Editorial Alaire

Noche
(dedicado a ti, pero no estabas escuchándome)


En medio de un crepúsculo de porcelana azul
y ebúrneas sombras, quedan atrás
mis viejas galas, unas lunas sobre un atril
y balcones abiertos al sereno.
La noche sabe de mis años de penumbra
y yo sé de la hondura de su llanto.
Con su desvaído gabán,
hoy parece aún más triste.
Cansada de esperarme, se deshace
tierra adentro como la dulce savia
que hiere con un beso y luego se desnuda
en ecos que en sí mismos se consumen.
Sobre mi sosegada sangre, a mis espaldas se va derrumbando
como un corazón que apenas carga con su peso,
que apenas se sostiene en el póstumo latido
de algún poema o en la lejanía
de dos cuerpos juntos y ahora proscritos
que han olvidado hendir su huella.
Noche, clepsidra de agua perezosa,
iría de tu mano si solo alcanzases a oírme.

Ramón Castro Méndez escribió:Noche
(dedicado a ti, pero no estabas escuchándome)


En medio de un crepúsculo de porcelana azul
y ebúrneas sombras, quedan atrás
mis viejas galas, unas lunas sobre un atril
y balcones abiertos al sereno.
La noche sabe de mis años de penumbra
y yo sé de la hondura de su llanto.
Con su desvaído gabán,
hoy parece aún más triste.
Cansada de esperarme, se deshace
tierra adentro como la dulce savia
que hiere con un beso y luego se desnuda
en ecos que en sí mismos se consumen.
Sobre mi sosegada sangre, a mis espaldas se va derrumbando
como un corazón que apenas carga con su peso,
que apenas se sostiene en el póstumo latido
de algún poema o en la lejanía
de dos cuerpos juntos y ahora proscritos
que han olvidado hendir su huella.
Noche, clepsidra de agua perezosa,
iría de tu mano si solo alcanzases a oírme.

El condicional es un tiempo que habla de improbables, y pensar cuántas veces recurrimos a él para expresar lo que nos unge.
Precioso, un gusto leerte, saludos, Luna.-

Ramón Castro Méndez escribió:Noche
(dedicado a ti, pero no estabas escuchándome)


En medio de un crepúsculo de porcelana azul
y ebúrneas sombras, quedan atrás
mis viejas galas, unas lunas sobre un atril
y balcones abiertos al sereno.
La noche sabe de mis años de penumbra
y yo sé de la hondura de su llanto.
Con su desvaído gabán,
hoy parece aún más triste.
Cansada de esperarme, se deshace
tierra adentro como la dulce savia
que hiere con un beso y luego se desnuda
en ecos que en sí mismos se consumen.
Sobre mi sosegada sangre, a mis espaldas se va derrumbando
como un corazón que apenas carga con su peso,
que apenas se sostiene en el póstumo latido
de algún poema o en la lejanía
de dos cuerpos juntos y ahora proscritos
que han olvidado hendir su huella.
Noche, clepsidra de agua perezosa,
iría de tu mano si solo alcanzases a oírme.

Amigo


Hermoso poema, donde el pensamiento
se alcanza a sentir cerca...


te felicito


un abrazo fuerte

Muy bueno.
Magníficos algunos versos.
Te felicito.
Abrazos y felicidad, amigo mío.

Mi más sincera felicitación por este poema prueba de tu magistral forma de trabajar las letras.
Salud.

Siempre me emocionan tus poemas, éste seduce por el lirismo y sentimiento. Hay versos muy buenos, y te felicito por ello.
Abrazos
Pilar

Muy buen poema, Ramón. Hay versos que me impactaron. Un placer leerlo.

La noche sabe de mis años de penumbra
y yo sé de la hondura de su llanto.

Un abrazo.

Ramón,

a mí me gusta el poema. Tiene un aire romántico que sabes trasmitir potentemente, con detalles modernistas, como el punto de vista de la noche, ebúrneas sombras, la clepsidra, etc. Creo que estás consiguiendo poemas muy trabajados, de gran mérito.

A mí me gustan.
Abrazos, paisano.

Luna de Nos escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:Noche
(dedicado a ti, pero no estabas escuchándome)


En medio de un crepúsculo de porcelana azul
y ebúrneas sombras, quedan atrás
mis viejas galas, unas lunas sobre un atril
y balcones abiertos al sereno.
La noche sabe de mis años de penumbra
y yo sé de la hondura de su llanto.
Con su desvaído gabán,
hoy parece aún más triste.
Cansada de esperarme, se deshace
tierra adentro como la dulce savia
que hiere con un beso y luego se desnuda
en ecos que en sí mismos se consumen.
Sobre mi sosegada sangre, a mis espaldas se va derrumbando
como un corazón que apenas carga con su peso,
que apenas se sostiene en el póstumo latido
de algún poema o en la lejanía
de dos cuerpos juntos y ahora proscritos
que han olvidado hendir su huella.
Noche, clepsidra de agua perezosa,
iría de tu mano si solo alcanzases a oírme.

El condicional es un tiempo que habla de improbables, y pensar cuántas veces recurrimos a él para expresar lo que nos unge.
Precioso, un gusto leerte, saludos, Luna.-

Muchas gracias, Luna, por acercarte hasta mis letras y obsequiarme con tu apreciado comentario.

Un afectuoso abrazo.

Estimados compañeros Ricardo Serna, Ricardo López Castro, Antonio, Pilar, Gustavo y Pablo
os agradezco vuestro paso y atentos comentarios.

Un fuerte abrazo.

Hermoso e interesante trabajo, amigo Ramón.
Abrazos.

Ramón Castro Méndez escribió:Noche
(dedicado a ti, pero no estabas escuchándome)


En medio de un crepúsculo de porcelana azul
y ebúrneas sombras, quedan atrás
mis viejas galas, unas lunas sobre un atril
y balcones abiertos al sereno.
La noche sabe de mis años de penumbra
y yo sé de la hondura de su llanto.
Con su desvaído gabán,
hoy parece aún más triste.
Cansada de esperarme, se deshace
tierra adentro como la dulce savia
que hiere con un beso y luego se desnuda
en ecos que en sí mismos se consumen.
Sobre mi sosegada sangre, a mis espaldas se va derrumbando
como un corazón que apenas carga con su peso,
que apenas se sostiene en el póstumo latido
de algún poema o en la lejanía
de dos cuerpos juntos y ahora proscritos
que han olvidado hendir su huella.
Noche, clepsidra de agua perezosa,
iría de tu mano si solo alcanzases a oírme.

Gran poema lírico y de gran calidad literaria.
Me encanta cómo todo lo que haces.
Un abrazo.

Rafel Calle escribió:Hermoso e interesante trabajo, amigo Ramón.
Abrazos.

Muchas gracias, Rafel, por acercarte hasta mis letras.

Un fuerte abrazo.

Silvia Savall escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:Noche
(dedicado a ti, pero no estabas escuchándome)


En medio de un crepúsculo de porcelana azul
y ebúrneas sombras, quedan atrás
mis viejas galas, unas lunas sobre un atril
y balcones abiertos al sereno.
La noche sabe de mis años de penumbra
y yo sé de la hondura de su llanto.
Con su desvaído gabán,
hoy parece aún más triste.
Cansada de esperarme, se deshace
tierra adentro como la dulce savia
que hiere con un beso y luego se desnuda
en ecos que en sí mismos se consumen.
Sobre mi sosegada sangre, a mis espaldas se va derrumbando
como un corazón que apenas carga con su peso,
que apenas se sostiene en el póstumo latido
de algún poema o en la lejanía
de dos cuerpos juntos y ahora proscritos
que han olvidado hendir su huella.
Noche, clepsidra de agua perezosa,
iría de tu mano si solo alcanzases a oírme.

Gran poema lírico y de gran calidad literaria.
Me encanta cómo todo lo que haces.
Un abrazo.

Muchas gracias, querida Silvia, por tus siempre generosas y alentadoras palabras.

Un afectuoso abrazo.