Desde mis brazos a la inmensidad
Publicado: Lun, 24 Ago 2020 9:42

El aroma despreocupado recorría las calles como un rayo,
que desplegaba su luz en charcos y arenales,
mientras el olvido atajaba,
a través de mis vías más oscuras y estrechas,
hasta clarificar el polvo,
lo que mi mirada veía en ti cada vez que te alejabas,
en mis poemas.
Desde entonces descubro nuevos rostros que no traen reminiscencias,
quizá solo se trate de lenguas muertas, o de estruendos apagados.
La llave de tu puerta la poseo,
resulta inservible abrirme en canal,
cuando todo lo que guardaba estaba en tu buhardilla.
Hiciste de espía,
pero no de cantinela,
yo me repetía
con las venas encendidas.
Nada me retenía en ti,
más que un puñado de discursos salpimentados,
de circunloquios, y de disparates, devaneos, que me hacían ver la realidad
como un lenguaje sin contrariedades.
Lengua muerta y estruendo abrasado,
he callado,
porque también he calado en cada rostro mi indulgencia,
calina espumosa y desarraigada,
pátina del tiempo en cada folio, lugar, semblantes, cuerpos,
domados por realidades distintas a la mía, pensaba,
sin salir de mi piel ni mis entrañas,
desde mis brazos a la inmensidad.