Editorial Alaire

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Lejos de esta lluvia, lejos,
lejos queda lo que dijimos,
más aún lo no dicho. Más aún
el dolor de saber que todo acontece
de la misma manera.

En esta misma milagrosa lluvia
que hoy refresca el bochorno
están todas las lluvias.
En los días de las tinieblas
y en los de la luz
están todos los días,
como el dolor en el placer,
y en el anverso se halla su reverso.

Son los lugares de la tarde,
de todas las tardes,
cielos con resortes ocultos
por los que huyen los pájaros.

La existencia es lo que el ojo no comprende,
el sentido que no encontramos,
aunque, sin saber nada, lentamente viajemos
hacia una próxima estación.

Doy gracias. Gracias por ser,
por ser y por estar aquí,
testigo inerte de la ceremonia
de este paisaje que muta y muta
y permanece inmóvil.

Doy gracias.
Gracias por esta música
de afligida celebración
y de misericordia
tan cercana a esta lluvia.

Me has emocionado, Enrique; no puedo negar que tus poemas me parecen alta orfebrería. En este, la lluvia lo correlaciona todo, lo amansa y lo sacude a la vez. Parece la misma, pero (y sin que podamos evitarlo) trae gotas mixtas, veteranas, conciliadoras y lúcidas.

También me ha gustado el color de la tinta. Un acierto llegar a tu obra.

Salud, felicidad y un abrazo hasta allí.

Tan bello como interesante trabajo, amigo Enrique.
Felicidades.
Abrazos.

"Son los lugares de la tarde,
de todas las tardes,
cielos con resortes ocultos
por los que huyen los pájaros"

Todo él es hermosísimo, Enrique, pero estos me parecen evocadoramente impagables.

Un placer de lectura, viejo amigo.

Abrazos y salud.

Enrique


Un poema bien estructurado
que sigue un hilo
de principio al final...
te felicito


Un abrazo fuerte, querido amigo


feliz día

enrique sanmol escribió:

Tarde de tormenta,
escuchando a Max Richter y Mari Samuelsen.

Lejos de esta lluvia, lejos,
lejos queda lo que dijimos,
más aún lo no dicho. Más aún
el dolor de saber que todo acontece
de la misma manera.

En esta misma milagrosa lluvia
que hoy refresca el bochorno
están todas las lluvias.
En los días de las tinieblas
y en los de la luz
están todos los días,
como el dolor en el placer,
y en el anverso se halla su reverso.

Son los lugares de la tarde,
de todas las tardes,
cielos con resortes ocultos
por los que huyen los pájaros.

La existencia es lo que el ojo no comprende,
el sentido que no encontramos,
aunque, sin saber nada, lentamente viajemos
hacia una próxima estación.

Doy gracias. Gracias por ser,
por ser y por estar aquí,
testigo inerte de la ceremonia
de este paisaje que muta y muta
y permanece inmóvil.

Doy gracias.
Gracias por esta música
de afligida celebración
y de misericordia
tan cercana a esta lluvia.

Muy buen poema Enrique, en tu sentimiento de "lluvia, y luz" haciendo música
Un fuerte abrazo Poeta
salud!
suerte
y sé feliz
cuídate mucho

Es de bien nacido ser agradecido. Hermoso poema digno de aplausos.

Qué hermosos sentimientos desprenden tus versos y emocionan. Me gustó mucho el poema.
Abrazos
Pilar

Hallie Hernández Alfaro escribió:Me has emocionado, Enrique; no puedo negar que tus poemas me parecen alta orfebrería. En este, la lluvia lo correlaciona todo, lo amansa y lo sacude a la vez. Parece la misma, pero (y sin que podamos evitarlo) trae gotas mixtas, veteranas, conciliadoras y lúcidas.

También me ha gustado el color de la tinta. Un acierto llegar a tu obra.

Salud, felicidad y un abrazo hasta allí.

Gracias por estar ahí, Hallie, con tu gran sensibilidad...

Voy a intentar colgar el enlace a la música que inspiró esas letras.




Un cordial saludo