Editorial Alaire

TRANSCURSO (A Ignacio Mincholed)


Eres algo cierto. Es tangible tu piel, brisa tu sustancia.

Cuando vas por los acantilados, tu tránsito es valiente. Por las llanuras cantas tus espejos que se tornan inmortales. No eres un dios, pero podías haberlo sido.

Con la lluvia tu pecho se agita. Con la tormenta te internas por los caminos de los álamos. Los relámpagos no te muerden.

Te aman los hombres de axilas inocentes y las mujeres de senos fugitivos. Nadie te odia, ni siquiera los que no pronuncian tu nombre asegurando que así instalan olvido en tu escultura. Pero todo cambia.

El oscuro dejó sus fragmentos para la sabiduría.

El comedido no quiso levantar alambres ni arrojar flores en tu trayecto. El miedoso te ignora. Pero tú solo piensas en el mar.

Rompes la luna en cristales oblicuos y trenzas con el sol encajes sin lágrimas.

A veces, tu serenidad asombra a los incrédulos. A veces, tu corazón parece latir como una paloma. A veces, tu pasión desorganiza los púlpitos.

Tu muerte inexistente es un cendal de vértigos gozosos. Tu caudal pierde su dulzura y se hace eterno.

Eres algo cierto, río, pero nunca lo fuiste.

Un estupendo escrito en el que se reconocerá felizmente su destinatario, de amplio verbo y ajustada cadencia. Un buen trabajo, Jerónimo, como a los que nos tienes acostumbrados. Enhorabuena.
Abrazo y salud.

Muchas gracias, Jerónimo. Es muy grato recibir la dedicatoria de semejante poema.
Es emocionante.

Sin dejarme condicionar por la dedicatoria he leído tu poema con sentida emoción, inevitable porque la lleva en sus letras.
Transcurrir es mucho más que suceder; se suceden las cosas unas a otras, se sucede el tiempo momento a momento, pero transcurrir supone un continuo que se escapa a lo temporal: Eres algo cierto, río, pero nunca lo fuiste.

Ese verso encierra una carga poética magnífica, que ya viene delicada y emocionante, encauzada pensamiento a pensamiento, verso a verso reforzada en cada recodo haciéndose fuerte aquí: Pero tú solo piensas en el mar.

Este poema es impecable en su construcción, en su decir y en su cadencia; reseña perfectamente el espíritu libre del existir, del transcurso atemporal.

Felicidades, Jerónimo. Me siento muy honrado. Gracias y un abrazo.
Ignacio

¡Cómo me gustan los versos primero y último!
Marco perfecto para guardar versos como el que resalto:

A veces, tu serenidad asombra a los incrédulos. A veces, tu corazón parece latir como una paloma. A veces, tu pasión desorganiza los púlpitos.

Felicidades, un poema que he disfrutado imaginando el disfrute del que regala y la cara de asombro del que recibe tan bello regalo.
Un abrazo a ambos.

Julio Gonzalez Alonso escribió:Un estupendo escrito en el que se reconocerá felizmente su destinatario, de amplio verbo y ajustada cadencia. Un buen trabajo, Jerónimo, como a los que nos tienes acostumbrados. Enhorabuena.
Abrazo y salud.

Me has quitado un preocupante cero y me hecho unos elogios emocionantes. Te lo agradezco todo pero, esto último, más que lo primero. Me has dado ánimos y alegría.
Un abrazo.

Jerónimo

Un poema muy bueno dedicado al amigo Ignacio. Qué contento estará con las cualidades que se inducen del poema.
Felicidades a ambos.
Abrazos

Excelente dedicatoria, estimado Jerónimo, para el Ilustrísimo abad aunque mala para su ego; la tentación siempre anda acechando pero dada su notable santidad, y estoicismo, podrá superarla.
Un abrazo y salud para ambos y felicitaciones.

Jerónimo Muñoz escribió:TRANSCURSO (A Ignacio Mincholed)


Eres algo cierto. Es tangible tu piel, brisa tu sustancia.

Cuando vas por los acantilados, tu tránsito es valiente. Por las llanuras cantas tus espejos que se tornan inmortales. No eres un dios, pero podías haberlo sido.

Con la lluvia tu pecho se agita. Con la tormenta te internas por los caminos de los álamos. Los relámpagos no te muerden.

Te aman los hombres de axilas inocentes y las mujeres de senos fugitivos. Nadie te odia, ni siquiera los que no pronuncian tu nombre asegurando que así instalan olvido en tu escultura. Pero todo cambia.

El oscuro dejó sus fragmentos para la sabiduría.

El comedido no quiso levantar alambres ni arrojar flores en tu trayecto. El miedoso te ignora. Pero tú solo piensas en el mar.

Rompes la luna en cristales oblicuos y trenzas con el sol encajes sin lágrimas.

A veces, tu serenidad asombra a los incrédulos. A veces, tu corazón parece latir como una paloma. A veces, tu pasión desorganiza los púlpitos.

Tu muerte inexistente es un cendal de vértigos gozosos. Tu caudal pierde su dulzura y se hace eterno.

Eres algo cierto, río, pero nunca lo fuiste.

Maravilloso poema e igual dedicatoria a Ignacio Mincholed. Les felicito a ambos. Salud y Poesía siempre. ERA

Es brillantísimo el poema, Jerónimo, y sí, en este transcurro se hospeda el río de Heráclito....veo las fuentes claramente, allí están las bases alojadas, envueltas en un lirismo que termina por conducirnos en este transcurrir por el poema en altas dosis de buena poesía...siempre es reparador acudir a tus poemas...sabes que la poesía profunda te aguarda. Un gran trabajo, Jerónimo, te felicito a ti como autor y a Ignacio homenajeado en el poema.

Un abrazo grande.

Carmen

Muy bello trabajo, amigo Jerónimo, que cuenta con el plus de ser una dedicatoria entre poetas. Hay mucha evocación en esta obra trufada de hallazgos literarios.
Felicidades, Ignacio y Jerónimo.
Abrazos.

Un último verso antológico, Jerónimo. Nuestro tránsito es algo efímero, pero en algunas ocasiones es posible llegar a trascender por la huella que dejamos. La poesía, en algún sentido, creo que también es un intento de eso.

Me gustó mucho el poema. Felicidades y recibe un cordial saludo.

Ana García escribió:¡Cómo me gustan los versos primero y último!
Marco perfecto para guardar versos como el que resalto:

A veces, tu serenidad asombra a los incrédulos. A veces, tu corazón parece latir como una paloma. A veces, tu pasión desorganiza los púlpitos.

Felicidades, un poema que he disfrutado imaginando el disfrute del que regala y la cara de asombro del que recibe tan bello regalo.
Un abrazo a ambos.

Siempre encuentro en ti un eco poderoso y generoso. Cuánto me alegro de verte aparecer por mis versos. Seguro que leeré algo que me ensalce más allá de mis expectativas. Gracias, Ana.
Abrazos.

Jerónimo

"Tu muerte inexistente es un cendal de vértigos gozosos. Tu caudal pierde su dulzura y se hace eterno.

Eres algo cierto, río, pero nunca lo fuiste”

Una fiesta de la imaginación, esplendoroso lenguaje poético que aprehende lo que no puede expresar la palabra común.
Como ya es habitual, finales para enmarcar.

Felicidades, Ignacio, por tan hermoso regalo.

Abrazos y salud.

¡Qué maravilla Jerónimo!

Me ha encantado. La escritura es pulcra, las metáforas excelentes, el contexto genial.

Estoy con Ana, todo el escrito es para leerlo varias veces, pero los versos de principio y final son para ponerles un marco.

Lo dicho, me ha gustado mucho.

Un fuerte abrazo.

Pilar Morte escribió:Un poema muy bueno dedicado al amigo Ignacio. Qué contento estará con las cualidades que se inducen del poema.
Felicidades a ambos.
Abrazos

Contento seguro que está Ignacio y contento estoy yo de recibir siempre la generosidad de tu palabra.
Gracias, Pilar, y un abrazo.

Jerónimo