Editorial Alaire

Ernesto perez escribió: -En este paraguas entran dos-
(...)
O simplemente no pudo.

Jesus Torrejón escribió:Cuando la necesidad nos arranca palabras sinceras, cae la máscara y aparece el hombre. LUCRECIO

LO MEJOR DEL POEMA: Logras al menos en mi caso, transportarme a un nuevo mundo dentro de ese paraguas, logras que yo tambien me estremezca al roze de la ropa con aquella mujer...

LO PEOR DEL POEMA:

"c-on la camisa calándome los huesos" me confunde ese inicio de la frae ¿es debido a algo?

Tambien creo que las metáforas no son apropiadas. Estan bien por inusuales, pero no son lo suficientemente bellas para la historia.

SALUDOS CORDIALES

Giovanni Collazos escribió:Logras destellos de cierto lirismo sin abandonar tu sello personal, que es de mi agrado.

Me ha gustado, sí...

Un abrazo.

Gio.

Blanca Sandino escribió:A lo mejor dentro de unos años no sabría qué responder, pero sé que si me enseñaran éste poema antes de que pasaran (todos esos años), diría: es de Ernesto, de Ernesto Pérez. Qué estupendo tener un estilo.

Nunca un poema tuyo me deja indiferente.

Blanca

Ernesto perez escribió:
-En este paraguas entran dos-
(...)
O simplemente no pudo.

Ana Clavero escribió:No me extraña que saques un poema como éste hoy. ¡Que diitas llevamos! nos van a salir escamas. Y que dure, que lo de la sequía es peor.

Ya te lo dije en una ocasión, o en más de una -yo que sé, si a pesada no hay quien me gane- tus poemas y los de Billy, son de los pocos que se reconocen sin firma. Y eso de tener sello propio, para mi es lo más importante.

Un besazo enorme, Ernesto.

carmen iglesia escribió:Toda tu poesía me gusta... sabes llegar y aproximas el verso al alcance de todos, lo haces real... lo cual es todo un logro. Pero creo, como J.Torrejón, que esta vez el poema se merece mejores imágenes...

Con todo y con eso... sigues siendo de los poetas que más me llegan cuando los leo...

Un abrazo,

Carmen

Ernesto perez escribió:
-En este paraguas entran dos-
Me dijistes con el sol que fugado del cielo
se te había instalado en la boca.

Accedí timidamente al paraíso multicolor
que cubría tu rizada melena,
con la camisa calándome los huesos
y tormentas infantiles en el alma.

-¿A donde os dirigís? Preguntaste
con una suave melodía
en la punta de la lengua.

¿ Cómo decir que había olvidado el camino
que erraría mi rumbo por seguir
en el efímero contacto de nuestras ropas?

Anduvimos no se cuanto tiempo
arranqué de cuajo mi reloj neuronal,
Sólo sé que oscureció temprano
y que tu reflejo en los charcos
hacía de la aceras bellas diapositivas.

No cesó la lluvia un solo instante,
corría despavorido el mediterraneo
por las anchas carreteras
y los perros de nadie
cobijados en portales
ladraban a nuestras sombras.

No sé como ocurrió ni en que momento,
el paraguas se deslizó hasta el suelo
y nos besamos en la calle desierta
dejando que las nubes arreciaran
su furia contra nuestros cuerpos.

Mojados con el corazon de estufa
hicimos de pirómanos nocturnos.

Jamás hubo un incendio tan enorme
que una lluvia tan inmensa como aquella
ignorara de apagar.

O simplemente no pudo.

Ernesto perez escribió:
Es lindo eso que dicesde la indiferencia creo que no hay nada peor, intenté corregirlo Blanca, aún asi quedara alguna faltilla, gracias por todo, saludos.