Métodos furtivos del ser humano
Publicado: Mar, 23 Mar 2021 12:18
Todo sea por dudar.
Las cosas más importantes comienzan por ahí.
Lo que hace el amor a esta tortuosa mentalidad colectiva.
Confían en ilusiones que pueden durar solo un segundo.
Qué pasa con el resto.
Con la necesidad de hablar con la boca que nadie ha hablado.
Con la incomprensión y segregación que sufren los que no confían.
Ellos en realidad no sufren.
No apuestan ni se casan con nadie.
No salen de fiesta para desconectar, porque están más conectados de lo que parece.
Basta con echar un vistazo, con algo de perspectiva, como para saber que el engaño se ha subido al carro de la humanidad.
Todo lo que toca o piensa el hombre está adulterado.
Comenzando por el subconsciente.
Jamás pensé que todo lo que padecí fuera algún día a abandonarlo.
Ahora recuerdo situaciones que son pasajes en blanco.
Nunca me he arrepentido.
Sigo pensando lo mismo que hace siete años.
La escritura ha acatado mi voz.
No sólo está reflejada en mis poemas.
Al fin y al cabo, a eso aspiramos.
Sin embargo, recuerden una sola cosa que les cause dolor y ya no podrán salir del bucle.
Alguien que piensa que lleva siempre la razón jamás padecerá mal de amores.
No me den sentimientos.
No se los voy a coger.
He llegado a un punto de indiferencia, tan radical y tan certero, que le he pegado una buena patada al diccionario.
La palabra es una tradición a traición.
Conozco mejores formas de apareamiento.
Lo demás son ilusiones que ayudan a conciliar el sueño.
Jamás he tenido ningún problema mental.
Mis síntomas me mantienen con vida.
Sobrevivir no es una opción. No siempre.
La verdad no existe.
Nadie sabe nada de lo que dice.
Yo utilizo la ambigüedad.
Ni siquiera puedo asegurar que no he muerto esta madrugada.
No me creo nada de lo que sucede.
El uso del lenguaje ha levantado barreras entre el hombre.
Con la dialéctica no se ha ganado nunca ningún premio.
Mi única pega, buscar la trascendencia.
Pero ya estoy acostumbrado a encontrarla.
Ello solo ocurre cuando me desmarco de todos los atributos que le han colgado a Dios.
Al fin y al cabo, ¿qué otra forma hay de demostrar la realidad?
¿La ciencia? ¿La creación?
Todo es aplastantemente sencillo:
"Lo único que puede crear y destruir es la mente humana."
Las cosas más importantes comienzan por ahí.
Lo que hace el amor a esta tortuosa mentalidad colectiva.
Confían en ilusiones que pueden durar solo un segundo.
Qué pasa con el resto.
Con la necesidad de hablar con la boca que nadie ha hablado.
Con la incomprensión y segregación que sufren los que no confían.
Ellos en realidad no sufren.
No apuestan ni se casan con nadie.
No salen de fiesta para desconectar, porque están más conectados de lo que parece.
Basta con echar un vistazo, con algo de perspectiva, como para saber que el engaño se ha subido al carro de la humanidad.
Todo lo que toca o piensa el hombre está adulterado.
Comenzando por el subconsciente.
Jamás pensé que todo lo que padecí fuera algún día a abandonarlo.
Ahora recuerdo situaciones que son pasajes en blanco.
Nunca me he arrepentido.
Sigo pensando lo mismo que hace siete años.
La escritura ha acatado mi voz.
No sólo está reflejada en mis poemas.
Al fin y al cabo, a eso aspiramos.
Sin embargo, recuerden una sola cosa que les cause dolor y ya no podrán salir del bucle.
Alguien que piensa que lleva siempre la razón jamás padecerá mal de amores.
No me den sentimientos.
No se los voy a coger.
He llegado a un punto de indiferencia, tan radical y tan certero, que le he pegado una buena patada al diccionario.
La palabra es una tradición a traición.
Conozco mejores formas de apareamiento.
Lo demás son ilusiones que ayudan a conciliar el sueño.
Jamás he tenido ningún problema mental.
Mis síntomas me mantienen con vida.
Sobrevivir no es una opción. No siempre.
La verdad no existe.
Nadie sabe nada de lo que dice.
Yo utilizo la ambigüedad.
Ni siquiera puedo asegurar que no he muerto esta madrugada.
No me creo nada de lo que sucede.
El uso del lenguaje ha levantado barreras entre el hombre.
Con la dialéctica no se ha ganado nunca ningún premio.
Mi única pega, buscar la trascendencia.
Pero ya estoy acostumbrado a encontrarla.
Ello solo ocurre cuando me desmarco de todos los atributos que le han colgado a Dios.
Al fin y al cabo, ¿qué otra forma hay de demostrar la realidad?
¿La ciencia? ¿La creación?
Todo es aplastantemente sencillo:
"Lo único que puede crear y destruir es la mente humana."