El contador de estrellas
Publicado: Mié, 19 Ago 2020 11:26
Es divertido, pensó el principito.
Es incluso bastante poético.
Pero no es muy serio.
El principito. A. de Saint Exupéry.
EL CONTADOR DE ESTRELLAS
Soy un contador de estrellas.
Cuento puntitos blancos,
pequeños y lejanos
que veo por la noche
brillar tras mi ventana.
También cuento cometas,
meteoros, luceros
y cualquier asteroide raro
que cruce ante mis ojos
cuando te estoy amando.
Puedo pasarme horas
contando estrellas
(y al mismo tiempo amarte
a ti en silencio).
En las noches sin luna, ¡hay tantas!
que no acabo...
Por eso, al despuntar el alba,
le pido al sol que espere un poco,
que no sea impaciente
–Que quedan cuatro. ¡Cuatro solamente!–,
que ya le contaré a él,
más tarde, en otro rato.
Muchas veces, la niebla,
las nubes o tu cuerpo
me impiden practicar mi vocación.
Pero yo, como soy un contador
ajeno al desaliento,
las cuento de memoria y con los ojos
cerrados: Casiopea, Andrómeda, Antares…
y, cómo no,
las estrellas fugaces
que cruzan el espacio
para cumplir después nuestros deseos.
¿Y los planetas? ¡Claro!,
también los tengo en cuenta.
Los miro con un párpado bajado
y los señalo,
maleducado, con el dedo.
«¡Ey, no seas chiquillo»
(me reprendes a veces enfadada).
«¡Te estás quedando ciego
de tanto contemplar el cielo!»
(Y, entonces, me pongo serio,
simulo hacerte caso,
me abrazo a ti en silencio
y cuento las que asoman
detrás de tus cabellos).
Y si al llegar el alba
me vencen la fatiga y el cansancio
hago de mi quimera una almohada
y así me duermo un rato
y dejo de contar por la mañana.
Yo sé
que un día llegará ese ocaso
que ponga fin a nuestras vidas
y apague para siempre
tu albor y mi lucero.
Entonces uno le esperará al otro
sentado sobre el aura
de un sol resplandeciente
y partiremos los dos juntos
con rumbo hacia lo eterno.
Y, allá arriba, subidos a la estela
de algún cometa muy pequeño,
podré contar, por fin,
a la Tierra;
que, al ser tan grande, estar debajo,
y por tenerte tantas veces
a ti en el medio, es hoy
el único planeta,
vida mía,
que no cuento.
--oOo--
Es incluso bastante poético.
Pero no es muy serio.
El principito. A. de Saint Exupéry.
EL CONTADOR DE ESTRELLAS
Soy un contador de estrellas.
Cuento puntitos blancos,
pequeños y lejanos
que veo por la noche
brillar tras mi ventana.
También cuento cometas,
meteoros, luceros
y cualquier asteroide raro
que cruce ante mis ojos
cuando te estoy amando.
Puedo pasarme horas
contando estrellas
(y al mismo tiempo amarte
a ti en silencio).
En las noches sin luna, ¡hay tantas!
que no acabo...
Por eso, al despuntar el alba,
le pido al sol que espere un poco,
que no sea impaciente
–Que quedan cuatro. ¡Cuatro solamente!–,
que ya le contaré a él,
más tarde, en otro rato.
Muchas veces, la niebla,
las nubes o tu cuerpo
me impiden practicar mi vocación.
Pero yo, como soy un contador
ajeno al desaliento,
las cuento de memoria y con los ojos
cerrados: Casiopea, Andrómeda, Antares…
y, cómo no,
las estrellas fugaces
que cruzan el espacio
para cumplir después nuestros deseos.
¿Y los planetas? ¡Claro!,
también los tengo en cuenta.
Los miro con un párpado bajado
y los señalo,
maleducado, con el dedo.
«¡Ey, no seas chiquillo»
(me reprendes a veces enfadada).
«¡Te estás quedando ciego
de tanto contemplar el cielo!»
(Y, entonces, me pongo serio,
simulo hacerte caso,
me abrazo a ti en silencio
y cuento las que asoman
detrás de tus cabellos).
Y si al llegar el alba
me vencen la fatiga y el cansancio
hago de mi quimera una almohada
y así me duermo un rato
y dejo de contar por la mañana.
Yo sé
que un día llegará ese ocaso
que ponga fin a nuestras vidas
y apague para siempre
tu albor y mi lucero.
Entonces uno le esperará al otro
sentado sobre el aura
de un sol resplandeciente
y partiremos los dos juntos
con rumbo hacia lo eterno.
Y, allá arriba, subidos a la estela
de algún cometa muy pequeño,
podré contar, por fin,
a la Tierra;
que, al ser tan grande, estar debajo,
y por tenerte tantas veces
a ti en el medio, es hoy
el único planeta,
vida mía,
que no cuento.
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