Editorial Alaire

Aunque estemos lejos,
en el silencio invisible,
en jaulas cautivas
donde solo habita la luna opaca.

Aunque ahora pienses en cisnes,
naufragando,
heridos,
con la membrana aterida
y el corazón palpitante.

Aunque los vidrios nos mientan
y el sol no refleje el calor de los cuerpos,
y seas un halo espectral entre los suburbios de mi estancia,
y vivas en los trenes perdidos como un vagón deshojado,
sin rieles,
sin abril
ni mañana
en el horizonte;
todo regresa en un hallazgo de luz,
la claridad te ronda la piel,
escribe un anuncio de nomeolvides
en tu sien, y la flor te habla con su voz tibia,
te dice: “escalofrío, instante, locura, nieve”.

Y recuerdas los inviernos con ojos insomnes,
con el seno altivo,
con las virutas del amor doliéndose
en las esquinas de tus poros,
allí en la cuadratura posible del reloj
- el tuyo dorado, fúlgido, perfecto de vocales,
el mío tizón de azabache, lento como el hierro que cruje
y no calcina, hostil, triste, ambiguo-.

El pensamiento se agiganta
y ya somos dos atletas sin laurel,
dobles como los jacintos rojos en el jardín prohibido,
bravíos caballos que surcan las olas con ángeles en llamas
y un olor a madreselva que azuza el misterio.

Crines en el aire, rodando, abrazándose en su vertiginosa caída.
¿Qué es la noche sino la sombra líquida en un ventanal de agua negra?

Mira la calle, de tu casa a mi hogar
hay golondrinas que sueñan con nuestros párpados abiertos,
así dibujas las horas que fuimos
en un telar de humo
-lo mismo que yo al verte en el espejo de la juventud-,
galopamos y llueven
sobre la vida plumas rotas,
con círculos, palabras volátiles,
fulgor y olvido.

Será que tú entretejes mi voz,
y yo tu cuerpo en mi piel, cicatriz o tatuaje
donde tú aúllas por mí,
y yo por ti,
igual que dos lobos sin bosque.

Será que tú entretejes mi voz,
y yo tu cuerpo en mi piel, cicatriz o tatuaje
donde tú aúllas por mí,
y yo por ti,
igual que dos lobos sin bosque.



Un gran poema Ramón. Reflejo esta estrofa porque resume muy bien todo lo que he interpretado
de tus versos. Si que te diré que es una hermosa obra y que la he disfrutado.
Abrazos

Veo tu nombre en un poema y me lanzo. ¡Qué bien! Otro buen rato de poesía. Ahora, después de haber degustado tanta belleza y originalidad (y actualidad y talento y buen hacer), te escribo estas líneas para agradecerte este regalo.
Un abrazo desde mi ladera.

Jerónimo

Ramón Carballal escribió:Aunque estemos lejos,
en el silencio invisible,
en jaulas cautivas
donde solo habita la luna opaca.

Aunque ahora pienses en cisnes,
naufragando,
heridos,
con la membrana aterida
y el corazón palpitante.

Aunque los vidrios nos mientan
y el sol no refleje el calor de los cuerpos,
y seas un halo espectral entre los suburbios de mi estancia,
y vivas en los trenes perdidos como un vagón deshojado,
sin rieles,
sin abril
ni mañana
en el horizonte;
todo regresa en un hallazgo de luz,
la claridad te ronda la piel,
escribe un anuncio de nomeolvides
en tu sien, y la flor te habla con su voz tibia,
te dice: “escalofrío, instante, locura, nieve”.

Y recuerdas los inviernos con ojos insomnes,
con el seno altivo,
con las virutas del amor doliéndose
en las esquinas de tus poros,
allí en la cuadratura posible del reloj
- el tuyo dorado, fúlgido, perfecto de vocales,
el mío tizón de azabache, lento como el hierro que cruje
y no calcina, hostil, triste, ambiguo-.

El pensamiento se agiganta
y ya somos dos atletas sin laurel,
dobles como los jacintos rojos en el jardín prohibido,
bravíos caballos que surcan las olas con ángeles en llamas
y un olor a madreselva que azuza el misterio.

Crines en el aire, rodando, abrazándose en su vertiginosa caída.
¿Qué es la noche sino la sombra líquida en un ventanal de agua negra?

Mira la calle, de tu casa a mi hogar
hay golondrinas que sueñan con nuestros párpados abiertos,
así dibujas las horas que fuimos
en un telar de humo
-lo mismo que yo al verte en el espejo de la juventud-,
galopamos y llueven
sobre la vida plumas rotas,
con círculos, palabras volátiles,
fulgor y olvido.

Será que tú entretejes mi voz,
y yo tu cuerpo en mi piel, cicatriz o tatuaje
donde tú aúllas por mí,
y yo por ti,
igual que dos lobos sin bosque.

Hola Ramón, me ha gustado tu inmenso poéma, un rico lirismo se desparrama en tus versos.
destaco estos sin desmerecer el resto.
Y recuerdas los inviernos con ojos insomnes,
con el seno altivo,
con las virutas del amor doliéndose
en las esquinas de tus poros,
allí en la cuadratura posible del reloj
- el tuyo dorado, fúlgido, perfecto de vocales,
el mío tizón de azabache, lento como el hierro que cruje
y no calcina, hostil, triste, ambiguo-.

Saludos cordiales. Mirta

Pues, una vez disfrutado de tu talento y categoría como poeta, solo queda aplaudir de pie.
Mi sincera enhorabuena.

No recuerdo verte escribir de esta manera, y eso que yo creía conocer tu forma de escribir, pero es que, los buenos poetas como tú siempre sorprenden, porque tienen el don de la ductilidad, un poema de amor además, abierto, magnifico, separados en versos, como bloques de poesía alucinada, con preguntas impertinentes y magnificas y ese final esplendido, inmejorable. Me encanto este poema, pero más me emociono en el alma, lugar donde ya no puedo usar la razón, me hizo sentir todo el poder de tu palabra alada y brutal y única.

Mi más cordial saludo Ramón; amigo y Poeta, desde este lugarcito del mundo que se llama Mendoza.

Mantienes el listón y nos ofreces un hermoso y logrado poema en un formato diferente y de calidad. Felicidades.
Abrazos
PIlar

Simon Abadia escribió:Será que tú entretejes mi voz,
y yo tu cuerpo en mi piel, cicatriz o tatuaje
donde tú aúllas por mí,
y yo por ti,
igual que dos lobos sin bosque.



Un gran poema Ramón. Reflejo esta estrofa porque resume muy bien todo lo que he interpretado
de tus versos. Si que te diré que es una hermosa obra y que la he disfrutado.
Abrazos

Gracias, Simón, por el generoso comentario. Un abrazo.

Una maravilla Ramón. Evocador, apasionado, excelente.
Trufado de preciosos hallazgos, ritmo sobresaliente. Repito, que excelente
Un placer leerte amigo

Otra maravilla de entrega...totalmente poético, apasionado, nostálgico...
Buen poema, muy buen poema Ramón, para deleite de los que disfrutamos de tus artes.

Unha forte aperta
Carmen

Jerónimo Muñoz escribió:Veo tu nombre en un poema y me lanzo. ¡Qué bien! Otro buen rato de poesía. Ahora, después de haber degustado tanta belleza y originalidad (y actualidad y talento y buen hacer), te escribo estas líneas para agradecerte este regalo.
Un abrazo desde mi ladera.

Jerónimo

Gracias, Jerónimo, por la lectura y las animosas palabras. Un abrazo.

Mirta Elena Tessio escribió:

Ramón Carballal escribió:Aunque estemos lejos,
en el silencio invisible,
en jaulas cautivas
donde solo habita la luna opaca.

Aunque ahora pienses en cisnes,
naufragando,
heridos,
con la membrana aterida
y el corazón palpitante.

Aunque los vidrios nos mientan
y el sol no refleje el calor de los cuerpos,
y seas un halo espectral entre los suburbios de mi estancia,
y vivas en los trenes perdidos como un vagón deshojado,
sin rieles,
sin abril
ni mañana
en el horizonte;
todo regresa en un hallazgo de luz,
la claridad te ronda la piel,
escribe un anuncio de nomeolvides
en tu sien, y la flor te habla con su voz tibia,
te dice: “escalofrío, instante, locura, nieve”.

Y recuerdas los inviernos con ojos insomnes,
con el seno altivo,
con las virutas del amor doliéndose
en las esquinas de tus poros,
allí en la cuadratura posible del reloj
- el tuyo dorado, fúlgido, perfecto de vocales,
el mío tizón de azabache, lento como el hierro que cruje
y no calcina, hostil, triste, ambiguo-.

El pensamiento se agiganta
y ya somos dos atletas sin laurel,
dobles como los jacintos rojos en el jardín prohibido,
bravíos caballos que surcan las olas con ángeles en llamas
y un olor a madreselva que azuza el misterio.

Crines en el aire, rodando, abrazándose en su vertiginosa caída.
¿Qué es la noche sino la sombra líquida en un ventanal de agua negra?

Mira la calle, de tu casa a mi hogar
hay golondrinas que sueñan con nuestros párpados abiertos,
así dibujas las horas que fuimos
en un telar de humo
-lo mismo que yo al verte en el espejo de la juventud-,
galopamos y llueven
sobre la vida plumas rotas,
con círculos, palabras volátiles,
fulgor y olvido.

Será que tú entretejes mi voz,
y yo tu cuerpo en mi piel, cicatriz o tatuaje
donde tú aúllas por mí,
y yo por ti,
igual que dos lobos sin bosque.

Hola Ramón, me ha gustado tu inmenso poéma, un rico lirismo se desparrama en tus versos.
destaco estos sin desmerecer el resto.
Y recuerdas los inviernos con ojos insomnes,
con el seno altivo,
con las virutas del amor doliéndose
en las esquinas de tus poros,
allí en la cuadratura posible del reloj
- el tuyo dorado, fúlgido, perfecto de vocales,
el mío tizón de azabache, lento como el hierro que cruje
y no calcina, hostil, triste, ambiguo-.

Saludos cordiales. Mirta

Gracias, Mirta. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

Muy bello trabajo, amigo Ramón, envuelto en tu habitual pericia versificadora, `pero en esta ocasión aún más trabajada.
Felicidades.
Abrazos.

Antonio Arjona escribió:Pues, una vez disfrutado de tu talento y categoría como poeta, solo queda aplaudir de pie.
Mi sincera enhorabuena.

Gracias, Antonio, por tu generosidad. Un abrazo.

Gustavo Cavicchia escribió:No recuerdo verte escribir de esta manera, y eso que yo creía conocer tu forma de escribir, pero es que, los buenos poetas como tú siempre sorprenden, porque tienen el don de la ductilidad, un poema de amor además, abierto, magnifico, separados en versos, como bloques de poesía alucinada, con preguntas impertinentes y magnificas y ese final esplendido, inmejorable. Me encanto este poema, pero más me emociono en el alma, lugar donde ya no puedo usar la razón, me hizo sentir todo el poder de tu palabra alada y brutal y única.

Mi más cordial saludo Ramón; amigo y Poeta, desde este lugarcito del mundo que se llama Mendoza.

Gracias por tu generoso comentario. Un abrazo, Gustavo.