El bautismo
Publicado: Mar, 14 Jul 2020 16:30
EL BAUTISMO
A Emanuel Salvador Aristy
y a mi autor El Divino.
Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable,
y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
ISAIAS 43: 4
I
Sosúa me llama y he acudido,
en su dorado borde de áspera arena
rodean almendros de color caribe.
Es una situación inesperada,
las amenazas del mar me mantuvieron en secreto,
me confundieron,
me hicieron la burbuja en la boca del sapo
en un cuento infantil irrepetible.
Para asumir mi identidad,
hay un encuentro irremediablemente sombrío;
kiasmos,
paredes reforzadas con esfinges que guardan
el oro inservible de esta tarde
me aguardan para desatar mi destino.
Ese es el llamado de las corrientes de Sosúa,
su canción de muerte bajo un cielo llameante,
un uroboro de principio a fin
que toma su propio veneno para llegar al círculo
de mi flor dura,
de la primavera que llueve sin tregua en diminutos pixels.
Terriblemente
cuantificante.
II
Hay otra tarde opaca e insondable que corre hacia mi
como una jauría tropezando entre perlas,
aullando los gusanos de mi nombre,
aquí estoy, Sosúa , chibchas que viajan irisando la brisa,
Puerto Plata,
cogida por los pies por tu resaca,
bajo tu luna de queso y de judíos,
mi autor, con un solo verso, me rescata!
E. R. Aristy
A Emanuel Salvador Aristy
y a mi autor El Divino.
Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable,
y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
ISAIAS 43: 4
I
Sosúa me llama y he acudido,
en su dorado borde de áspera arena
rodean almendros de color caribe.
Es una situación inesperada,
las amenazas del mar me mantuvieron en secreto,
me confundieron,
me hicieron la burbuja en la boca del sapo
en un cuento infantil irrepetible.
Para asumir mi identidad,
hay un encuentro irremediablemente sombrío;
kiasmos,
paredes reforzadas con esfinges que guardan
el oro inservible de esta tarde
me aguardan para desatar mi destino.
Ese es el llamado de las corrientes de Sosúa,
su canción de muerte bajo un cielo llameante,
un uroboro de principio a fin
que toma su propio veneno para llegar al círculo
de mi flor dura,
de la primavera que llueve sin tregua en diminutos pixels.
Terriblemente
cuantificante.
II
Hay otra tarde opaca e insondable que corre hacia mi
como una jauría tropezando entre perlas,
aullando los gusanos de mi nombre,
aquí estoy, Sosúa , chibchas que viajan irisando la brisa,
Puerto Plata,
cogida por los pies por tu resaca,
bajo tu luna de queso y de judíos,
mi autor, con un solo verso, me rescata!
E. R. Aristy