En la ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
25 de noviembre
Me gusta cuando hablasMe podréis romper la mano, pero nunca la voz.
porque parece que un beso te abriera la boca.
En las tardes tus ojos cambian como el tiempo,
son ojos que en las olas disuelven
su clímax de esperanto,
artificios que vienen con nombres raros,
pero que son realmente
“ made in China”.
Me gusta cuando Nervo se inventó otro nombre,
su voz de narrador impresionista,
los veinte amores de Pablo
pujados desde mi útero,
y cuando se cansa Neruda, de ser hombre…
Me gusta cuando tiembla
en tu iris un desnudo estruendo,
ayer quizás fue un sueño,
una orquestación de sinestesias,
tu mano contaba un cuento,
tus ojos tenían hambre,
tus pies eran como las nalgas
de un bebé,
los míos tenían callos, y no te diste cuenta.
Era
mi hambre de brazos quien te escuchaba
a veces,
yo escribí los versos más infelices,
¿recuerdas?
“Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.”
Tus veinte poemas de amor
sangraron por mis narices.
Me gusta cuando ardes
como un fuego forestal,
y yo a lo lejos, enciendo mi cigarrillo.
Me gustas porque fuiste
el arco y yo la flecha,
imagina con qué fuerza me perdiste de vista,
imagina con qué poder alcanzo a traspasar tu noche
-infinita-.
E. R. Aristy