Editorial Alaire

El faro de marzo
Regreso. Faro de la nostalgia


Regreso a casa y traigo entre los ojos
luz de distancias, luz
de azules y olas
desnudas de palabras.

Regreso, como Ulises, a las inciertas costas
del tiempo
y a las tejidas horas
de los días
por la paciente mano del amor
trenzadas.

Regreso. Pisa la tierra el pie
que la orilla del mar toca. La tierra, ay,
destino al fin del navegar incierto
de la vida

y un faro de nostalgia
arrumbado a las costas de los años,
a los destellos de salvación atado. Lejos,
regreso, del proceloso piélago
de la melancolía.

Para quedarme.

González Alonso

Cuanta belleza en estas letras amigo. La experiencia del paso colorea estas letras, que se hacen eco de las distancias conocidas, de los lugares amados y nunca olvidados, del paso del tiempo. La palabra medida para crear emoción.
Siempre es un privilegio leerte, y ahora, abrir los comentarios a tu poema.
Fuerte abrazo

Qué bien reflejas los conceptos en estos versos tan hermosos y lúcidos. Me gustó mucho el poema.
Abrazos

Julio Gonzalez Alonso escribió:

El faro de marzo
Regreso. Faro de la nostalgia


Regreso a casa y traigo entre los ojos
luz de distancias, luz
de azules y olas
desnudas de palabras.

Regreso, como Ulises, a las inciertas costas
del tiempo
y a las tejidas horas
de los días
por la paciente mano del amor
trenzadas.

Regreso. Pisa la tierra el pie
que la orilla del mar toca. La tierra, ay,
destino al fin del navegar incierto
de la vida

y un faro de nostalgia
arrumbado a las costas de los años,
a los destellos de salvación atado. Lejos,
regreso, del proceloso piélago
de la melancolía.

Para quedarme.

González Alonso

Una alegoría que nos zambulle en las mágicas secuencias del tiempo, y que nos hace valorar la vida en su belleza efímera. La conclusión, el cierre, es muy elocuente, muy determinante, un remate que, como la muerte misma, está cargada de misterio, de cierta aprensión que, sin embargo, se pierde en los estertores de la verdad y la belleza. El ritmo tiene un detalle que llama mi atención: es como un cabalgar que se abandona al vértigo de las sinuosidades del terreno, sin perder su ímpetu primero. Esto logran solo los que se quemaron las pestañas estudiando y practicando la poesía clásica. Albricias.

Un abrazo, compañero.
Óscar

Muy, pero que muy bonito este genial poema con tintes melancólicos, sabor de mares y distancia, aplausos para ese faro que te guio hasta este foro donde plasmaste tu obra.
Enhorabuena.

Muy bello el formato para recoger entre los versos la luz que en marzo deja el faro guía.
Mis aplausos estimado Julio.
Un abrazo y salud

Tan bello como evocador trabajo, amigo Julio. Alumbran muy bien estos faros del 2021 y, desde luego, no podía ser más oportuno este que brilla en el umbral de la floresta.
Felicidades.
Abrazos.

Ventura Morón escribió:Cuanta belleza en estas letras amigo. La experiencia del paso colorea estas letras, que se hacen eco de las distancias conocidas, de los lugares amados y nunca olvidados, del paso del tiempo. La palabra medida para crear emoción.
Siempre es un privilegio leerte, y ahora, abrir los comentarios a tu poema.
Fuerte abrazo

¡Qué generoso comentario, Ventura! Lees con atención y escribes con mimo. Muchas gracias y mi abrazo.
Salud.

Pilar Morte escribió:Qué bien reflejas los conceptos en estos versos tan hermosos y lúcidos. Me gustó mucho el poema.
Abrazos

Gracias, Pilar. La luz de marzo es una buena guía para acercarse a las costas del amor. Mi abrazo.
Salud.

Óscar Distéfano escribió:

Julio Gonzalez Alonso escribió:

El faro de marzo
Regreso. Faro de la nostalgia


Regreso a casa y traigo entre los ojos
luz de distancias, luz
de azules y olas
desnudas de palabras.

Regreso, como Ulises, a las inciertas costas
del tiempo
y a las tejidas horas
de los días
por la paciente mano del amor
trenzadas.

Regreso. Pisa la tierra el pie
que la orilla del mar toca. La tierra, ay,
destino al fin del navegar incierto
de la vida

y un faro de nostalgia
arrumbado a las costas de los años,
a los destellos de salvación atado. Lejos,
regreso, del proceloso piélago
de la melancolía.

Para quedarme.

González Alonso

Una alegoría que nos zambulle en las mágicas secuencias del tiempo, y que nos hace valorar la vida en su belleza efímera. La conclusión, el cierre, es muy elocuente, muy determinante, un remate que, como la muerte misma, está cargada de misterio, de cierta aprensión que, sin embargo, se pierde en los estertores de la verdad y la belleza. El ritmo tiene un detalle que llama mi atención: es como un cabalgar que se abandona al vértigo de las sinuosidades del terreno, sin perder su ímpetu primero. Esto logran solo los que se quemaron las pestañas estudiando y practicando la poesía clásica. Albricias.

Un abrazo, compañero.
Óscar

La vida y su belleza efímera, el tiempo implacable, el final inevitable y siempre doloroso para los que quedan, lo imposible e irrecuperable, pero hermoso todavía y fresco en la memoria del alma... todo eso que has sabido ver y que yo torpemente he podido anotar en estos versos. Así es. Muchas gracias por tu cercanía y atención, Óscar. Mi abrazo.
Salud.

Majestuoso, Julio.

Introducirte en tus letras es garantia de buen hacer.

Me ha encantado.

Un abrazo.

“y un faro de nostalgia
arrumbado a las costas de los años,
a los destellos de salvación atado. Lejos,
regreso, del proceloso piélago
de la melancolía”

Hermoso de verdad, maestro Julio!!, El mar simbólico, ese faro solitario de la incertidumbre, la perseguida voz en el viento y el ruido de la marea de palabras hace rezumar “la melancolía” por las junturas de los versos.

Abrazos y salud, pronto será el encuentro. Vete comprando una fuente que merezca acoger el oro del mar.

Julio Gonzalez Alonso escribió:

El faro de marzo
Regreso. Faro de la nostalgia


Regreso a casa y traigo entre los ojos
luz de distancias, luz
de azules y olas
desnudas de palabras.

Regreso, como Ulises, a las inciertas costas
del tiempo
y a las tejidas horas
de los días
por la paciente mano del amor
trenzadas.

Regreso. Pisa la tierra el pie
que la orilla del mar toca. La tierra, ay,
destino al fin del navegar incierto
de la vida

y un faro de nostalgia
arrumbado a las costas de los años,
a los destellos de salvación atado. Lejos,
regreso, del proceloso piélago
de la melancolía.

Para quedarme.

González Alonso

Un regalo que aflora los destellos de tu sensible corazón, Julio. Un placer delectura. ERA

... qué bueno, qué bueno es siempre leerte, Julio, qué linda transformación sufre el tiempo; felicitaciones, felicitaciones. a. justel/Orión