Editorial Alaire

Con desdén ofensivo
me has apartado de las cercanías de tu puerta,
renunciaste a la calidez de mi abrazo,
prefieres sonreír al sol con los hombros desnudos
y aligerar tus pasos casi descalzos
para hacer tuya la brisa.

El rubor te surge espontáneo
no requieres ya de mis caricias en tus céreas mejillas.

Hubo un tiempo en que te urgía mi cercanía,
mi solo contacto te robaba un mohín de íntima complicidad
erizaba tu piel de igual manera al abrazarte o desnudarte,
te abrigabas con mi cuerpo
y yo… solo vestía tu perfume.

Pronto barrerán los vientos el ocre del suelo.
Con sutil arrogancia volverás a mí
y seré tu amante de nuevo,
hasta que muera la primavera.

Las bufandas siempre me dieron algo de miedo. Me gusto mucho este poema.

Hola, siempre digo que no soy de bufandas ni pañuelos al cuello, sujetan la cabeza. Y soy de ésas que prefiere perderla de vez en cuando. En realidad es porque creo que no tengo el cuello lo suficientemente largo, pero el primer discurso resulta mucho más poético, donde va a parar.

Yendo a los primeros versos, donde esté un abrazo que se quite todo lo demás. Con sonrisa por supuesto. Buen poema a las bufandas.

Saludos.

Estando en Soria en invierno, tuve que comprarme una bufanda de lana "pura lana virgen" y mi cuello
me lo agradeció todo el invierno. Tus versos me han traído varios recuerdos..
Abrazos

Me gustaron tus versos, la espera reconciliadora. Un placer leerte.
Abrazos

Arturo,

me gusta el poema, amigo. Me parece muy original y conseguida la personalización de la bufanda para construir una alegoría amorosa con detalles muy bellos. Late en el poema una ternura y una claridad muy atractivas.

A mí me gusta.
Abrazos.

Hermoso poema Arturo. Has elegido una buena imagen que conviertes en símbolo personal a lo largo de la obra, loable el desarrollo.
Me gustado.
Un abrazo y salud

Hermoso trabajo, amigo Arturo, donde has escogido una prenda totalmente imprescindible para mí, me encantan las bufandas y tú aquí las conviertes en un símbolo de alto poder evocador.
Felicidades.
Abrazos.

Gustavo Cavicchia escribió:Las bufandas siempre me dieron algo de miedo. Me gusto mucho este poema.

Gracias Gustavo, me alegra te haya gustado pese al susto.
Un abrazo.

Antonia Mauro escribió:Hola, siempre digo que no soy de bufandas ni pañuelos al cuello, sujetan la cabeza. Y soy de ésas que prefiere perderla de vez en cuando. En realidad es porque creo que no tengo el cuello lo suficientemente largo, pero el primer discurso resulta mucho más poético, donde va a parar.

Yendo a los primeros versos, donde esté un abrazo que se quite todo lo demás. Con sonrisa por supuesto. Buen poema a las bufandas.

Saludos.

Gracias Antonia, por tu visita y comentario.
Un abrazo.

Simon Abadia escribió:Estando en Soria en invierno, tuve que comprarme una bufanda de lana "pura lana virgen" y mi cuello
me lo agradeció todo el invierno. Tus versos me han traído varios recuerdos..
Abrazos

Qué bien, Simón, que algo de lo que escribimos
logre activar recuerdos. Un abrazo.

Arturo Rodríguez Milliet escribió:Con desdén ofensivo
me has apartado de las cercanías de tu puerta,
renunciaste a la calidez de mi abrazo,
prefieres sonreír al sol con los hombros desnudos
y aligerar tus pasos casi descalzos
para hacer tuya la brisa.

El rubor te surge espontáneo
no requieres ya de mis caricias en tus céreas mejillas.

Hubo un tiempo en que te urgía mi cercanía,
mi solo contacto te robaba un mohín de íntima complicidad
erizaba tu piel de igual manera al abrazarte o desnudarte,
te abrigabas con mi cuerpo
y yo… solo vestía tu perfume.

Pronto barrerán los vientos el ocre del suelo.
Con sutil arrogancia volverás a mí
y seré tu amante de nuevo,
hasta que muera la primavera.

Ingeniosa personificación de la bufanda, Arturo. Todo un placer de lectura. Abrazos, ERA