Editorial Alaire

Cuando el aire se atenaza en cada esquina,
no mueren las miradas, ni se ocultan,
solo es el resplandor de tus mejillas,
el que habita en mordiscos y puebla las caricias,
de un aullido en el tiempo, quedo como una gárgola,
alimenta mis sueños, me despoja de algunas sensaciones
cuyo origen perfecto desconozco
-Quizá sea por ello el latido del mármol,
cuando tallan las larvas, mariposas y sed.-.

He escuchado sus símiles, dije sin sentimientos,
me vacío de piedra cuando me miras tú,
oquedades y huellas en el más inasible
cuerpo,
donde la luz
penetra y ya no sale.

Ricardo López Castro escribió:Cuando el aire se atenaza en cada esquina,
no mueren las miradas, ni se ocultan,
solo es el resplandor de tus mejillas,
el que habita en mordiscos y puebla las caricias,
de un aullido en el tiempo, quedo como una gárgola,
alimenta mis sueños, me despoja de algunas sensaciones
cuyo origen perfecto desconozco
-Quizá sea por ello el latido del mármol,
cuando tallan las larvas, mariposas y sed.-.

He escuchado sus símiles, dije sin sentimientos,
me vacío de piedra cuando me miras tú,
oquedades y huellas en el más inasible
cuerpo,
donde la luz
penetra y ya no sale.

Lo cito entero; es hermoso y con esa pasión a ultranza que me hace emocionar cuando leo tus poemas.

Un abrazo grande, querido amigo.

Gracias miles, amiga Hallie.
Llevo unos días de un trajín desmesurado, y parece que por fin he puesto los pies en la Tierra.
La poesía ayuda.
Abrazos y felicidad

Bello e interesante trabajo, amigo Ricardo.
Abrazos.

Gracias miles, Rafel.
Estos días estoy sin internet, así que no dispongo demucho tiempo para responder a los comentarios.
Abrazos.

Me gustó este poema cargado de reminiscencias, Ricardo. Gracias por compartirlo.

Un abrazo

Ricardo

Aunque el internet entre a ratos,
no importa, mientas exista
tu brillante inspiración,
eso es suficiente


Un abrazo fuerte, querido amigo

Salud AHORA