Editorial Alaire

Caía la gran noche sobre mí, yema viscosa,
y la rumiación se expandía por mis venas
como un vapor de establo, como el polvo
ciega un lago en relación con la sequía.

Una danza obsesiva de litigios y recuerdos
proyectaba ojos bovinos en las brasas
eléctricas de luz de las persianas; fuera
la ciudad rumiaba estíos impertérrita.

Inmunes a la química ansiolítica, las sábanas
ardían de piedad, luego de odio
y luego de nostalgia imaginaria. Yo era débil,
y la vida percutía extrañamente su tenaza.

En el estrépito auroral del camión de la basura,
una brisa mecía su código de lino en las cortinas
y besaba el sudor de mi pecho débilmente
y morían de sed y cansancio las palabras.

Entonces lo veía. Debajo del balcón, como un espectro,
aquel perro, gris y grande, y viejo,
absorto en su calmosa inanición,
mirándome a los ojos,
rumiando su pedazo de belleza.

Pablo Ibáñez escribió:
Inmunes a la química ansiolítica, las sábanas
ardían de piedad, luego de odio
y luego de nostalgia imaginaria. Yo era débil,
y la vida percutía extrañamente su tenaza.

En el estrépito auroral del camión de la basura,
una brisa mecía su código de lino en las cortinas


Entonces le veía. Debajo del balcón, como un espectro,
aquel perro, gris y grande, y viejo,
absorto en su calmosa inanición,
mirándome a los ojos,
rumiando su pedazo de basura.

Me gusta cómo retratas esa angustia nocturna y existencial del "rebaño" humano. La estrofa final, pienso que dada a diferentes y subjetivos significados, lo termina de manera bastante lograda. Buen poema, Pablo. Un abrazo.

PD: no me gusta "belleza" en el último verso, aunque también es cierto que "basura" era un término repetido (al igual que"débil" y "débilmente")

Muy bueno, amigo Pablo, este poema que hace sentir la tristeza en sus versos y acompañar los sentimientos del poeta. Felicidades. Me encantó leerte.
Abrazos
Pilar

Me ha encantado el poema Pablo, explicas de manera genial la rumiación.
La estrofa final me parece una genialidad para rematar el poema.

Un abrazo.

Carmen

Es un bellísimo poema, un gran logro, ese final se llevo parte de mi alma. No sé, talvez porque me gustan los perros, hay un rolido ronco y profundo en todos los versos, como si la noche se metiera en ellos y entregara esa densidad oscura en todas las cosas. Decir que disfrute el poema es lo más importante para mi. Un cordial saludo desde Mendoza.

Tan bello como interesante trabajo, amigo Pablo.
Felicidades.
Abrazos.

Pablo Ibáñez escribió:En el estrépito auroral del camión de la basura,
una brisa mecía su código de lino en las cortinas
y besaba el sudor de mi pecho débilmente
y morían de sed y cansancio las palabras.

Entonces lo veía. Debajo del balcón, como un espectro,
aquel perro, gris y grande, y viejo,
absorto en su calmosa inanición,
mirándome a los ojos,
rumiando su pedazo de belleza.

Me ha gustado mucho tu particular "Can de Baskerville", sobre todo en estas "expresionista" estrofas finales.

Todo un placer de lectura, apreciado primo.

Abrazos abondo.

Pablo Ibáñez escribió:
Una danza obsesiva de litigios y recuerdos
proyectaba ojos bovinos en las brasas
eléctricas de luz de las persianas; fuera
la ciudad rumiaba estíos impertérrita.

En el estrépito auroral del camión de la basura,
una brisa mecía su código de lino en las cortinas
y besaba el sudor de mi pecho débilmente
y morían de sed y cansancio las palabras.

Entonces lo veía. Debajo del balcón, como un espectro,
aquel perro, gris y grande, y viejo,
absorto en su calmosa inanición,
mirándome a los ojos,
rumiando su pedazo de belleza.

Buen poema, Pablo, como no podía ser de otra forma, felicidades.
He dejado estas estrofas pero la última es fantástica.
Un abrazo, ovetense en Madrid

- Uno de mis hermanos es madrileño en Oviedo -

Hay algo en ese proceso de rumiación que habla de un proceso automático inconsciente que pertenece solo a la necesidad, que parece evitar la saciedad, el placer inmediato de la degustación, un proceso animal que se aleja de lo que pueda ser una emoción humana. Y ese hilo sirve perfectamente para desencadenar este sentimiento que plasmas tan bien en el poema... como si ya vivir fuera un proceso involuntario del personaje, cayendo sobre las ganas y las fuerzas.
Entiendo ese giro final, en ese observarse el animal y el humano, con sus sentimientos distintos pero existentes cada uno, y como mirándolo en esa aceptación pudiera encontrarse esa belleza de lo que es ser, a pesar de todo, y pudiera asimismo ser quizás una forma de ver lo bueno en uno mismo .
Un placer de lectura amigo siempre profundo y sensible
Fuerte abrazo Pablo

Muy buen trabajo Pablo. Me gusta como describes ese proceso emocional que finalmente parece encontrar un lugar en el mundo animal. Me han parecido muy interesantes las imágenes que dan a la rumiación un marco real y la dotan de matices existenciales. He disfrutado leyendo este hermoso poema.
Un abrazo y un beso,
Juan Cruz

Un excelente poema para definir un terrible estado de la conciencia. Me ha gustado mucho ese giro que desemboca en el cuadro del perro. Es todo un símbolo de la fatiga física y mental que cae en una inercia casi atemporal. Aunque la imagen de "belleza" nos trasmite una cierta esperanza, un optimismo hacia la vida, hacia el futuro. Por otra parte, el poema es formalmente impecable, sólido en su estructura rítmica. Aplausos.

Un abrazo de amistad.
Óscar

Gracias Luis,

muy honrado de tu visita y comentario, amigo.

Te mando un abrazo.

Gracias Pilar,

sí, la poesía a veces es triste, pero, como dice Gamoneda, aún la expresión de esa tristeza es un gozo.

Abrazos, querida amiga.

Gracias Gustavo,

Un honor tu paso y amable comentario, amigo. Me alegro mucho de que te haya gustado.

Te mando un abrazo hasta Mendoza.

Gracias por tu paso Rafel.

Un abrazo.