Editorial Alaire

SEGÚN EL COLOR DEL CRISTAL ESE

Yo la quería, la adoraba.
Se llamaba Raquel, como la lluvia
y tenía veinte años o muchos más.
Almacenaba perfumes de perdices contradictorias
debajo de su risa de espasmos y nubes.
Yo la quería, la adoraba.
Era igual que una brisa en tardes sin relojes,
igual que espuma azul en las crestas de los orificios.
Tenía los dientes con blancura de dientes
y una voz de estampita de primera comunión.
Tenía carácter de sábana de muselina.
Yo la quería, la adoraba.
Su cabello era un mar de olvidos exuberantes,
su cuerpo era delgado, pero no en todo:
sus caderas eran aptas para parir estatuas.
Yo la quería, la adoraba.
Ella tampoco a mí.

Un buen y hermoso poema, con un cierre cojonudo. Mis felicitaciones, Jerónimo. Un fuerte abrazo.

Un poema del no amor para degustar despacito. Me gustan todos los versos. Blancura de dientes, que no hace falta nada más, que ya lo tiene.
Veinte años o muchos más es todo un acierto. ¡Caramba!
Tus poemas tienen cierto grado hipnótico. Me atrapan. Y voy a la celada de tus palabras. Tienes esa mezcla de saber hacer, de una hermosa cultura que se junta con una lectura accesible, actual y juvenil.
Te felicito.
Un beso.

Luis M. escribió:Un buen y hermoso poema, con un cierre cojonudo. Mis felicitaciones, Jerónimo. Un fuerte abrazo.

Me pone muy contento ver que he podido agradarte a ti. A ti, con tu gran capacidad crítica y tu irrompible sinceridad.
Gracias, Luis.
Recibe tú otro fuerte abrazo.

Jerónimo

Jerónimo Muñoz escribió: Me pone muy contento ver que he podido agradarte a ti. A ti, con tu gran capacidad crítica y tu irrompible sinceridad.
Gracias, Luis.
Recibe tú otro fuerte abrazo.

Jerónimo

Si no me agradara tu poesía estaría ciego o tendría muy mal gusto . Creo que consigues algo aparentemente fácil de entender pero muy complicado de realizar, y es que mezclas perfectamente el lirismo "clásico" con el realismo, la belleza y la emoción con la inteligencia creativa y un mensaje interesante, y todo ello dentro de una estética y un lenguaje actual, accesible (como dice Ana), muy atractivos. En tu poesía oficio e ingenio (con un toque de ironía) alcanzan altas cotas , y eso da muy buenos resultados.
Un abrazo, Jerónimo.

Solo con el cierre el poema recibe aplausos. Nos haces vivir una historia bien escrita y que se lee con interés y disfrute. Me gustó mucho leerte.
Abrazos
PIlar

Ana García escribió:Un poema del no amor para degustar despacito. Me gustan todos los versos. Blancura de dientes, que no hace falta nada más, que ya lo tiene.
Veinte años o muchos más es todo un acierto. ¡Caramba!
Tus poemas tienen cierto grado hipnótico. Me atrapan. Y voy a la celada de tus palabras. Tienes esa mezcla de saber hacer, de una hermosa cultura que se junta con una lectura accesible, actual y juvenil.
Te felicito.
Un beso.

No sabes bien cuánto me alegro de encontrar en ti este eco. La celada de tus palabras ¡qué bonito. Me siento realizado con tu atención, Ana. Muchas gracias.
Otro beso para ti.

Jerónimo

Jerónimo Muñoz escribió:SEGÚN EL COLOR DEL CRISTAL ESE

Yo la quería, la adoraba.
Se llamaba Raquel, como la lluvia
y tenía veinte años o muchos más.
Almacenaba perfumes de perdices contradictorias
debajo de su risa de espasmos y nubes.
Yo la quería, la adoraba.
Era igual que una brisa en tardes sin relojes,
igual que espuma azul en las crestas de los orificios.
Tenía los dientes con blancura de dientes
y una voz de estampita de primera comunión.
Tenía carácter de sábana de muselina.
Yo la quería, la adoraba.
Su cabello era un mar de olvidos exuberantes,
su cuerpo era delgado, pero no en todo:
sus caderas eran aptas para parir estatuas.
Yo la quería, la adoraba.
Ella tampoco a mí.

WOW!!!! Maestro, Jeronimo, que privilegio es poder comentar en tu presencia sobre el gran ingenio de tu obra! Este poema, rezuma brillantez y es portavoz de algo muy difícil de articular: el aborrecimiento. Deseándote salud y poesía siempre. ERA

Jerónimo, yo voy a copiar un "cachito" de cada comentario de los compañeros para dejarte el mío.
Es una genialidad digna de tus letras, claro está, me encanta leerte.
Felicidades.
Un abrazo.

Luis M. escribió:

Jerónimo Muñoz escribió: Me pone muy contento ver que he podido agradarte a ti. A ti, con tu gran capacidad crítica y tu irrompible sinceridad.
Gracias, Luis.
Recibe tú otro fuerte abrazo.

Jerónimo

Si no me agradara tu poesía estaría ciego o tendría muy mal gusto . Creo que consigues algo aparentemente fácil de entender pero muy complicado de realizar, y es que mezclas perfectamente el lirismo "clásico" con el realismo, la belleza y la emoción con la inteligencia creativa y un mensaje interesante, y todo ello dentro de una estética y un lenguaje actual, accesible (como dice Ana), muy atractivos. En tu poesía oficio e ingenio (con un toque de ironía) alcanzan altas cotas , y eso da muy buenos resultados.
Un abrazo, Jerónimo.

Veo que no me equivoqué al ponderar tu capacidad crítica y tu sinceridad. Aplaudo la una y agradezco la otra. Bueno, al fin y al cabo, uno hace lo que puede y en ello pongo todo mi empeño.
Gracias por este comentario tan jugoso, Luis.
Un fuerte abrazo.

Jerónimo

Pilar Morte escribió:Solo con el cierre el poema recibe aplausos. Nos haces vivir una historia bien escrita y que se lee con interés y disfrute. Me gustó mucho leerte.
Abrazos
PIlar

Ah, Pilar. ¡Qué buena amiga eres! Sé que siempre cuento contigo, y eso, además de un honor es un placer.
Gracias por tus bellas palabras
Muchos besos.

Jerónimo

E. R. Aristy escribió:

Jerónimo Muñoz escribió:SEGÚN EL COLOR DEL CRISTAL ESE

Yo la quería, la adoraba.
Se llamaba Raquel, como la lluvia
y tenía veinte años o muchos más.
Almacenaba perfumes de perdices contradictorias
debajo de su risa de espasmos y nubes.
Yo la quería, la adoraba.
Era igual que una brisa en tardes sin relojes,
igual que espuma azul en las crestas de los orificios.
Tenía los dientes con blancura de dientes
y una voz de estampita de primera comunión.
Tenía carácter de sábana de muselina.
Yo la quería, la adoraba.
Su cabello era un mar de olvidos exuberantes,
su cuerpo era delgado, pero no en todo:
sus caderas eran aptas para parir estatuas.
Yo la quería, la adoraba.
Ella tampoco a mí.

WOW!!!! Maestro, Jeronimo, que privilegio es poder comentar en tu presencia sobre el gran ingenio de tu obra! Este poema, rezuma brillantez y es portavoz de algo muy difícil de articular: el aborrecimiento. Deseándote salud y poesía siempre. ERA

¡Qué alegría me da de verte por aquí, Roxane! Tus comentarios dan a mis poemas una consistencia que, por sí solos, no tienen. Gracias, gracias por todos los elogios que me dedicas, incluso por ese inmerecido título de maestro.
Abrazos cordiales.

Jerónimo

Es difícil escribir sobre el amor no correspondido, pero tú lo haces de forma magistral con un solo verso. Un placer haber disfrutado con el poema.

Un abrazo.

Marisa Peral escribió:Jerónimo, yo voy a copiar un "cachito" de cada comentario de los compañeros para dejarte el mío.
Es una genialidad digna de tus letras, claro está, me encanta leerte.
Felicidades.
Un abrazo.

Gracias, Marisa. Aunque sea con cachitos ajenos, tu comentario es un todo completo, todo propio de tu inspiración y fruto de tu afecto. Ven por aquí cuando quieras, que te recibo con ilusión.
Abrazos

Jerónimo

Tan bello como interesante trabajo, amigo Jerónimo, que pertenece a tu saga de poemas con final muy sorpresivo; hasta el final no descubres el quid de la cuestión, lo cual es muy ingenioso.
Felicidades.
Abrazos.