Editorial Alaire

Fíjate en la luz.

Fíjate como borda tu piel,
tus ojos,
el nimbo que eres.

Compartimos palabras en países extraños,
el idioma caía igual que la nieve cae en el vacío,
entonces los barcos eran el sur,
estandartes al viento en la línea del mar,
trinquetes altivos, plenitud de velas henchidas.

Qué ilusión de cuerpos,
qué marejada de olas en los labios,
qué ansia por conocer la guarida salvaje de todos los felinos,
qué gloria de puños alzados contra el barniz cotidiano.

Un río es el alma del agua,
en su interior solo hay silencio de hojas arrastradas,
otoño fugaz, fiebre líquida en el relumbre del atardecer.

Ya se ha ido la luz de tu piel y tus ojos son sombra.
Las palabras se escriben en diarios ocultos,
ningún país es tu país,
todos los barcos van hacia el norte
y no regresan.

A veces el recuerdo nos salva de nosotros,
de la corriente de este río que se agota en su ramaje de estuario,
en su palidez salina.

Extraordinario, Ramón. Ese río alma del agua, me arrastra y llena de vida. Felicitaciones y abrazo.
Salud.

Ramón


Aunque llegue el otoño
tu poesía siempre será primavera.....


Poder y luz en tus versos....



Un abrazo fuerte, querido amigo

Es un lujo leerte. El río trae y se lleva, y tus poemas brillan. Felicidades
Abrazos
Pilar

Tan bello como interesante trabajo, amigo Ramón.
Abrazos.

Ramón Carballal escribió:Fíjate en la luz.

Fíjate como borda tu piel,
tus ojos,
el nimbo que eres.

Compartimos palabras en países extraños,
el idioma caía igual que la nieve cae en el vacío,
entonces los barcos eran el sur,
estandartes al viento en la línea del mar,
trinquetes altivos, plenitud de velas henchidas.

Qué ilusión de cuerpos,
qué marejada de olas en los labios,
qué ansia por conocer la guarida salvaje de todos los felinos,
qué gloria de puños alzados contra el barniz cotidiano.

Un río es el alma del agua,
en su interior solo hay silencio de hojas arrastradas,
otoño fugaz, fiebre líquida en el relumbre del atardecer.

Ya se ha ido la luz de tu piel y tus ojos son sombra.
Las palabras se escriben en diarios ocultos,
ningún país es tu país,
todos los barcos van hacia el norte
y no regresan.

A veces el recuerdo nos salva de nosotros,
de la corriente de este río que se agota en su ramaje de estuario,
en su palidez salina.

Buen poema Ramón, en esta alegoría bellamente expuesta en sus permanentes metáforas y expresiones poéticas
hay que estar ahí
no se puede entrar en desmotivación, desaliento, aburrimiento...
siempre hay que dejar al menos la estela (y sabemos que termina desapareciendo), pero...
un fuerte abrazo compañero
salud!
suerte y sé feliz
cuídate mucho

Ir a contracorriente cuesta luces y demasiado. El curso nunca para hasta que llega a su destino. Me gustó mucho Ramón. Gracias por compartirlo.

Un abrazo.

Una patria de agua, como una madre liquida donde los rumbos se ahogan.

"Qué ilusión de cuerpos,
qué marejada de olas en los labios,
qué ansia por conocer la guarida salvaje de todos los felinos,
qué gloria de puños alzados contra el barniz cotidiano"

Se me había ido esta muestra más de lo joyero de tu poesía.

Todo un placer de lectura, amigo Ramón.

Abrazos y salud.