Editorial Alaire

MALOS IMPULSOS

La libélula es más,
mucho más que un insecto.
La hermosa irisación de su semblante
como ejemplo traslúcido
de lo bello.
Siempre habrá quien alabe
su estética apariencia
y quien, ante ese espléndido atributo,
sopese reventar
su abdomen contra el suelo
¿De qué manera aplaca
un hombre un mal impulso?
¿Por qué lo bello causa
a veces desconcierto?

La otra tarde mi cólera
se hizo presente en mi jardín.
Un mal día, un peor encuentro
y, para colmo, frente a mí,
pavoneándose,
la indolente armonía de un insecto.
Tras un provocador revoloteo
se posó a un centímetro, no más,
de mi zapato.
Si tanta su hermosura,
tanta también mi insensatez.
Levanté el pie.
La libélula reposaba
ajena a mi intención.
Pero cayó una hoja,
se oyó un crujido,
luego un zumbido
y echó a volar.
Nunca sabrá lo cerca
que estuvo de la muerte.
Siempre sabré lo lejos
que anduve de mí mismo.


--oOo--

Excelente poema, José Manuel, y el final, genial. Mis felicitaciones, amigo. Un abrazo.

Un mal día nos cambia por dentro. ¿Pero cuánto daño necesitamos para tener ciertos impulsos?
Cada persona tiene una medida distinta, un aguante diferente para cada situación.
Me ha encantado, al igual que a Luis, ese final impactante.
Un beso.

Muy sutil e interesante, amigo José Manuel, este "Malos impulsos", yo veo que puede extrapolarse a muchas reacciones humanas que subrayan las contradicciones, que para bien o para mal, nos definen.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Abrazos y salud.

Delicado y didáctico poema con un final muy logrado. Me gustó leerte.
Abrazos
Pilar

Muchas gracias amigos.
Un abrazo
J. Manuel

Buen poema, en tu estilo, estimado jose.
Me alegra verte por aquí de nuevo.
Abrazos y felicidad, amigo.