Editorial Alaire

Ese dolor que no cesa, que se cuela entre las rocas, ese constante mazazo cual redobles impíos,
esa daga que atraviesa mis entrañas; no escatima en tozudez.
Es sabedora de mi vida, conocedora de mi insignificancia y demoledora verdad.
Misil que vuela hacia la línea de flotación de mis resquebrajadas cuadernas.
Ríanse poderosos gigantes de corazones perennes, ríanse viejas de bronce en sus atalayas.
Por vosotras y vosotros no pasan las cuentas, ni la hacienda pública de la vida os sanciona.
Ese rayo envenenado que zahiere mi defensa dejándola traslúcida y desarmada,
esa verdad palmaria; me reta a un duelo en el que no tengo posibilidad alguna.

Antonio Arjona escribió:
Ese dolor que no cesa, que se cuela entre las rocas, ese constante mazazo cual redobles impíos,
esa daga que atraviesa mis entrañas; no escatima en tozudez.
Es sabedora de mi vida, conocedora de mi insignificancia y demoledora verdad.
Misil que vuela hacia la línea de flotación de mis resquebrajadas cuadernas.
Ríanse poderosos gigantes de corazones perennes, ríanse viejas de bronce en sus atalayas.
Por vosotras y vosotros no pasan las cuentas, ni la hacienda pública de la vida os sanciona.
Ese rayo envenenado que zahiere mi defensa dejándola traslúcida y desarmada,
esa verdad palmaria; me reta a un duelo en el que no tengo posibilidad alguna.

Antonio

Caray! Los años: daga, misil, gigantes, rayos envenenados y duelos..que el final
no hay escapatoria.... maravillosa poesía.... nos muestras
el ir por el tiempo con su distancia y efectos...

Te felicito

Un abrazo fuerte, querido amigo

Feliz ahora

Caray Antonio, yo he tenido dolores grandes, pero eran toboganes que iban y venían
pero tu dolor es continuo y eso me duele a mi leyéndote.
Un abrazo y espero que tan solo sea poético.

Simon Abadia escribió:Caray Antonio, yo he tenido dolores grandes, pero eran toboganes que iban y venían
pero tu dolor es continuo y eso me duele a mi leyéndote.
Un abrazo y espero que tan solo sea poético.

Sé mucho de dolores, por eso comprendo muy bien tus versos. Hermoso y logrado poema
Abrazos
Pilar

Gracias Ricardo, los gigantes de corazones perennes son los árboles longevos de hojas que no mueren, las viejas de bronces son las campanas que ven pasar el tiempo como curiosas octogenarias en sus ventanas sin que los años parezcan afectarles. unos y otras, se ríen de la cortedad de nuestra existencia.
Un abrazo.

Intensidad reflexiva que impacta querido amigo...
Un gusto leerte...cuídate mucho y buen fin de semana!
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Doble agradecimiento Simón. Un abrazo.

Gracias Pilar,

Gracias Lunamar, un abrazo. Salud

Antonio Arjona escribió:
Ese dolor que no cesa, que se cuela entre las rocas, ese constante mazazo cual redobles impíos,
esa daga que atraviesa mis entrañas; no escatima en tozudez.
Es sabedora de mi vida, conocedora de mi insignificancia y demoledora verdad.
Misil que vuela hacia la línea de flotación de mis resquebrajadas cuadernas.
Ríanse poderosos gigantes de corazones perennes, ríanse viejas de bronce en sus atalayas.
Por vosotras y vosotros no pasan las cuentas, ni la hacienda pública de la vida os sanciona.
Ese rayo envenenado que zahiere mi defensa dejándola traslúcida y desarmada,
esa verdad palmaria; me reta a un duelo en el que no tengo posibilidad alguna.

Antonio, una entrega excelente (ni por asomo me lo podía esperar).
Voy a tomar frase prestada (se atribuye a dos "luchadores", y la voy a modificar -seguro que me darían su permiso-): más vale morir en lucha y sufriendo, que vivir pasota y-o arrastrado)
Un fuerte abrazo compañero
salud!

Muchas gracias Javier, eres muy amable. Un abrazo y salud, amigo.

Hermoso trabajo, amigo Antonio.
Abrazos.

Gracias rafel, un cordial saludo.

Desde luego que los años pesan y acarreamos más momentos invernales, que pétalos hay en un jardín de rosas y la Parca, siempre espera, como dice el refrán: El que espera se desespera.
Por tanto, a disfrutar de una buena lectura como he hecho yo, a dar con tu bella inspiración.

Un saludo con mi respeto, Antonio.

Editorial Alaire

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