Editorial Alaire

Tercer pilar,
terminas sosteniendo el templo
solo por el común devenir,
tan predecible como ignorado
al momento del proyecto.

Sin pretensiones éticas ni estéticas
simplemente es mecánica tu pertinencia,
groseramente pragmática,
es que, si no estás,
peligra de caer el templo
con toda su sabiduría en peso.

Aunque arruines la fachada, le haces falta…
cuanta indignación e impotencia, tercer pilar.
¡Haces falta!

Poco le importa tu empuñadura,
igual tiembla,
más le vale la punta que afinca
alejándolo del suelo
ya no sabe si en distancia o en tiempo…

Abajo hay polvo,
arriba lo habrá cuando cedas
y se desplome el templo.

Muy bueno este poema, Arturo. Somos polvo y eso seremos, cercano a ello el bastón nos vuelve a edificar un poco...Por lo menos evita que la caída sea más inoportuna por algunos momentos.

Un abrazo bien grande sin distancias hasta allá.

Carmen

“Poco le importa tu empuñadura,
igual tiembla,
más le vale la punta que afinca
alejándolo del suelo
ya no sabe si en distancia o en tiempo…

Abajo hay polvo,
arriba lo habrá cuando cedas
y se desplome el templo”

Me gustado mucho tu poema, Antonio, del que destaco las dos estrofas del cierre.

Eso, todo un placer de lectura, querido amigo.

Abrazos y salud.

A veces el pragmatismo, aunque grosero, nos hace mirar el presente. Un poema donde brilla la inteligencia y el buen hacer. Me gustó mucho.
Abrazos
Pilar

Esos pilares son símbolos del vía crucis del hombre. El poema se me presenta como la representación alegórica de la realidad existencial del hombre. Conocemos nuestro destino, pero no por ello cejaremos en nuestro propósito de vida. Categórico y profundamente poético,

Un abrazo franco.
Óscar

Arturo Rodríguez Milliet escribió:Tercer pilar,
terminas sosteniendo el templo
solo por el común devenir,
tan predecible como ignorado
al momento del proyecto.

Sin pretensiones éticas ni estéticas
simplemente es mecánica tu pertinencia,
groseramente pragmática,
es que, si no estás,
peligra de caer el templo
con toda su sabiduría en peso.

Aunque arruines la fachada, le haces falta…
cuanta indignación e impotencia, tercer pilar.
¡Haces falta!

Poco le importa tu empuñadura,
igual tiembla,
más le vale la punta que afinca
alejándolo del suelo
ya no sabe si en distancia o en tiempo…

Abajo hay polvo,
arriba lo habrá cuando cedas
y se desplome el templo.

Es un poema para pensar. Un poem de muchas dimensiones, algunas, si no todas, tiene sus puntos de apoyo y hablan con propiedad. Logras magistralmente quitar esa tercera pata y dejarnos como lo que somos homo erectus, parados en nuestros dos pies. Claro que cuando entran las experiencias y tenemos que articularlas no queda mal una tercera pata como el tripod de los fotógrafos serios. Es un poema que verdaderamente estimula, y el cual valoro y estimo poderoso, Arturo. Quizá no sea solo en la tercera edad. Salud y poesía siempre. ERA

Creo que es muy difícil tomar algo tan prosaico como un bastón y hacer con él una creación poética llena de lirismo. Tú lo consigues gracias a tu enorme sensibilidad y a tu talento.
Un abrazo.

Jerónimo

Leyendo tu poema se me venía a la cabeza aquel poema de Jorge Guillén " Beato sillón", aunque la temática sea diferente
El uso de un elemento cotidiano como soporte ( viene al pelo) de temas más serios es de una sensibilidad e inteligencia dignas de reseñar.

Un abrazo, compañero.

Arturo, muy bello, te felicito, un abrazo, amigo.

Decía un filósofo, que el hombre es el único ser que cuando empieza a caminar, lo hace a cuatro patas, luego de adulto lo hace a dos y de anciano a tres, aquí hacía mención al bastón.
Gracias por compartir su maestría poética.

Arturo Rodríguez Milliet escribió:Tercer pilar,
terminas sosteniendo el templo
solo por el común devenir,
tan predecible como ignorado
al momento del proyecto.

Sin pretensiones éticas ni estéticas
simplemente es mecánica tu pertinencia,
groseramente pragmática,
es que, si no estás,
peligra de caer el templo
con toda su sabiduría en peso.

Aunque arruines la fachada, le haces falta…
cuanta indignación e impotencia, tercer pilar.
¡Haces falta!

Poco le importa tu empuñadura,
igual tiembla,
más le vale la punta que afinca
alejándolo del suelo
ya no sabe si en distancia o en tiempo…

Abajo hay polvo,
arriba lo habrá cuando cedas
y se desplome el templo.

Hermoso homenaje a ese compañero que tengo algo olvidado, he llegado a usar dos, no los echo de menos pero no olvido su gran favor y posible, muy posible, regreso a este paso.
Un abrazo.

Hermoso e interesante trabajo, amigo Arturo.
Felicidades.
Abrazos.

Es que esto es muy profundo y profusamente extrapolable, amigo Arturo.
Me ha encantado.
Abrazos y felicidad.

Carmen López escribió:Muy bueno este poema, Arturo. Somos polvo y eso seremos, cercano a ello el bastón nos vuelve a edificar un poco...Por lo menos evita que la caída sea más inoportuna por algunos momentos.

Un abrazo bien grande sin distancias hasta allá.

Carmen

Gracias Carmen, me alegra que te agrade.
Aquí me llegan intactos esos abrazos
tan cargados de tu generosidad y afecto.
Vallan los míos a ti.

J. J. Martínez Ferreiro escribió:
“Poco le importa tu empuñadura,
igual tiembla,
más le vale la punta que afinca
alejándolo del suelo
ya no sabe si en distancia o en tiempo…

Abajo hay polvo,
arriba lo habrá cuando cedas
y se desplome el templo”

Me gustado mucho tu poema, Antonio, del que destaco las dos estrofas del cierre.

Eso, todo un placer de lectura, querido amigo.

Abrazos y salud.

Gracias por tu presencia
y tu siempre amable comentario amigo mío.
Recibe un abrazo.