No
Publicado: Dom, 05 Oct 2008 20:58
Hace veinte años yo tenía catorce años, un día de octubre, como hoy, un día cinco, como hoy. Ese día amaneció distinto, era un día color pesado, gris o quizás ardiente en el calor primaveral de octubre. Yo tenía mis zapatos rotos, como casi todo niño de mi condición, y en mi casa no había techo que nos cubriera, sólo un plástico nos cobijaba del rocío o de la lluvia, si es que alguna gota nos mojaba entre las paredes de madera que mi padre y yo habíamos levantado aquel invierno, en medio las vacas y los cerdos que habitaban con nosotros en ese sitio eriazo. Hace veinte años, un día como hoy, me levanté y frente a la escuela a la que yo quería asistir, pero donde nunca pude estar, vi pasar el día mientras por unos pesos limpiaba los parabrisas de los vehículos de quienes votarían por cambiar la historia de mi vida o de mi patria, de quienes harían que el No castrara la dictadura de mi patria, y con ello la condición de pueblo errante por el mundo, de pueblo ultrajado por el dueño a fuerza del país. Hace veinte años, un día cinco, como hoy, yo limpiaba vehículos en la calle Olimpo con Portales en Maipú, y temía, temía por los años de mi infancia pasada en el cansancio, por los días venideros en las calles del terror y la incertidumbre. Temía por la leucemia de mi hermano y por los hospitales en urgencia. Temía por los obreros que vi caer por manos militares en avenida Las Industrias. Temía por la edad y mis poemas. Recuerdo el semblante de mi madre tras siete días sin comer, la risa triste de mi padre augurándonos futuro y el fin de la pobreza. Hace veinte años, nos dormíamos con hambre y ya sin luz rogábamos el día. Hace veinte años, yo tenía catorce años, un día de octubre como hoy, un día cinco, y entonces comprendí la libertad que emana el adverbio No.