Editorial Alaire

La mujer anónima
mira el cartel de la marquesina,
temporada de rebajas,
la primavera en sueños.

Los autobuses son rojos,
como bañados en sangre,
bufan entre el óxido y las bocinas,
leones con números en los párpados
y un destino de suburbio.

El joven deja su sitio con la languidez del disimulo,
se avergüenza de su sensibilidad,
mariposa en el cristal
su cuerpo de ángel.

Móviles infantiles y mundos en los ojos,
soy yo quien habla conmigo
porque nadie habla cuando mueren los semáforos.

Yo sé que los pasajeros esperan un mensaje,
una dirección,
un acento,
la voz metálica del bus
es una canción de cuna,
invencible como un edén.

Me bajo con dos palomas ciegas,
piso el asfalto,
he vuelto al cartel
donde se anuncia la última temporada de los sueños.

Nos haces soñar con ese cartel en este estupendo poema marcado por tu estilo, ahora que tanto se debate de estilos. Enhorabuena. Un abrazo.
Salud.

Nos haces vivir esos instantes descritos con belleza y sensibilidad. Me gustó mucho. Felicidades.
Abrazos

Julio Gonzalez Alonso escribió:Nos haces soñar con ese cartel en este estupendo poema marcado por tu estilo, ahora que tanto se debate de estilos. Enhorabuena. Un abrazo.
Salud.

Gracias, Julio, por tu amable comentario. Un abrazo, amigo.

Pilar Morte escribió:Nos haces vivir esos instantes descritos con belleza y sensibilidad. Me gustó mucho. Felicidades.
Abrazos

Gracias, Pilar, por leer y comentar. Un abrazo.

Hermoso e interesante trabajo, amigo Ramón.
Felicidades.
Abrazos.

Un bello y original poema, siempre con tu sello irrepetible. Creo que es un poema importante y te felicito por ello.
Un abrazo.

Jerónimo

Un gran poema cargado de simbolismo.
Como suele ser en tus trabajos.
Me ha encantado leerlo.
Gracias por compartir.
Abrazos y felicidad, estimado.

Eres un mago con un sello único y personal.

Un magnífico escrito.

Un fuerte abrazo.

Rafel Calle escribió:Hermoso e interesante trabajo, amigo Ramón.
Felicidades.
Abrazos.

Gracias, Rafel, por tus amables palabras. Un abrazo.

Jerónimo Muñoz escribió:Un bello y original poema, siempre con tu sello irrepetible. Creo que es un poema importante y te felicito por ello.
Un abrazo.

Jerónimo

Gracias, Jerónimo, por la amabilidad de tu comentario. Un abrazo.

Ramón Carballal escribió:La mujer anónima
mira el cartel de la marquesina,
temporada de rebajas,
la primavera en sueños.

Los autobuses son rojos,
como bañados en sangre,
bufan entre el óxido y las bocinas,
leones con números en los párpados
y un destino de suburbio.

El joven deja su sitio con la languidez del disimulo,
se avergüenza de su sensibilidad,
mariposa en el cristal
su cuerpo de ángel.

Móviles infantiles y mundos en los ojos,
soy yo quien habla conmigo
porque nadie habla cuando mueren los semáforos.

Yo sé que los pasajeros esperan un mensaje,
una dirección,
un acento,
la voz metálica del bus
es una canción de cuna,
invencible como un edén.

Me bajo con dos palomas ciegas,
piso el asfalto,
he vuelto al cartel
donde se anuncia la última temporada de los sueños.

Muy interesante este mundo de sueños. Proyectas una especie de halucinación masiva. Un placer de lectura, Ramón. Abrazos, ERA

Ricardo López Castro escribió:Un gran poema cargado de simbolismo.
Como suele ser en tus trabajos.
Me ha encantado leerlo.
Gracias por compartir.
Abrazos y felicidad, estimado.

Gracias a ti, Ricardo, por leer y comentar. Un abrazo.

Alejandro Costa escribió:Eres un mago con un sello único y personal.

Un magnífico escrito.

Un fuerte abrazo.

Gracias, Alejandro, por tus generosas palabras. Un fuerte abrazo.

E. R. Aristy escribió:

Ramón Carballal escribió:La mujer anónima
mira el cartel de la marquesina,
temporada de rebajas,
la primavera en sueños.

Los autobuses son rojos,
como bañados en sangre,
bufan entre el óxido y las bocinas,
leones con números en los párpados
y un destino de suburbio.

El joven deja su sitio con la languidez del disimulo,
se avergüenza de su sensibilidad,
mariposa en el cristal
su cuerpo de ángel.

Móviles infantiles y mundos en los ojos,
soy yo quien habla conmigo
porque nadie habla cuando mueren los semáforos.

Yo sé que los pasajeros esperan un mensaje,
una dirección,
un acento,
la voz metálica del bus
es una canción de cuna,
invencible como un edén.

Me bajo con dos palomas ciegas,
piso el asfalto,
he vuelto al cartel
donde se anuncia la última temporada de los sueños.

Muy interesante este mundo de sueños. Proyectas una especie de halucinación masiva. Un placer de lectura, Ramón. Abrazos, ERA

Gracias, ERA, por acercarte a este poema y comentarlo. Un fuerte abrazo.