y emocional, por lo que deberíamos luchar contra ello, para evitar su dominio sobre nuestra mirada poética. En cuanto a la hipocresía solo puedo decirte que es el peor de los males para un poeta, ya que no solo engaña al compañero o lector sino también se engaña a sí mismo.
La poesía no es una carrera política, donde la apariencia de una imagen es más importante que la imagen misma.
Así, pues, te reitero que tienes mi permiso para desmenuzar y criticar mis trabajos. En más de una ocasión te he demostrado que sé tolerar la crítica sana. Yo me intereso más que el crítico en estudiar el detalle cuestionado, porque –repito-- considero que la obra es más importante que el ego. Y si por una estúpida defensa de una supuesta reputación ganada, me negare a aceptar y corregir un error, el único que perdería seré yo, ya que dejaré una obra defectuosa, irresponsablemente.
Un abrazo también para ti.
Óscar