Editorial Alaire

DURACIÓN


Los días son ciegos porque no quieren morir de vértigo. Mi corazón no puede engañarlos: al intentar herirlos solo consigo guiños de venas.

En los atardeceres, las yeguas se desbocan bajo mis estribos. No me dan miedo sus cánticos de canela, no necesito que mis párpados griten abismos para asombrarlas.

En el cénit del resplandor, el frio se amamanta de mi inocencia.

Las espinas de los relojes dirigen sus fuegos hacia la eternidad. No todos los mercurios entienden sus fatigas, pero gimen si ven alejarse el temblor de sus músculos y claman por retener siquiera los ojos de la incertidumbre.

Los rayos del sol se deslucen a medida que aman. Cuando colisionan con la estupidez, lloran alcoholes. Cuando se ennegrecen, cantan miradas.

La noche es infinita entre el trigo y los cabellos. Un galope de cuernos asola las dehesas somnolientas, las serpientes resucitan de sus falsedades, las aguas de la laguna pugnan por ahogar a las bestias, las grasas de las alcobas se diluyen, los alientos crujen en la oscuridad buscando la pureza. Al fin, la luz asoma en línea recta por las laderas.

Los ancianos recuerdan el pan que les cobijó, los niños apenas recuerdan sus palomas, los hombres matan luciérnagas olvidadas, las mujeres arrebujan sueños.

La oscuridad se construye a sí misma, la claridad necesita del amor para sobrevivir.

Todo lo perdurable ha terminado. O quizás no.

Impecables y sustanciosas reflexiones pasadas y tamizadas por el cendal de la poesía. Mis felicitaciones, Jerónimo.

¡Esto es pura poesía!
Ya intuía yo que el sol se diluye en moléculas cuando pasan cerca las estupideces en todo su esplendor. Supongo que se repliega entre sus rayos.
¡Qué bonita la asociación de la flor de la canela con el canto y las yeguas! Un aroma lleno de matices.
Cada idea me regala una asociación diferente. ¡Gracias!
Un gran abrazo.

Me has dejado practicamente sin palabras.

Tan solo te diré que es especial y que tanto el texto, como sobre todo las metáforas, me han encantado.

Un abrazo, compañero.

Cuántas verdades y reflexiones hay en este trabajo. Me quedo con el texto completo pleno de inspirada poesía. Felicidades.
Abrazos

Jerónimo Muñoz escribió:DURACIÓN


Los días son ciegos porque no quieren morir de vértigo. Mi corazón no puede engañarlos: al intentar herirlos solo consigo guiños de venas.

En los atardeceres, las yeguas se desbocan bajo mis estribos. No me dan miedo sus cánticos de canela, no necesito que mis párpados griten abismos para asombrarlas.

En el cénit del resplandor, el frio se amamanta de mi inocencia.

Las espinas de los relojes dirigen sus fuegos hacia la eternidad. No todos los mercurios entienden sus fatigas, pero gimen si ven alejarse el temblor de sus músculos y claman por retener siquiera los ojos de la incertidumbre.

Los rayos del sol se deslucen a medida que aman. Cuando colisionan con la estupidez, lloran alcoholes. Cuando se ennegrecen, cantan miradas.

La noche es infinita entre el trigo y los cabellos. Un galope de cuernos asola las dehesas somnolientas, las serpientes resucitan de sus falsedades, las aguas de la laguna pugnan por ahogar a las bestias, las grasas de las alcobas se diluyen, los alientos crujen en la oscuridad buscando la pureza. Al fin, la luz asoma en línea recta por las laderas.

Los ancianos recuerdan el pan que les cobijó, los niños apenas recuerdan sus palomas, los hombres matan luciérnagas olvidadas, las mujeres arrebujan sueños.

La oscuridad se construye a sí misma, la claridad necesita del amor para sobrevivir.

Todo lo perdurable ha terminado. O quizás no.

Wow! Me gusta mucho esta mirada poética. Veo aqui, en mi opinión personal, La Poesía por excelencia. Cuando "el aliento cruje" y "la noche es infinita entre el trigo y los cabellos", ya el poeta está en dominio de la imagen y crea un lenguaje irreplicable y propio. Si "los hombres matan luciérnagas olvidadas" y "las serpientes resucitan", la oscuridad mental también es una construcción semántica y ambivalente. En medio de audaces y bellas imagenes,ahi esta la permanencia; una oración tan simple y clara como su construcción: "la claridad necesita del amor para sobrevivir". El verso final es rotundo en su poder sugestivo: "Todo lo perdurable ha terminado. O quizás no". Lo cual para el lector benévolo, se le hace indispensable regresar al poema para ver con que luz se abre a la posibilidad de lo eterno: "En el cénit del resplandor, el frio se amamanta de mi inocencia." Aunque rodeados de oscuridad y de bestias y aguas turbulentas, atravesamos -en la duración que sea- la emanación que somos y llega un tiempo en que ( y esta imagen es muy preciada para mi) "Las espinas de los relojes dirigen sus fuegos hacia la eternidad" . Esta imagen es muy preciada porque la he sentido en mi propia experiencia; ir como el tiempo explotando las pompas de su propia ilusión. Al final queda solo eso ante nuestros ojos que han sido develados: el fuego de la eternidad. Mi gran admiración por tu gran sensibilidad trufada de talentos y por concebir en la eterna flama, querido Jeronimo. E. R. Aristy

Julio Gonzalez Alonso escribió:Impecables y sustanciosas reflexiones pasadas y tamizadas por el cendal de la poesía. Mis felicitaciones, Jerónimo.

Gracias, Julio. Tu apreciación y tus felicitaciones me alegran mucho.
Un abrazo.

Jerónimo

Ana García escribió:¡Esto es pura poesía!
Ya intuía yo que el sol se diluye en moléculas cuando pasan cerca las estupideces en todo su esplendor. Supongo que se repliega entre sus rayos.
¡Qué bonita la asociación de la flor de la canela con el canto y las yeguas! Un aroma lleno de matices.
Cada idea me regala una asociación diferente. ¡Gracias!
Un gran abrazo.

Efectivamente, la estupidez, que pretende su propia inmortalidad, desmenuza los rayos del sol, pero no puede nada contra la grandeza de tu intuición. Qué gozo sentirse comprendido.
Gracias, Ana. Tus jugosos comentarios me animan mucho.
Otro gran abrazo.

Jerónimo

“Los días son ciegos porque no quieren morir de vértigo
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En el cénit del resplandor, el frio se amamanta de mi inocencia.

No todos los mercurios entienden sus fatigas, pero gimen si ven alejarse el temblor de sus músculos
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Los rayos del sol se deslucen a medida que aman. .
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La noche es infinita entre el trigo y los cabellos. Un galope de cuernos asola las dehesas somnolientas, las serpientes resucitan de sus falsedades, las aguas de la laguna pugnan por ahogar a las bestias, las grasas de las alcobas se diluyen, los alientos crujen en la oscuridad buscando la pureza. Al fin, la luz asoma en línea recta por las laderas.

Los ancianos recuerdan el pan que les cobijó, los niños apenas recuerdan sus palomas, los hombres matan luciérnagas olvidadas, las mujeres arrebujan sueños.

La oscuridad se construye a sí misma, la claridad necesita del amor para sobrevivir.

Todo lo perdurable ha terminado. O quizás no.”

Un poema con imágenes preciosas, plásticas y sugerentes, abierto a muchas interpretaciones, a mí personalmente me sugieren frustración, desolación, y oscuridad, frente a un mundo donde lo falso e impostado se traduce e esa estupidez e ignorancia que dinamita los valores humanos más básicos.

Todo un placer de lectura, joven viejo amigo.

Abrazos y salud.

Jerónimo Muñoz escribió:DURACIÓN


Los días son ciegos porque no quieren morir de vértigo. Mi corazón no puede engañarlos: al intentar herirlos solo consigo guiños de venas.

En los atardeceres, las yeguas se desbocan bajo mis estribos. No me dan miedo sus cánticos de canela, no necesito que mis párpados griten abismos para asombrarlas.

En el cénit del resplandor, el frio se amamanta de mi inocencia.

Las espinas de los relojes dirigen sus fuegos hacia la eternidad. No todos los mercurios entienden sus fatigas, pero gimen si ven alejarse el temblor de sus músculos y claman por retener siquiera los ojos de la incertidumbre.

Los rayos del sol se deslucen a medida que aman. Cuando colisionan con la estupidez, lloran alcoholes. Cuando se ennegrecen, cantan miradas.

La noche es infinita entre el trigo y los cabellos. Un galope de cuernos asola las dehesas somnolientas, las serpientes resucitan de sus falsedades, las aguas de la laguna pugnan por ahogar a las bestias, las grasas de las alcobas se diluyen, los alientos crujen en la oscuridad buscando la pureza. Al fin, la luz asoma en línea recta por las laderas.

Los ancianos recuerdan el pan que les cobijó, los niños apenas recuerdan sus palomas, los hombres matan luciérnagas olvidadas, las mujeres arrebujan sueños.

La oscuridad se construye a sí misma, la claridad necesita del amor para sobrevivir.

Todo lo perdurable ha terminado. O quizás no.

Brillante y extraordinario poema, querido amigo.
Uso la luz y la inteligencia que desprende para trasmutar en su grandeza.

Felicitaciones y abrazos.

Es un texto excelente que mixtura un cúmulo de sensaciones externas con una reflexión interior descrita con maestría hasta su broche final. Enhorabuena y un abrazo.

Un poema bellísimo, plagado de imágenes y metáforas muy conseguidas, a base de horadar la reflexión y entregarnos las esencias, desvetidas de la oscuridad en la que se esconden, despojarlas de la desolación...
Y no, seguro que no, seguro que lo perdurable persiste...
Me gustó mucho este poema reflexivo que en el fondo encierra una luz primordial...

..."La oscuridad se construye a sí misma, la claridad necesita del amor para sobrevivir.

Todo lo perdurable ha terminado. O quizás no."

Un abrazo grande, Jerónimo.

Carmen

Tan bello como interesante trabajo, amigo Jer´´onimo.
Felicidades.
Abrazos.