Editorial Alaire

... mientras se irisa y brilla el leve tiemblo con que discurre y marcha el río,
- cual si ascua ingente de luz y oro -

a
r
d
e

y

c
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la

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a
r
d
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sobre los mástiles dorados de los cactus, del aura de los árboles y del frescor de la hierba;
... pero aquí, y en este instante, no, no hay temores ni odios, ni tampoco incendios, ni prisas,
pues que el dios del mundo ha incendiado el tiempo y el aire, la paz y el silencio,
- y azul y altísimo, allá, arriba, alto, muy alto -
fulge y esplende la infinitud total o sideral del cielo;
... tras esta mirada – con un himno de alas - rompe y surge de repente la brisa,
y, en su olímpico vuelo,
va arrojando canelas, mieles, éteres y ámbares, no, no sólo al swing transmutador de la ira,
sino, y también, a estos nimios y fragilísimos versos de aprendices eternos o novicios humanos.
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Antonio Justel
https:/www.oriondepanthoseas.com
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Tu verso es compromiso, Antonio, siempre expresa tu inquietud verdadera de buen hombre que mira hacia lo alto buscando una respuesta que nos acerque a un sentido más justo de la vida.

Un abrazo.