Editorial Alaire

El agua relamía el último candor,
o quizás el primero, del relámpago,
así como besaba su fuego sin ceniza,
así como cargaba mar adentro,
la fluctuación del sumum del espejo:
La desesperación por conocerse.

Actuó como un nido,
donde todas las crías eran madres.

Actuó como el hombre,
cuando todos los besos son iguales.

Sus partes más extremas son también las más frágiles,
tan todopoderoso como inocuo,
le perdió para siempre la faz de este planeta.

Arriba con este trabajo tan bello como interesante, amigo Ricardo.
Abrazos.

Me ha parecido muy interesante el juego de los opuestos. Sensibilidad pura y dura. Cuesta conocerse si el mundo del prota se divide en piezas de puzzle.
Te felicito.
Un abrazo.

Ricardo López Castro escribió:El agua relamía el último candor,
o quizás el primero, del relámpago,
así como besaba su fuego sin ceniza,
así como cargaba mar adentro,
la fluctuación del sumum del espejo:
La desesperación por conocerse.

Actuó como un nido,
donde todas las crías eran madres.

Actuó como el hombre,
cuando todos los besos son iguales.

Sus partes más extremas son también las más frágiles,
tan todopoderoso como inocuo,
le perdió para siempre la faz de este planeta.

Interesante, para pensar y descubrir el misterio
me gusta...


Un abrazo fuerte, tocayo

Cuídate

Gracias miles amig@s.
Por vuestros comentarios.
Abrazos y felicidad.

Uno de esos poemas que hacen trabajar al lector dada la estrategia empleada por el autor; ello demuestra una lúcida y cultivada mente poética.
Enhorabuena.