Editorial Alaire

Jerónimo Muñoz escribió: ↑Lun, 17 May 2021 18:35 Bellísimo poema que me ha enganchado desde el principio y ya no pude soltar el hilo. Lo he vuelto a leer más pausadamente y me reafirmo en la calificación: bellísimo.
Un abrazo.

Jerónimo

Ventura Morón escribió: ↑Lun, 17 May 2021 18:29 ...
Esta mañana he tropezado a oscuras con los cadáveres del salón.
Me he acostumbrado a ellos, dan como ternura.
Se acinan latosos en los sitios de paso, como si el viento los empujara a mi encuentro.
Los he mirado mientras desayunaba. Parecen tan perdidos -me decía-
y a la vez tan en su sitio. ¡Qué cabrones! -repetía, ya me estaban haciendo reír.
Roncan silencios revoltosos desde sus gestos secos
y me traen absurdamente muecas llenas de vida.
Da cosa dejarlos al salir. Dan ganas de barrerlos y ponerlos en algún rincón,
como pelusas moribundas que circulan en aparente desorden
pero que se acumulan siempre en los mismos sitios.
Nunca les hablo. Parecerá evidente, pero no lo es tanto.
Creo que mantenemos algún tipo de contacto telepático,
pero eso quizás sean sólo cosas mías.
Parecen comprender, nada enturbia nuestra convivencia.
SI no estuvieran creo que el perdido sería yo.
Por eso seguramente me gusta tropezar con ellos,
desayunar mientras nos miramos de manera perdida
e irme a dormir sin dar las buenas noches… se que no lo necesitan.
Ya nunca viene uno nuevo. Dejaron de explotar las bombas y dejaron de morir
-dejé yo de hacerlo-
cuando se cerró la puerta al fin y dejé de descamarme en muertos
que me iban cayendo fusilados con sus palabras de infierno.
Mientras, ellos, pedazos de mí, siguen como vivos, seguramente
porque, inocentes, creyeron morir
-sin remordimientos-
apostados en las puertas del Paraíso.
.
.
.

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Lun, 17 May 2021 19:14 Me ha impresionado mucho este poema, querido Ventura. Qué manera de llegar y de ahondar en la visión. La idea se hace enorme, se expande y juega y fermenta entre los muros y las pisadas y los tiempos...
El título es espectacular. Me he enamorado un poco de esa guerra, de sus partes, de los escombros, de la complicidad de chispas y lazos.

Aplausos a rabiar, amiguísimo.

Besos y felicidad.

Armilo Brotón escribió: ↑Jue, 20 May 2021 16:52 Es casi evidente, mi querido Ventura, que estás haciendo un poema de crítica social, inteligente e irónico al tiempo. Después de desayunarnos, comer, cenar entre bombas, mutilaciones, muertes en una guerra injustificable entre pueblo de Israel y Palestina, que sólo es un ejemplo de otras. Y la frialdad de contemplarlo todo como si de un reality show se tratara motiva a la reflexión: ¿hasta dónde hemos llegado? Finalmente, como dejas a entender, nos vacunamos frente a la atrocidad y nos vamos durmiendo como si nada pasara pues no nos toca directamente las carnes y las de nuestra familia. El mensaje es atroz, la denuncia es atroz; la ética está en evidencia a través de tus versos.

Supongo que te has dejado llevar por la emoción evidente, el impulso de tu sensibilidad, y no has revisado demasiado el poema para condensar la imagen, menos es más; el impacto que podrían causar tus versos sería mayor sin tantas explicaciones de lo evidente con símiles que no siento a la altura de esta obra, tan potente en su mensaje: "Como si el viento los empujara a mi encuentro" (me da la sensación de querer buscar lenguaje poético y distanciarse del narrativo, pero en este caso no te hace falta).
Expresiones como "da cosa dejarlos salir" rebaja el impacto del verso "da ganas de barrerlos hacia algún rincón" ¿Para qué la asonancia ponerlos? Pongo algunos ejemplos para ilustrar lo que digo. "Parecerá evidente, pero no lo es tanto." no aporta nada, ya se intuye.
¡Qué gran inicio nos regalas! Grandes metáforas como "pelusas moribundas" que condensa en dos palabras la sensación voluble de lo que vemos, se va con el viento y se olvida y la rotundidad de la tragedia. Así podría estar eligiendo bastantes más que hacen un poema muy emocionante.
El cierre es bueno, podría haber sido más contundente, haciendo referencia al integrismo. Lo que más me gustó fueron las palabras "pedazos de mí": mensaje de universalidad, tolerancia, amor que nos devuelve al título, muy bello.

Mi enhorabuena. Salud y un gran abrazo amigo.

Luis M. escribió: ↑Jue, 20 May 2021 17:07¿Crítica social?, o yo estoy muy empanado, (cosa bastante probable ) o creo que te equivocas, querido amigo. Yo personalmente lo entiendo como un poema absolutamente personal, existencialista... más que otra cosa, pero ya te digo, a lo mejor lo he entendido mal, Seguro que nuestro amigo Ventura nos lo aclara, y si me tengo que esconder me escondo, jajja. un abrazo amigo.

Armilo Brotón escribió: ↑Jue, 20 May 2021 17:14 [

Jajaja, es que me parto contigo Luis. Creo que la metáfora no es lo tuyo. Pero sí la sinceridad, la elegancia y la amistad por encima de todo. También esas cervezas que nos debemos y te va a tocar pagar cuando Ventura declare nuestro amor y nos bendiga.

Te amo. Salud

Ventura Morón escribió: ↑Lun, 17 May 2021 18:29 ...
Esta mañana he tropezado a oscuras con los cadáveres del salón.
Me he acostumbrado a ellos, dan como ternura.
Se acinan latosos en los sitios de paso, como si el viento los empujara a mi encuentro.
Los he mirado mientras desayunaba. Parecen tan perdidos -me decía-
y a la vez tan en su sitio. ¡Qué cabrones! -repetía, ya me estaban haciendo reír.
Roncan silencios revoltosos desde sus gestos secos
y me traen absurdamente muecas llenas de vida.
Da cosa dejarlos al salir. Dan ganas de barrerlos y ponerlos en algún rincón,
como pelusas moribundas que circulan en aparente desorden
pero que se acumulan siempre en los mismos sitios.
Nunca les hablo. Parecerá evidente, pero no lo es tanto.
Creo que mantenemos algún tipo de contacto telepático,
pero eso quizás sean sólo cosas mías.
Parecen comprender, nada enturbia nuestra convivencia.
SI no estuvieran creo que el perdido sería yo.
Por eso seguramente me gusta tropezar con ellos,
desayunar mientras nos miramos de manera perdida
e irme a dormir sin dar las buenas noches… se que no lo necesitan.
Ya nunca viene uno nuevo. Dejaron de explotar las bombas y dejaron de morir
-dejé yo de hacerlo-
cuando se cerró la puerta al fin y dejé de descamarme en muertos
que me iban cayendo fusilados con sus palabras de infierno.
Mientras, ellos, pedazos de mí, siguen como vivos, seguramente
porque, inocentes, creyeron morir
-sin remordimientos-
apostados en las puertas del Paraíso.
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