Alejandro Costa escribió: ↑Vie, 31 Jul 2020 21:56
Melancolía, la sed de aquel que no llueve en otoño.
Es algo del tiempo,
de aquellos minutos recostado en la inmortalidad,
a veces con un cigarro apagado,
a veces con la soledad más impertinente.
Sea cual sea,
lo hice,
empeñado en demostrar aquello indemostrable,
entendiendo que de nuevo lo haré,
como vosotros lo hicisteis,
y como en vuestras andanzas lo haréis.
Yo, a veces perdido en el desierto de una imaginación castigada,
a veces conversando con la soledad,
trato de no ahogarme en la desidia.
Entonces, cuando la mirada irrumpe más allá del infinito,
es cuando los ojos sudan en un minuto retardado,
cuando la mente sufrida, tormentosa y a veces soñadora,
deshiela el dolor del alma,
mientras el corazón oxida las cadenas de la tristeza.
Y miro al cielo,
castigado por las tormentas,
oscurecido, en la aurora, o en la tarde más gélida,
y me ahoga en mi pesar.
Da igual que retumbe el alba,
que en la intimidad desaparezcan penumbras,
que sea lunes encarcelado
o que en el calendario no existan domingos de otoño.
Y entonces, reclamo a la fantasía,
te reclamas y te escuchas,
te atiendes y te sientes,
navegas por nenúfares de sueños,
y cierras la puerta a la desidia,
te aíslas de un mundo acostumbrado a dormir con los ojos abiertos,
desgarrando las vestiduras del miedo
para nacer y morir en el mismo día,
sin fecha marcada en el calendario.
Luego,
cuando la melancolía quede envuelta para regalo,
comprobarás que ya llueve en otoño,
que los domingos no desaparecieron
y que un papel entre tus dedos
se humedeció de sudor y alguna lágrima del pasado.
A los ojos se les agotará el minuto,
cuando el invierno blanquee los tejados.