Me pides un poema de amor II
Publicado: Vie, 01 Ene 2021 10:27
Me pides un poema de amor II
Me pides un poema de amor, a mí, que apenas sí escribo versos, porque sabes que escribí muchos
de esos poemas para otros, y sí, podría hacerlo, pero sucede que ahora ya no le tengo mucha fe a las palabras.
Podría devolverte la sonrisa con el gesto, conspirar alegremente con la fe de tu mirada, taladrar el miedo que te brota
cuando mis silencios hablan, podría blasfemar dos o tres te quieros extendidos en el folio, adornados de metáforas,
pero, qué seria eso, sino más palabras.
Así que elegí cavar la tierra, con la poca tierra que me quedaba, levantar un jardín en pleno invierno, con prímulas, crisantemos, hortensias, planté los heléboros, los alelíes y los pendientes de la reina, todas esas flores de invierno que a ti tanto te gustaban.
Mi madre, una mujer muy sabia -que me conoce algo- sonrió al verlo y dijo; que hay que estar muy loca para plantar flores
en mitad de un invierno, que había que tener mucho cuidado, darles calor cubriendo sus raíces frías con hojas secas,
evitar que una humedad en exceso cree enfermedades, cuidar sus tallos, separar las malas hierbas, tratarlas con un apasionado
amor día tras día, si pretendía conseguir que floreciesen.
De eso, ha pasado ya más de un invierno y las flores, tú y yo, todos hemos florecido.
Míralas, son mi regalo para ti, han crecido al amparo de mi pecho, con la poca fe que habita en este cuerpo,
la misma fe que hoy eligió poner un cepillo de dientes nuevo al lado del mío en el baño, cederte la mitad de mis armarios,
ponerme hoy para ti esta cosa que nunca quise ponerme, esta cosa esférica y redonda en uno de mis dedos -aunque me moleste un poco- porque para ti significa alguna cosa y que nunca jamás antes acepté de ningún otro y tratar de imaginar cómo será eso de no volver a esperarte por las noches con unas ganas locas crecíendome en el pecho y en el vientre, saberte aquí conmigo en el lecho a mi lado.
Me pides un poema de amor, amor mío, y hoy primer día del año, te espero al arrebol -con mi gata, mi perro y mi caballo-
verte llegar con tu sonrisa y tus maletas y ese poema de amor que tú me pides yo preferiría escribirlo juntos, lentamente con mis manos, mi boca, mi lengua, mis caricias, sobre el piélago y los recodos del mar de tu cuerpo todo, ese mar que tanto amo.
Me pides un poema de amor, a mí, que apenas sí escribo versos, porque sabes que escribí muchos
de esos poemas para otros, y sí, podría hacerlo, pero sucede que ahora ya no le tengo mucha fe a las palabras.
Podría devolverte la sonrisa con el gesto, conspirar alegremente con la fe de tu mirada, taladrar el miedo que te brota
cuando mis silencios hablan, podría blasfemar dos o tres te quieros extendidos en el folio, adornados de metáforas,
pero, qué seria eso, sino más palabras.
Así que elegí cavar la tierra, con la poca tierra que me quedaba, levantar un jardín en pleno invierno, con prímulas, crisantemos, hortensias, planté los heléboros, los alelíes y los pendientes de la reina, todas esas flores de invierno que a ti tanto te gustaban.
Mi madre, una mujer muy sabia -que me conoce algo- sonrió al verlo y dijo; que hay que estar muy loca para plantar flores
en mitad de un invierno, que había que tener mucho cuidado, darles calor cubriendo sus raíces frías con hojas secas,
evitar que una humedad en exceso cree enfermedades, cuidar sus tallos, separar las malas hierbas, tratarlas con un apasionado
amor día tras día, si pretendía conseguir que floreciesen.
De eso, ha pasado ya más de un invierno y las flores, tú y yo, todos hemos florecido.
Míralas, son mi regalo para ti, han crecido al amparo de mi pecho, con la poca fe que habita en este cuerpo,
la misma fe que hoy eligió poner un cepillo de dientes nuevo al lado del mío en el baño, cederte la mitad de mis armarios,
ponerme hoy para ti esta cosa que nunca quise ponerme, esta cosa esférica y redonda en uno de mis dedos -aunque me moleste un poco- porque para ti significa alguna cosa y que nunca jamás antes acepté de ningún otro y tratar de imaginar cómo será eso de no volver a esperarte por las noches con unas ganas locas crecíendome en el pecho y en el vientre, saberte aquí conmigo en el lecho a mi lado.
Me pides un poema de amor, amor mío, y hoy primer día del año, te espero al arrebol -con mi gata, mi perro y mi caballo-
verte llegar con tu sonrisa y tus maletas y ese poema de amor que tú me pides yo preferiría escribirlo juntos, lentamente con mis manos, mi boca, mi lengua, mis caricias, sobre el piélago y los recodos del mar de tu cuerpo todo, ese mar que tanto amo.