Editorial Alaire

...

En ocasiones sucede y lloro
ante la belleza singular. En otras ocasiones
solo sonrío porque no logro comprenderla.

Comprendo la belleza común del trigo rojo
mareado por el viento, espiga sobre espiga.
El ciprés vigilante.
Un nido.
Un niño.
El prado y el azul.
El recreo de las palabras y la fatiga de la luz
entre el acuoso gris del mármol en la lluvia.

En ocasiones logro comprender lo singular.
La belleza del alma en el sentir del ausente,
las manos que como aire de seda acarician
la frente febril, lo no dicho que una mirada
refleja bajo el tacto cálido de la piel amada.
Incluso comprendo
los puntos ciegos sobre un mapa en blanco.

Pero no consigo llegar a comprender
los estados del sol en tus pupilas,
el aroma de tu nuca, ni tampoco
la longitud de tu sombra en la hierba.
Entonces, sonrío sin que me veas
y me oculto hasta desaparecer en mí.

...

Ignacio Mincholed escribió:...

En ocasiones sucede y lloro
ante la belleza singular. En otras ocasiones
solo sonrío porque no logro comprenderla.

Comprendo la belleza común del trigo rojo
mareado por el viento, espiga sobre espiga.
El ciprés vigilante.
Un nido.
Un niño.
El prado y el azul.
El recreo de las palabras y la fatiga de la luz
entre el acuoso gris del mármol en la lluvia.

En ocasiones logro comprender lo singular.
La belleza del alma en el sentir del ausente,
las manos que como aire de seda acarician
la frente febril, lo no dicho que una mirada
refleja bajo el tacto cálido de la piel amada.
Incluso comprendo
los puntos ciegos sobre un mapa en blanco.

Pero no consigo llegar a comprender
los estados del sol en tus pupilas,
el aroma de tu nuca, ni tampoco
la longitud de tu sombra en la hierba.
Entonces, sonrío sin que me veas
y me oculto hasta desaparecer en mí.

...

Ignacio


Me encantó tu poesía
y sí conseguí comprender por qué....


Te felicito

Un abrazo fuerte, amigo

Ignacio Mincholed escribió:...

En ocasiones sucede y lloro
ante la belleza singular. En otras ocasiones
solo sonrío porque no logro comprenderla.

Comprendo la belleza común del trigo rojo
mareado por el viento, espiga sobre espiga.
El ciprés vigilante.
Un nido.
Un niño.
El prado y el azul.
El recreo de las palabras y la fatiga de la luz
entre el acuoso gris del mármol en la lluvia.

En ocasiones logro comprender lo singular.
La belleza del alma en el sentir del ausente,
las manos que como aire de seda acarician
la frente febril, lo no dicho que una mirada
refleja bajo el tacto cálido de la piel amada.
Incluso comprendo
los puntos ciegos sobre un mapa en blanco.

Pero no consigo llegar a comprender
los estados del sol en tus pupilas,
el aroma de tu nuca, ni tampoco
la longitud de tu sombra en la hierba.
Entonces, sonrío sin que me veas
y me oculto hasta desaparecer en mí.

...

Buen poema demostrando las ocasiones que se viven en los versos.
Abrazos y felicidades,

Simon

Esas ocasiones nos llevan a la felicidad, también se refleja, a veces, con dificultad cuando resulta difícil llegar a aquello que amamos. Buen poema que me ha encantado leer,
Abrazos
Pilar

"Pero no consigo llegar a comprender
los estados del sol en tus pupilas,
el aroma de tu nuca, ni tampoco
la longitud de tu sombra en la hierba.
Entonces, sonrío sin que me veas
y me oculto hasta desaparecer en mí"

Sin duda alguna uno de los poemas más intensamente líricos, más bellos que he leído.

Mis felicitaciones, amigo Ignacio.

Abrazos y salud.

Ricardo Serna G escribió:

Ignacio Mincholed escribió:...

En ocasiones sucede y lloro
ante la belleza singular. En otras ocasiones
solo sonrío porque no logro comprenderla.

Comprendo la belleza común del trigo rojo
mareado por el viento, espiga sobre espiga.
El ciprés vigilante.
Un nido.
Un niño.
El prado y el azul.
El recreo de las palabras y la fatiga de la luz
entre el acuoso gris del mármol en la lluvia.

En ocasiones logro comprender lo singular.
La belleza del alma en el sentir del ausente,
las manos que como aire de seda acarician
la frente febril, lo no dicho que una mirada
refleja bajo el tacto cálido de la piel amada.
Incluso comprendo
los puntos ciegos sobre un mapa en blanco.

Pero no consigo llegar a comprender
los estados del sol en tus pupilas,
el aroma de tu nuca, ni tampoco
la longitud de tu sombra en la hierba.
Entonces, sonrío sin que me veas
y me oculto hasta desaparecer en mí.

...

Ignacio


Me encantó tu poesía
y sí conseguí comprender por qué....


Te felicito

Un abrazo fuerte, amigo

Saludos Ricardo, me alegra poder leerte de nuevo.

Gracias por la nota y un abrazo.
Ignacio

Ignacio,

coincido con la valoración de Ferreiro. Yo creo que es el mejor poema que te he leído. A tu habitual tono sosegado, sin aspavientos, has añadido una intensidad lírica de gran belleza, con inventos de gran mérito, para mi gusto, como estos:

entre el acuoso gris del mármol en la lluvia.

la longitud de tu sombra en la hierba.

y me oculto hasta desaparecer en mí.

A mí me ha gustado mucho.

Abrazos.

Como dice Hallie: un poema para la ovación. Ha despertado en mi la voluntad para festejar, para aplaudir un trabajo que lo veo muy cerca de la perfección. Emocionante, amigo.

Un abrazo.
Óscar

Simon Abadia escribió:

Ignacio Mincholed escribió:...

En ocasiones sucede y lloro
ante la belleza singular. En otras ocasiones
solo sonrío porque no logro comprenderla.

Comprendo la belleza común del trigo rojo
mareado por el viento, espiga sobre espiga.
El ciprés vigilante.
Un nido.
Un niño.
El prado y el azul.
El recreo de las palabras y la fatiga de la luz
entre el acuoso gris del mármol en la lluvia.

En ocasiones logro comprender lo singular.
La belleza del alma en el sentir del ausente,
las manos que como aire de seda acarician
la frente febril, lo no dicho que una mirada
refleja bajo el tacto cálido de la piel amada.
Incluso comprendo
los puntos ciegos sobre un mapa en blanco.

Pero no consigo llegar a comprender
los estados del sol en tus pupilas,
el aroma de tu nuca, ni tampoco
la longitud de tu sombra en la hierba.
Entonces, sonrío sin que me veas
y me oculto hasta desaparecer en mí.

...

Buen poema demostrando las ocasiones que se viven en los versos.
Abrazos y felicidades,

Simon

Gracias Simon, me alegra tu nota. Un abrazo.
Ignacio

Ignacio Mincholed escribió:...

En ocasiones sucede y lloro
ante la belleza singular. En otras ocasiones
solo sonrío porque no logro comprenderla.

Comprendo la belleza común del trigo rojo
mareado por el viento, espiga sobre espiga.
El ciprés vigilante.
Un nido.
Un niño.
El prado y el azul.
El recreo de las palabras y la fatiga de la luz
entre el acuoso gris del mármol en la lluvia.

En ocasiones logro comprender lo singular.
La belleza del alma en el sentir del ausente,
las manos que como aire de seda acarician
la frente febril, lo no dicho que una mirada
refleja bajo el tacto cálido de la piel amada.
Incluso comprendo
los puntos ciegos sobre un mapa en blanco.

Pero no consigo llegar a comprender
los estados del sol en tus pupilas,
el aroma de tu nuca, ni tampoco
la longitud de tu sombra en la hierba.
Entonces, sonrío sin que me veas
y me oculto hasta desaparecer en mí.

...

Me ha gustado todo el poema, quisiera destacar los dos últimos versos "Entonces, sonrío sin que me veas
y me oculto hasta desaparecer en mí." que quiero relacionar, con tu permiso, con "me cuco el cuco y ahora puedo yo cantar delante de ti oculto" que salieron un día por estas fechas. Siempre un placer leerte, Ignacio. Un abrazo

Sube para deleite de todos.

Abrazo y felicidad.

Simplemente precioso el poema.
No todo se llega a comprender. Existen los misterios y la magia, las presencias, las ausencias, y esa física y química latente que espera su ocasión.
No destaco ningún verso porque fue el conjunto el mayor poético acierto.
Un saludo, Ignacio.