Editorial Alaire

Ninguna de mis poses me convence.
Qué aburrido resulta todo cuando sabes de qué pie cojea.
Mi punto débil no es la conciencia, desgraciadamente para ustedes.
No lo he hecho mejor ni peor que su dios.
Lo cierto es que la gente exige respuestas.
No quieren aclarar su mente.
Sé que piensan que la verdad es jodida.
Otra cosa es que lo nieguen.
A través de la duda, cómo no.
Lo único que me importa es dejar mi impronta como Dios antes de que se los coma la tierra.
Pero como ven, me manejo muy bien en mentes ajenas.
Y jamás he dejado de ser Alá y un engaño, al mismo tiempo.