La Casa del Pueblo...
Publicado: Sab, 27 Mar 2021 13:38
Un municipio cualquiera (provincia de Alicante),
Comunidad Valenciana (España),
Plaza Mayor (Nuevo edificio del Ayuntamiento),
Casa del Pueblo supuestamente
(donde le importa a nadie una mierda el pueblo)…
Policía Local (entrando a la derecha),
si se te ocurre traspasar la línea roja COVID
considérate acusado de homicidio;
hay entre esas paredes tanta tensión no resuelta,
tanto odiador compulsivo, tanto opresor con poderes,
que se te clava el desprecio en la piel como un chinche
y se te erizan los pelos hasta en las axilas
(créeme que no te exagero).
Cuando sales de allí, si buenamente puedes,
mejor no te dirijas, salvo atado, hacia la izquierda;
no sé si será Dios el que los cría
o si ellos mismos son los que se juntan,
lo cierto es que una hilera de abnegados funcionarios
-con gesto de forense sexualmente insatisfecho-
te miran cual Clints Eastwoods perdonándote la vida
detrás de sus cristales anti esputos.
Al que se atreve a preguntarles algo
-pocos le echan dos huevos para hacerlo-
le resuelven las dudas con impresos,
balbuceos, ladridos, gestos mortuorios
y algún:“Vuelva usted mañana con el notario.”
Con su uniforme azul celeste inmaculado,
y apegada a un carrito repleto de utensilios,
deambula la mujer de la limpieza
chismorreando a la que puede con quien que puede;
qué larga la mañana y cuánta mugre
-joder, pongámonos en su pellejo-
a todas horas viendo pasar cuchillos en los dientes
por mil euros o menos,
y encima quitando mierda como una negra,
joder, ¿he dicho negra?
perdón, esto es racismo… como una mártir.
El alcalde es de izquierdas,
hay algunos ediles que hasta tienen estudios
y una bibliotecaria que ama los libros;
hay también secretarios, subsecretarios y vicecosas
que cobran de los impuestos de los mismos idiotas
a los que cierran bares y fiestas ¿clandestinas?
En el Ayuntamiento de un lugar cualquiera (España)
parece que hayan hecho los fantasmas madriguera;
de denso que es el aire cuesta un mundo respirarlo
y sin embargo –la idiotez del ser humano-
se considera un privilegio ganarse allí las habichuelas.
Transito ese lugar, para mi inmensa suerte,
lo justo y hasta menos,
pero puedo jurar que hay fuerzas infra-humanas,
presencias de los más hondos avernos,
gritando a los transeúntes, con la voz de Maquiavelo:
“Saca un billete, cueste lo que cueste,
-ya lo paga el erario-
y súbelos a todos al tren de la vendimia…”
Comunidad Valenciana (España),
Plaza Mayor (Nuevo edificio del Ayuntamiento),
Casa del Pueblo supuestamente
(donde le importa a nadie una mierda el pueblo)…
Policía Local (entrando a la derecha),
si se te ocurre traspasar la línea roja COVID
considérate acusado de homicidio;
hay entre esas paredes tanta tensión no resuelta,
tanto odiador compulsivo, tanto opresor con poderes,
que se te clava el desprecio en la piel como un chinche
y se te erizan los pelos hasta en las axilas
(créeme que no te exagero).
Cuando sales de allí, si buenamente puedes,
mejor no te dirijas, salvo atado, hacia la izquierda;
no sé si será Dios el que los cría
o si ellos mismos son los que se juntan,
lo cierto es que una hilera de abnegados funcionarios
-con gesto de forense sexualmente insatisfecho-
te miran cual Clints Eastwoods perdonándote la vida
detrás de sus cristales anti esputos.
Al que se atreve a preguntarles algo
-pocos le echan dos huevos para hacerlo-
le resuelven las dudas con impresos,
balbuceos, ladridos, gestos mortuorios
y algún:“Vuelva usted mañana con el notario.”
Con su uniforme azul celeste inmaculado,
y apegada a un carrito repleto de utensilios,
deambula la mujer de la limpieza
chismorreando a la que puede con quien que puede;
qué larga la mañana y cuánta mugre
-joder, pongámonos en su pellejo-
a todas horas viendo pasar cuchillos en los dientes
por mil euros o menos,
y encima quitando mierda como una negra,
joder, ¿he dicho negra?
perdón, esto es racismo… como una mártir.
El alcalde es de izquierdas,
hay algunos ediles que hasta tienen estudios
y una bibliotecaria que ama los libros;
hay también secretarios, subsecretarios y vicecosas
que cobran de los impuestos de los mismos idiotas
a los que cierran bares y fiestas ¿clandestinas?
En el Ayuntamiento de un lugar cualquiera (España)
parece que hayan hecho los fantasmas madriguera;
de denso que es el aire cuesta un mundo respirarlo
y sin embargo –la idiotez del ser humano-
se considera un privilegio ganarse allí las habichuelas.
Transito ese lugar, para mi inmensa suerte,
lo justo y hasta menos,
pero puedo jurar que hay fuerzas infra-humanas,
presencias de los más hondos avernos,
gritando a los transeúntes, con la voz de Maquiavelo:
“Saca un billete, cueste lo que cueste,
-ya lo paga el erario-
y súbelos a todos al tren de la vendimia…”