Editorial Alaire

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Pequeño, curioso y peludo ser de la galaxia.

Tú, hijo predilecto de Bastet.
Numen de Szymborska, Huxley,
Kerouac, Warhol, Twuain,
Picasso, Mattise o la ultradiva Liz Taylor.
A ti, que naciste gato y callejero,
te digo:

Si fueras un gato listo te acercarías
al primer bípedo con buena pinta* que veas.
(* entiéndase en el sentido más humano:
o sea, con cara de bueno, ojos de esos
que están llenos de aguas dulces,
de yo no sé si Dios existe
pero no soporto el sufrimiento ajeno
ni la suerte tan escasa y mal repartida)
Así mismo olvídate de los que tienen
mirada rara o esconden la mano.

Luego deberías ejecutar piruetas graciosas,
poner mirada triste o de cordero degollado,
como la que debió poner Judas
al reencontrarse con su antiguo socio
en etéreas latitudes.

También te aconsejaría que intentes ponerte de rodillas
(ya, ya sé que tus articulaciones
no están hechas para tal postura).
Pero, amigo,
muy posiblemente te va la vida en ello,
sería genial dislocar, incluso, tu estructura ósea
con el fin de conmover
sobremanera al dios de poco pelo.

Después, si te acariciara, yo que tú
ronronearía como un jodido loco,
hasta que ni se escuchen la música del móvil,
los cláxones de ningún coche
o las dudas que pudieran surgir
a ese humano sobre los gastos de alimentación,
esterilización, del veterinario cuando seas viejo
o la tristeza a soportar el día
que te vayas al otro barrio.

Recuerda, que si al cabo de un minuto
sonríe y no sale corriendo
con la cabeza gacha y los ojos vueltos hacia dentro,
tendrás muchas cartas a tu favor
para que tu existencia transcurra
entre montones de suaves cojines,
latas de sabrosas delicatessens,
calores paradisiacos y caricias para dar y tomar,
(la libertad es solo un sueño engañoso)

Mi querido amigo gato,
la vida es así, también la de vosotros los gatos.
Que sepas que nadie estamos exentos
de tener que maullar por una ración
de efímera felicidad, dar en ocasiones
nuestra zarpa a torcer;
"Quien no llora no mama"
es un refrán también aplicable
a vosotros los felinos.

Te diré, que en realidad, todo gira
en torno al caprichoso y mero azar.
para ti, para mí, y para todo hijo de vecino.

Eso sí, de igual modo debes saber
que hay alguna probabilidad
que te topes con el tipo equivocado:
que te dé una patada en la barriga,
te regale un plato de matarratas,
te encierre en un puto cuartucho,
o en el mejor de los peores casos,
simplemente te bufe y siga su camino.

Hermano gato, yo te entiendo,
aunque tú no me entiendas a mí.
Todos en un momento dado
podemos ser tanto adorables
juguetes de peluche un día,
como feos, pulgosos y malolientes gremlins,
-carne de lunas y vertedero-
al día siguiente.

Y es que al final todo depende
de ese instante fortuito e inescrutable
en que nos cruzamos con algún ángel
tan perdido como nosotros
(de nuestra misma ralea),
o, si el viento sopla en contra,
con el mismísimo y puto diablo...

___________

Sale de la Sala de Espera.

Pues démosle alas para que reciba las lecturas que merece tan genial trabajo.

Antonio Arjona escribió:Pues démosle alas para que reciba las lecturas que merece tan genial trabajo.

Muchas gracias, Antonio. Un abrazo, compañero.

Encantador poema, Luis. En cuanto vi la palabra gato en el título supe que me iba a gustar.
Ellos son muy inteligentes. Has hecho un recorrido precioso, hay algunos versos muy logrados, pero sin duda me quedo con ese cierre magistral que define muy bien la intención del poema.
Te felicito por partida doble, una por el poema y otra por tu feeling gatuno.
Un abrazo, querido amigo

Ay los animales, como acompañan en esta vida a veces difícil.
Me quedo con la última estrofa.
Me gusta que traigas a tus compañeros.
Abrazos
Pilar

Ya estás como San Francisco, al final terminarás en el Corumelo. Creo, mi querido amigo Luis, que incides demasiado sobre los gatos, mostrando tu lado tierno y animal, casi compulsivo. Luego me tachan a mí de zoofílico. Gallo, haces tal demostración de romanticismo que ya estoy mirando con ojos lúbricos a los dos jueputas de mis gatos que sólo me maúllan para pedirme comida y no acarician mis pies con solicitud de dama, ni me preguntan si estoy bien o mal.

Para evitar agravios de género, también podrías poetizar alguna vez a tus "gatas", animales con los que tengo mayor afinidad, aunque me tachen de lo que sea. Habla de acariciarles el lomo, de juguetearles en su barriguita y esas cosas del querer.
Como me gusta mucho el cuplé, joya nacinal de la canción injustamente olvidada, me vino a la cabeza aquel de la inefable Sara Montiel, El Morrongo:

"Arza y toma!
Yo tengo un minino
de cola muy larga,
de pelo muy fino.
Si le paso la mano al indino
se estira y se encoge
de gusto el minino;
y le gusta pasar aquí el rato,
¡ay! Arza que toma,
qué pícaro gato!
¡Ay, qué fino, ay qué fino
el pelito que tiene el minino!"

Me ha gustado el remate del poema en el que trasladas el encuentro fortuito a nuestro diario deambular, a nuestros acercamientos con las personas y su diferentes resultados en función de cada ética individual.

Un abrazote y salud

Jorge Salvador escribió:Encantador poema, Luis. En cuanto vi la palabra gato en el título supe que me iba a gustar.
Ellos son muy inteligentes. Has hecho un recorrido precioso, hay algunos versos muy logrados, pero sin duda me quedo con ese cierre magistral que define muy bien la intención del poema.
Te felicito por partida doble, una por el poema y otra por tu feeling gatuno.
Un abrazo, querido amigo

Los gatos son unos animales fascinantes (y eso que yo siempre fui más de perros). Y sí, este poema trata sobre estos pequeños peludos, pero en realidad también lo hace sobre otros no tan pequeños ni peludos . Me alegra mucho que te gustara, Ramón.
Un fuerte abrazo, querido amigo.

Pilar Morte escribió:Ay los animales, como acompañan en esta vida a veces difícil.
Me quedo con la última estrofa.
Me gusta que traigas a tus compañeros.
Abrazos
Pilar

Sí, así es, nos acompañan y a veces hasta nos enseñan. Muchas gracias, Pilar. Un abrazo.

Armilo Brotón escribió:Ya estás como San Francisco, al final terminarás en el Corumelo. Creo, mi querido amigo Luis, que incides demasiado sobre los gatos, mostrando tu lado tierno y animal, casi compulsivo. Luego me tachan a mí de zoofílico. Gallo, haces tal demostración de romanticismo que ya estoy mirando con ojos lúbricos a los dos jueputas de mis gatos que sólo me maúllan para pedirme comida y no acarician mis pies con solicitud de dama, ni me preguntan si estoy bien o mal.

Para evitar agravios de género, también podrías poetizar alguna vez a tus "gatas", animales con los que tengo mayor afinidad, aunque me tachen de lo que sea. Habla de acariciarles el lomo, de juguetearles en su barriguita y esas cosas del querer.
Como me gusta mucho el cuplé, joya nacinal de la canción injustamente olvidada, me vino a la cabeza aquel de la inefable Sara Montiel, El Morrongo:

"Arza y toma!
Yo tengo un minino
de cola muy larga,
de pelo muy fino.
Si le paso la mano al indino
se estira y se encoge
de gusto el minino;
y le gusta pasar aquí el rato,
¡ay! Arza que toma,
qué pícaro gato!
¡Ay, qué fino, ay qué fino
el pelito que tiene el minino!"

Me ha gustado el remate del poema en el que trasladas el encuentro fortuito a nuestro diario deambular, a nuestros acercamientos con las personas y su diferentes resultados en función de cada ética individual.

Un abrazote y salud

Jajja, no exageres, Miguel, que creo que solo he escrito cinco o seis poemas sobre gatos, y escribo dos o tres al mes. Y es que para escribir sobre barriguitas y gatas ya estás tú , mis poemas suelen ser "unisex". La Sara Montiel, pues en fin, qué quieres que te diga... yo sigo quedándome con los Ska-P, aquí te dejo una suya. Muchas gracias por tu visita y divertido comentario. Abrazos, amigo.


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Ahora ya sé quien fue el que estuvo hablando con mi Reina. No sé qué pudo hacer para ganarme el corazón cuando prometí no volver a liarme con el cariño gatuno después de morir Yako.
Eres muy original cuando tratas los temas animalicos. Y, como siempre, tus finales sorprenden.
Un beso, Luis.

Ana García escribió:Ahora ya sé quien fue el que estuvo hablando con mi Reina. No sé qué pudo hacer para ganarme el corazón cuando prometí no volver a liarme con el cariño gatuno después de morir Yako.
Eres muy original cuando tratas los temas animalicos. Y, como siempre, tus finales sorprenden.
Un beso, Luis.

Puede sonar raro para algunos, pero cada día estoy más convencido que quien no siente amor, cariño o empatía por y con los animales tiene una tara en su humanidad. Y bueno, intento ser original siempre, que lo consiga o no es otra cuestión .
Muchas gracias, Ana. un beso.

Hermoso y entrañable trabajo, amigo Luis.
Abrazos.

Rafel Calle escribió:Hermoso y entrañable trabajo, amigo Luis.
Abrazos.

Muchas gracias, amigo Rafel, celebro que te gustase el poema. Abrazos.

No soy muy amante de los gatos, Luis, aunque sí en general de los animales.
Sin embargo, creo que si alguno siguiera tus consejos al pie de la letra al acercarse,
me rendiría a su felina manipulación. Interesante y divertido poema con un cierre
que nos lleva a una reflexión pertinente. Disfrute mucho su lectura. Un abrazo.