Editorial Alaire

Ventura Morón escribió: ↑Lun, 29 Mar 2021 18:51 Me gusta mucho Antonia. Es muy equilibrado, lleno de emociones, muy bien dibujadas.
EL objeto de la mecedora es capaz de llevarnos hacia la persona y la ternura que despierta.
Un placer venir, abrazos

Rafel Calle escribió: ↑Jue, 01 Abr 2021 4:52 Hermoso y entrañable trabajo, amiga Antonia.
Me alegro mucho de verte tan "despierta", tan tuya.
Abrazos.

Ignacio Mincholed escribió: ↑Jue, 01 Abr 2021 10:38 Felicidades, Antonia.

Esa cocacola que dices, no sé yo si te te da chispa, sino que revela toda la poética que llevas contigo y que pones perfectamente en el poema con una naturalidad muy notable.

Entremezclas la crudeza con la ternura partiendo del núcleo de un sentido del humor sutil, que tanto bien hace a la poesía cuando está bien equilibrado.

Felicidades y un abrazo.
Ignacio

E. R. Aristy escribió: ↑Jue, 03 Jun 2021 11:35

Antonia Mauro escribió: ↑Sab, 27 Mar 2021 17:08 Le decía muchas veces a mi madre
-últimamente hablo mucho de ella-
que cuando fuese mayor, le compraría una mecedora

grande y bonita;
como las que se fabrican en países lejanos
de Centroamérica o de Asia
por familias normales y disfuncionales en igual categoría.

Le decía muchas veces a mi madre:
¡Mamá!
Y era una broma negra y macabra como la vida misma.

Despertó a gritos con una cruz encima de su cuerpo
y era de papel y mundana y sin Jesucristo
y ella se moría de la risa para
no vivir de espanto.

Últimamente hablo mucho acerca de mi madre
y es que no me acostumbro a no escuchar su carcajada,
a no haberle comprado una mecedora grande y bonita
y a que nunca llegase a ser mayor.

Antonia Mauro

Entrañable poema, Antonia. Me conmueve su lírica historia. Abrazos, ERA

J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Jue, 03 Jun 2021 12:39 "Despertó a gritos con una cruz encima de su cuerpo
y era de papel y mundana y sin Jesucristo
y ella se moría de la risa para
no vivir de espanto"

Siempre me gustan muchos tus versos por el despartajo, esa fina irónia, ese "descreimiento" , pero a la vez entrañable de todo lo que nos cuentas.

Todo un placer de lectura, Doña Antonia.

Bicos es saúde.

Alonso Vicent escribió: ↑Sab, 05 Jun 2021 15:37 En la casa de mis padres no éramos de comprar cosas para los demás, cada cual se compraba lo que quería; la caja estaba abierta. Quizás por eso, cuando tuve mi propia casa me agencié de dos mecedoras de ocasión para los lados de la chimenea y abrí el arcón de los regalos de ida y vuelta.
En fin, las madres.
Me gustó la ironía que guarda el paso del tiempo cuando se trata de recordar y el afecto que transmites.
Vengo, me voy, me dejo las mecedoras en casa para colgar las hamacas entre los pinos.
Un abrazote, Morado.

Ulises C.J. escribió: ↑Vie, 04 Jun 2021 15:15 Sientes profundo y lo cantas hermoso.
No se le puede pedir más a un poema.

Antonia Mauro escribió: ↑Sab, 27 Mar 2021 17:08 Le decía muchas veces a mi madre
-últimamente hablo mucho de ella-
que cuando fuese mayor, le compraría una mecedora

grande y bonita;
como las que se fabrican en países lejanos
de Centroamérica o de Asia
por familias normales y disfuncionales en igual categoría.

Le decía muchas veces a mi madre:
¡Mamá!
Y era una broma negra y macabra como la vida misma.

Despertó a gritos con una cruz encima de su cuerpo
y era de papel y mundana y sin Jesucristo
y ella se moría de la risa para
no vivir de espanto.

Últimamente hablo mucho acerca de mi madre
y es que no me acostumbro a no escuchar su carcajada,
a no haberle comprado una mecedora grande y bonita
y a que nunca llegase a ser mayor.

Antonia Mauro

xaime oroza carballo escribió: ↑Lun, 07 Jun 2021 0:48

Antonia Mauro escribió: ↑Sab, 27 Mar 2021 17:08 Le decía muchas veces a mi madre
-últimamente hablo mucho de ella-
que cuando fuese mayor, le compraría una mecedora

grande y bonita;
como las que se fabrican en países lejanos
de Centroamérica o de Asia
por familias normales y disfuncionales en igual categoría.

Le decía muchas veces a mi madre:
¡Mamá!
Y era una broma negra y macabra como la vida misma.

Despertó a gritos con una cruz encima de su cuerpo
y era de papel y mundana y sin Jesucristo
y ella se moría de la risa para
no vivir de espanto.

Últimamente hablo mucho acerca de mi madre
y es que no me acostumbro a no escuchar su carcajada,
a no haberle comprado una mecedora grande y bonita
y a que nunca llegase a ser mayor.

Antonia Mauro

"Fermosa confesión achegadora". Una dulce delicia, gracias.
Fonda aperta.

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Lun, 07 Jun 2021 8:35 Me ha gustado mucho el poema, Antonia. Altamente emotivo y con un puntito de ironía y ahí está la chispa que salta y nos cautiva.
Enhorabuena.
Un afectuoso abrazo.