Editorial Alaire

¡Qué iluso! Yo quería eternizar mis ecos,
ser indeleble huella de la palabra escrita,
renglón fiel del pasado, visible referencia
de un estante con tomos en clamor de silencios.

Quería ser recuerdo, aunque fuese tan sólo
en el ínfimo pliegue de una frágil memoria,
la minúscula nota de un concierto de ideas,
ser del canto fecundo de las musas su acento.

¡Qué inocencia la mía! ¡Qué error de pensamiento!
Son tantas las pisadas, tan llorado el sendero,
que las huellas se esfuman y agotado el empeño
se pudren medianías de la fama en su cieno.

Yo camino veredas de pantanosos retos,
y en el agua del tiempo, mis pisadas inciertas
se diluyen en ondas de quebrados contornos
y acaban siendo tersa superficie de sueños.

Pues las huellas borradas a mi paso son ego
que hollarán con zapatos de ilusión renovada
otros pies, otros egos, otras viejas palabras
que serán siempre nuevas en la piel de unos versos.




Mario

Yo camino veredas de pantanosos retos,
y en el agua del tiempo, mis pisadas inciertas
se diluyen en ondas de quebrados contornos
y acaban siendo tersa superficie de sueños.


Creo que cualquiera de nosotros puede verse reflejado en estos versos.

Ha vuelto a ser un placer.

Saludos

Las hago mías...porque sinceramente si bien al principio no se busque nada más que un espacio donde desahogar, este tú a tú con la poesía nos llena de sueños...

Beso bendecido poeta Mario, en mi mente y corazón quedan sus letras.

Maricruz

Qué razón llevas Mario, los versos van quedando como huellas que seguramente alguien encontrará aunque no nos encuentre a nosotros, es el hermoso testimonio de lo que uno es aún no siendo.
Precioso poema, amigo.

Un abrazo grande

Sara

Muy, muy, bello.

dos questions:

- "en las huellas borradas"
- al leerlo por segunda vez, he tenido, cómo lo explico.., he tenido la sensación de que necesitaba alargar un poquín el sonido del primer verso.

Aplausos, Mario.

Blanca

Mario Martínez escribió:¡Qué iluso! Yo quería eternizar mis ecos,
ser indeleble huella de la palabra escrita,
renglón fiel del pasado, visible referencia
de un estante con tomos en clamor de silencios.

Quería ser recuerdo, aunque fuese tan sólo
en el ínfimo pliegue de una frágil memoria,
la minúscula nota de un concierto de ideas,
ser del canto fecundo de las musas su acento.

¡Qué inocencia la mía! ¡Qué error de pensamiento!
Son tantas las pisadas, tan llorado el sendero,
que las huellas se esfuman y agotado el empeño
se pudren medianías de la fama en su cieno.

Yo camino veredas de pantanosos retos,
y en el agua del tiempo, mis pisadas inciertas
se diluyen en ondas de quebrados contornos
y acaban siendo tersa superficie de sueños.

Pues la huellas borradas a mi paso son ego
que hollarán con zapatos de ilusión renovada
otros pies, otros egos, otras viejas palabras
que serán siempre nuevas en la piel de unos versos.




Mario

Que precioso poema. Me gustó mucho como decribes la huella que vamos dejando para otros, a veces borrada por otros egos . Un placer
Un abrazo
Pilar

buenos alejandros Mario,

destaco este cuarteto por los sugerente de sus imágenes

Yo camino veredas de pantanosos retos,
y en el agua del tiempo, mis pisadas inciertas
se diluyen en ondas de quebrados contornos
y acaban siendo tersa superficie de sueños


te mando un abrazo

.

Gracias, Maricruz, por tu lectura y tu siempre grato comentario. Un abrazo.
Mario.

Hola, Sara.


los versos van quedando como huellas que seguramente alguien encontrará


Encontrará y repetirá, amiga mía, aunque sea con otras palabras.
Me alegra que te haya gustado el poema, gracias por estar ahí. Un abrazo.
Mario.

Gracias, Blanca, amiga mía, por todo. Me alegra que te haya gustado. Abrazos.
Mario.

Un poema hermoso y con vocación de trascendencia.

Todo un hallazgo, todo un deleite!

Hallie

Hola Alonso.

destaco este cuarteto por los sugerente de sus imágenes



También es el que más me gusta, amigo mío, coincidimos.
Un abrazo y gracias por pasar.
Mario.

Hola Hallie. Me alegra que te hayan gustado estas huellas que nos reflejan a todos cuantos escribimos.
Por cierto, que tu segundo apellido es el nombre de mi Ciudad, y eso me encanta.
un abrazo, amiga mía.
Mario.

A veces es necesario volver sobre las propias huella y contemplar el camino que hemos andado, para entender mejor el trayecto que nos queda. Me ha gustado mucho este hallazgo.
Un abrazo.
Pepa