Editorial Alaire

Vio su sangre derramada
y el cielo se tornó mudo.
¿Cómo silenciarse pudo
ante su enhiesta mirada?

Pidió ayuda y tuvo nada,
ni tan siquiera un escudo
que cubriera su desnudo
frente a la hiriente lanzada.

Estampa del crucifijo,
sangre en su cuerpo y madero
que ningún cielo bendijo.

¿Dónde aquel dios verdadero
que no escuchó a su propio hijo
ni al llanto del mundo entero?

Dónde aquel dios verdadero
que no escuchó a su propio hijo
ni al llanto del mundo entero?

Me quedo en el poema con este interrogante. Versos hermosos donde habla el sentimiento.
Abrazos
Pilar

Gracias Pilar, felices fiestas.

Arriba con este hermoso trabajo, amigo Antonio.
Abrazos.

Gracias Rafel. Feliz año nuevo.