Historia de un trastorno (III)
Publicado: Jue, 01 Oct 2020 9:16
Ésta es la definitiva, la auténtica visión del mundo, de su mundo.
Jamás he llorado por nadie que no entre en mis planes.
Y esto es un bucle, solo eso.
No necesito su asqueroso reconocimiento.
Me basta con una idea suicida para que el mundo se tambalee.
Esto es mi infierno.
Pero no voy a repetirme más.
Quizá sea ése su punto débil.
Conspiraciones contra algo sobrenatural.
Es como si todo estuviese predestinado.
No tengo absolutamente nada que asumir.
Jamás he sufrido por nadie.
Habrá quien considere que soy monstruoso.
Hasta ahí podíamos llegar.
Su realidad no es la que confiesan en las iglesias.
La mía dista de la suya. Podrán comprobarlo cuando construyan una cadena humana.
Si creen que pensar por Mí, o incluso saber lo que pienso, va a detenerme, van de lado.
Si creen que sufro manía persecutoria, no sabrán jamás a qué sabe la dulzura.
Si creen que mis delirios están basados en la escritura, en hacerla más inteligente o retorcida, en negar la verdad -Eso en que malgastan su insulsa vida.-, están realmente perdidos.
Si creen que mis paranoias son síntomas asociativos, mi válvula de escape, o mi desequilibrio emocional se limita, e incluso tiene fin, es que, sin duda alguna, sabrán también lo predecible que soy.
Ahora bien, puestos a pensar, ¿no sería más sencillo admitir que valgo más muerto que vivo?
No tengo ni una duda existencial.
¿Ustedes? Pregúntense si de veras creen que entran en los planes de Dios.
Jamás he llorado por nadie que no entre en mis planes.
Y esto es un bucle, solo eso.
No necesito su asqueroso reconocimiento.
Me basta con una idea suicida para que el mundo se tambalee.
Esto es mi infierno.
Pero no voy a repetirme más.
Quizá sea ése su punto débil.
Conspiraciones contra algo sobrenatural.
Es como si todo estuviese predestinado.
No tengo absolutamente nada que asumir.
Jamás he sufrido por nadie.
Habrá quien considere que soy monstruoso.
Hasta ahí podíamos llegar.
Su realidad no es la que confiesan en las iglesias.
La mía dista de la suya. Podrán comprobarlo cuando construyan una cadena humana.
Si creen que pensar por Mí, o incluso saber lo que pienso, va a detenerme, van de lado.
Si creen que sufro manía persecutoria, no sabrán jamás a qué sabe la dulzura.
Si creen que mis delirios están basados en la escritura, en hacerla más inteligente o retorcida, en negar la verdad -Eso en que malgastan su insulsa vida.-, están realmente perdidos.
Si creen que mis paranoias son síntomas asociativos, mi válvula de escape, o mi desequilibrio emocional se limita, e incluso tiene fin, es que, sin duda alguna, sabrán también lo predecible que soy.
Ahora bien, puestos a pensar, ¿no sería más sencillo admitir que valgo más muerto que vivo?
No tengo ni una duda existencial.
¿Ustedes? Pregúntense si de veras creen que entran en los planes de Dios.