Editorial Alaire

Yo me mantengo a golpe de olvidos,
endulzando pedregales y malas hierbas,
cambiando los dolores
por nostalgias huecas,
buscando razones en un mar herido.

Suenan las trompetas desde la azotea,
susurros de viento ferroso,
abro las ventanas de vidriosos escudos
y entra la nada,
se adhiere a las paredes
que exudan resentimiento.

Los músculos no me responden,
la sinceridad se muere de pena,
interrogantes que se prostituyen
por un par de gramos de juventud,
destilada a base de la sangre coagulada
de gordos calvos y depravados.

Lobos con piel de poetas.

Ya viene el diablo, queridos ausentes,
suenan sus pezuñas arañando
el adoquinado,
desatará relamiéndose a las furias,
desnudará con su lengua a las vírgenes
y vomitará sus flujos psicodélicos
sobre los tejados del arrabal.

Mientras tanto
mis huevazos se fundirán al sofá
impidiendo cargos de conciencia
y pensamientos diarréicos.

Seré feliz atisbando paraísos artificiales,
retratando impostores con mi rostro,
reventando mi alma contra espejos
de líquido amniótico.

Siempre me ha gustado ese cóctel de lirismo y realismo "canalla" de tu poesía, Israel. Buen poema, amigo. Un abrazo.

Un poema duro, con garra, sincero y sin concesiones a la autocomplacencia.

Todo un placer de lectura, amigo Israel.

Abrazos y salud.

J.J., Luis, muchas gracias por vuestras palabras.

Hermoso e interesante trabajo, amigo Israel.
Abrazos.

Menudo final te has marcado, Israel. Otro poema que mantiene la tensión hasta ese final en el que das un vuelco a los versos y, nos muestras una estampa inmóvil. Un cambio en el tono que nos pilla desprevenidos por lo inesperado que es.
Te felicito.
Un abrazo.

Un poema que destila dureza desde el primer verso y que resuelve la situación en el cierre. Me gustó y lo disfruté.
Abrazos

"Yo me mantengo a golpe de olvidos,"

Saludos, mi querido Israel.

Israel,

siempre un placer pasarse por tus cosas, amigo. Siempre rezuman autenticidad. A mí me gusta.

Abrazos.

Israel Liñán escribió:Yo me mantengo a golpe de olvidos,
endulzando pedregales y malas hierbas,
cambiando los dolores
por nostalgias huecas,
buscando razones en un mar herido.

Suenan las trompetas desde la azotea,
susurros de viento ferroso,
abro las ventanas de vidriosos escudos
y entra la nada,
se adhiere a las paredes
que exudan resentimiento.

Los músculos no me responden,
la sinceridad se muere de pena,
interrogantes que se prostituyen
por un par de gramos de juventud,
destilada a base de la sangre coagulada
de gordos calvos y depravados.

Lobos con piel de poetas.

Ya viene el diablo, queridos ausentes,
suenan sus pezuñas arañando
el adoquinado,
desatará relamiéndose a las furias,
desnudará con su lengua a las vírgenes
y vomitará sus flujos psicodélicos
sobre los tejados del arrabal.

Mientras tanto
mis huevazos se fundirán al sofá
impidiendo cargos de conciencia
y pensamientos diarréicos.

Seré feliz atisbando paraísos artificiales,
retratando impostores con mi rostro,
reventando mi alma contra espejos
de líquido amniótico.

¿Cuál es el sentido de la existencia? Un poema que posa preguntas vitales al embrionario estado del hastío. Me conmueven sus imágenes crudas. Salud y Poesía, querido Israel.
ERA